Jaén: esclavos de un olivar sin agua
Las altas temperaturas de mayo y la sequía han acabado con el 70% de la producción de aceite de oliva en Jaén, el principal sustento económico de la provincia
Jaén: esclavos de un olivar sin agua
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Jaén
Dicen que es un mar de olivos porque hay más de 66 millones de árboles en Jaén. Este año, sin embargo, el mar está seco. Las altas temperaturas de mayo y las pocas lluvias que llegaron después han acabado con el 70% de la producción de aceite de oliva en la provincia. Una tierra donde el olivo es casi el único recurso económico de la zona, y en la que se produce más de la mitad del aceite de oliva de toda España. Una tierra fértil que se está quedando seca.
El problema, analizan ahora en Jaén, es haber apostado por el monocultivo del olivo de una sola variedad: la picual, un tipo de aceituna de la que se extrae de forma tradicional uno de los mejores aceites de oliva del mundo. Pero no se trata solamente de una cuestión económica, el olivo tiene también en la provincia un componente emocional muy fuerte para miles de familias en Jaén, que han crecido rodeados de un paisaje bañado por estos árboles. "Aquí es muy común que la gente tenga su actividad principal y la agricultura colabore con la mejora de la economía de la familia a tener mejor nivel de vida, quien más quien menos tiene sus pocos olivos", explica María del Carmen Gámez, ingeniera de la Cooperativa Ciudad de Jaén.
Habiendo asumido que la cosecha de este año está perdida, los agricultores miran al cielo esperando que las pocas lluvias de otoño no comprometan la campaña del próximo año. "El agua de hoy son las aceitunas de mañana", dice la ingeniera, que sugiere apostar por plantar distintas variedades de olivos en una misma finca para que la floración no sea al mismo tiempo en todos los casos. Además, propone, deberían utilizarse materiales que retengan mejor el agua en el suelo o simplemente utilizar mejor todos los subproductos derivados de la aceituna.
Pero para todo ello hace falta inversión, y para los productores de aceite se trata de una apuesta demasiado arriesgada. Una generación, por cierto, que se ve cada vez más sola en el cuidado del olivar. Con un futuro tan poco prometedor, los hijos de quienes hoy sufren la sequía en sus tierras ya no quieren dedicarse al oficio familiar. Los más jóvenes estudian una carrera y se van a trabajar fuera de la provincia en busca de nuevas oportunidades. "Esto va a ser un desierto. Sin agua y sin gente", augura emocionado el agricultor Ángel Carrascosa.
Todos los huevos en una misma cesta
Aunque los vecinos de Jaén no recuerdan una sequía como la de ahora en las últimas décadas, este es un problema que viene de largo. Ya en mayo de 1982 el diario EL PAÍS publicaba un reportaje donde se hablaba de "la esclavitud del monocultivo" y se preocupaban por el paro y la emigración de los agricultores hacia otras zonas de España por culpa del cierre de muchas industria de la provincia. En Linares y La Carolina, por ejemplo, ya tenían entonces una de las tasas de paro más grandes de España después de que cerraran los pozos mineros donde extraían plomo. Lo mismo en Sierra Mágina, donde cientos de familias vivían de la industria maderera y la confección de prendas de ropa para Mango y Zara. Hoy, solo quedan olivos sin agua.
Valentina Rojo Squadroni
Uruguaya de nacimiento, catalana de adopción y madrileña de acogida. Es redactora de 'A vivir que son...