"Hay administradores que están cogiendo bajas por ansiedad": el dilema de qué hacer con la calefacción este año va más allá
Desde hace semanas, se suceden las reuniones de vecinos para decidir cómo ahorrar en energía en los próximos meses y en las administraciones de fincas perciben cómo "la sociedad se está tensando"
Madrid
Se acerca el momento de encender la calefacción y la incertidumbre de a cuánto ascenderá este invierno la factura de gas comienza a inquietar. "Nos dan unas horquillas de precio muy amplias, desde 7 céntimos por kilovatio hora a 30 euros. Si vale 7 céntimos tendremos un problema pero si vale 30 tendremos un problema muchísimo mayor", señala Peio Mendia, tesorero del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas (CGCAFE), que recuerda que antes de que el gas comenzara su escalada, había comunidades que pagaban alrededor a 3 céntimos.
Desde hace dos semanas las comunidades de vecinos con calderas centralizadas de gas natural pueden solicitar el cambio a una nueva tarifa regulada (TUR) que limitará incremento trimestral de los precios, como ocurre ahora con las tarifas reguladas existentes. Gracias a esa tarifa, este invierno no se pagará a más de 8 ó 9 céntimos el kilovatio y, aunque sigue siendo caro, hace que se reduzca a más de la mitad de lo que los usuarios pagaría con las condiciones de mercado actuales. Pero hay un pero a esta medida: solo pueden acogerse a esa tarifa aquellas comunidades que dispongan de contadores individuales de calefacción antes del 30 de septiembre de 2023 y, actualmente, solo un 25% del total de 1,6 millones de viviendas con calefacción comunitaria de toda España cuentan con ellos.
El 75% de las comunidades restantes se enfrenta un mercado libre con precios inciertos y muy altos, y el nerviosismo se empieza a palpar. Las administraciones de fincas están desbordadas que, entre otras cuestiones, suman ahora la avalancha de convocatorias de reuniones de vecinos que buscan in extremis la forma de ahorrar: "En un primer momento se tuvo que hacer frente a las obras que necesitaban las comunidades debido a que durante el tiempo de COVID no se pudieron hacer, después nos ha venido un IPC altísimo, la subida de la electricidad que ha sido de más un 100%, las rehabilitaciones por el tema del Next Generation y ahora cómo se ha disparado el precio del gas, ha creado una crispación y un exceso de trabajo tanto en comunidades de vecinos como a los administradores de fincas. Estamos teniendo un exceso de asambleas, se nota que la sociedad se está tensando, en nuestro trabajo lo palmamos en seguida", relata Mendia, que reconoce que "hay despachos que lo están pasando mal": "Hay trabajadores que están teniendo que coger bajas por ansiedad o incluso que han dejado la profesión".
"En julio todavía debíamos 7.000 euros"
En una inmobiliaria del madrileño barrio de Chamberí también perciben esa intranquilidad de la sociedad y ahora están celebrando unas 6 reuniones de vecinos a la semana: "Llaman muchas personas preguntando qué va a pasar con su consumo pero les decimos que hay que esperar, nadie sabe bien lo que va a pasar". Por las manos de Peio Mendia han pasado cuotas de comunidades de vecinos 5 veces más altas que hace 2 años. En el edificio de Pilar García, además, se unen unas obras y ahora están pagando el doble de cuota. Todavía están pagando el gas del año pasado: "En julio aún debíamos 7.000 euros". Se reunieron hace unos días y tomaron una decisión de cara a este verano: "Hemos bajado temperatura a 19º y hemos pasado de 12 horas encendida a siete, de 16:00 a 23:00 horas. Si en diciembre, cuando nos reunamos de nuevo, se ha disparado la factura bajaremos a 5 horas".
Esa reunión de vecinos —como casi todas— no fue fácil. "Se requiere una mayoría simple en asamblea pero llegar a un acuerdo es conflictivo y complicado. Hay personas que están mucho tiempo en casa, otras que casi no están, personas que trabajan a turnos, otros con horarios estables... Suele pesar más si hay niños o personas mayores en la comunidad para decidir si se pone más la calefacción o menos", apunta Mendia. A las edades se suma la particularidad de cada vivienda. No es lo mismo vivir en las primeras plantas que en las últimas ni en una casa soleada a una de interior sombría: "Mi vecina del 8º es la que más coeficiente tiene y la que más paga de la comunidad todos los inviernos pasa frío, porque apenas le llega la calefacción, así que decía que este año, por ella, no la encendería, que se tapaba con mantas o se compraba un calefactor", recuerda Pilar.
"Va a haber un cuello de botella"
En la comunidad de Pilar, además de la decisión sobre las horas y la temperatura, están pidiendo presupuestos para instalar una caldera de aerotermia en la terraza y quitar la de gas. Una decisión a largo plazo que es a lo que tiene que tender cada vivienda. Se acabó estar en manga corta en casa en pleno invierno y, aunque la economía es lo que está empujando a la sociedad a ahorrar energía, el dramático avance del cambio climático debería ser el verdadero motivo de peso.
A corto plazo los vecinos están optando por bajar las temperaturas y acortar horarios pero lo ideal es empezar a plantearse alternativas para el futuro. Desde las asociaciones de administradores de fincas, advierten de otra consecuencia que traerá la sustitución de la calefacción central presente en 1,7 millones de hogares españoles: "Hay válvulas, hay repartidores de costes, pero hay profesionales que cada vez nos está costando más encontrar... albañilería, fontanería, cristalería... oficios de toda la vida que, o bien no están siendo atractivos o no se les ha tratado bien. Así que va a haber un cuello de botella a la hora de buscar gremios que monten estos sistemas", sentencia Peio Mendia.
Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...