Punto de Fuga
Internacional

"Nos jugamos que la Amazonía exista o no"

La ambientalista brasileña Rose Figueira ve con esperanza la posibilidad de librarse de Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones de este domingo en Brasil

La Amazonía en juego

Las encuestas aportan resultados ajustados en vísperas de la segunda vuelta de las elecciones en Brasil. Más allá del futuro político del país, está en juego el futuro de ecosistemas clave para el planeta.

Rose Figueira, ambientalista brasileña de la Asociación Cultural Brasileira Maloka, vive esta segunda vuelta “con mucha emoción y esperanza”, asegura, por la posibilidad de “librarse de un presidente machista, misógino, anti indígena y anti naturaleza”.

Aunque no se confía. Jair Bolsonaro cuenta aún con una mayoría en el Congreso y el Senado, y tiene el apoyo de un porcentaje importante de la población brasileña. “Fácil no va a ser, pero si Bolsonaro sigue en Brasil como presidente ya es la destrucción”, dice. Lo que nos jugamos es “que la Amazonía pueda seguir existiendo o no”, subraya. Porque “la Amazonía y los otros biomas naturales: el Cerrado, el Pantanal y la Mata Atlántica, que necesitan el uno del otro para su ecosistema, han sido destruidos con la política de Bolsonaro”.

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Los índices del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) que monitorea la evolución de la deforestación y devastación de los ecosistemas, señalan que la deforestación aumentó en 10.000 kilómetros cuadrados entre 2012 y 2019 con Bolsonaro en el poder. En abril de 2022 la deforestación de la Amazonía brasileña superó por primera vez el récord absoluto de 1.000 kilómetros cuadrados.

“Con Bolsonaro hubo un aumento del 73% de la deforestación”. denuncia la ambientalista. Lo ha hecho con sus políticas “enfocadas a privilegiar el agronegocio y el extractivismo, desmantelando los órganos protectores la naturaleza” como el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y el Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad. Así, dice, se ponen grandes trabas para multar a los infractores.

El propio ministro de Medio Ambiente Ricardo Salles se vio obligado a dimitir por los procesos judiciales abiertos contra él por complicidad en el contrabando de madera. Eso no ha impedido que haya sido elegido como diputado en el Congreso.

Rose Figueira recuerda que los focos de incendio que hemos visto en la Amazonía en 2019 fueron provocados. “La propia gente del agronegocio, que es la que apoya a Bolsonaro, lo ha llamado el Día del Fuego y lo ha anunciado incluso en redes sociales”. Todas esas tierras quemadas hoy sirven de pasto para el ganado y para la exportación de carne a Europa.

Los guardianes de la naturaleza son los pueblos indígenas, y contra ellos Bolsonaro tampoco ha escatimado en daños. Ha desmantelado la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) colocando un presidente abiertamente anti indigenista y han aumentado los asesinatos de lideresas indígenas y defensores de la naturaleza.

Estos pueblos indígenas “son solo el 4% de la población mundial, pero mantienen el 80% del ecosistema de la biodiversidad”, asegura Figueira. “La propia Organización Mundial de la Salud ha dicho que el 70% de las pandemias se deben a la destrucción de la naturaleza, o sea que, o tomamos esto muy en serio o no va a haber futuro para el planeta. Por eso es muy importante que Bolsonaro no esté y combatir ese tipo de política”, insiste.

La ambientalista señala la responsabilidad de empresas como Burger King por su venta de carne procedente de tierras protegidas o el Banco Santander por su financiación del agronegocio en Brasil. Y también apunta a Europa y a acuerdos como el UE-Mercosur que, dice, “lo que hacen es deforestar todavía más estos ecosistemas”.

El lado positivo, se consuela, es que la articulación de los pueblos indígenas de Brasil por primera vez ha lanzado candidaturas a las elecciones. Dos líderes indígenas fueron elegidas diputadas en el Congreso en la primera vuelta del 2 de octubre.