La inesperada resistencia demócrata en las elecciones de medio mandato en EEUU
El resultado de las elecciones de mitad de mandato de EEUU no ha deparado la marea republicana que anticipaban algunas encuestas ante la impopularidad del presidente Biden. Los electores han dado muestras de no creer que la vuelta al 'trumpismo' sea la solución
Madrid
En Estados Unidos, históricamente, las elecciones de mitad de mandato ('midterm') casi siempre penalizan al inquilino de la Casa Blanca. Sin embargo, en esta ocasión, Joe Biden ha aguantado bastante mejor de lo esperado incluso por los propios demócratas y a pesar de que es un presidente bastante impopular (41,4% de aprobación, según FiveThirtyEight).
A falta de conocer el resultado definitivo, los demócratas van a perder el control de la Cámara de Representantes -algo que se daba por descontado ya- pero tienen serias opciones de conservar la mayoría en el Senado, y eso es clave. Tener el control de la Cámara Alta permite a Biden, entre otras cosas, seguir nombrando jueces federales, proponer candidatos al Supremo si hubiera una vacante en el Alto Tribunal o tener la garantía de poder parar un eventual proceso de 'impeachment' con el que han amenazado los republicanos cuando tuvieran el control de la Cámara de Representantes. Con mayoría demócrata en el Senado, no hay ninguna opción de que pueda salir adelante.
Hacía 20 años que un presidente norteamericano no resistía de esta manera en unas 'midterm'. El último fue George Bush en 2002, apenas un año después del 11-S y en un contexto de guerra que siempre galvaniza al país tras su comandante en jefe. Biden, a pesar de que EEUU tiene la tasa de inflación más elevada en cuarenta años, ha conseguido impedir la marea roja. Por ejemplo, Bill Clinton perdió 53 escaños en sus primeras elecciones de mitad de mandato. Obama 63. Según las proyecciones de los medios estadounidenses, Biden va a perder sólo una docena -y el control de la cámara, sí- pero sólo una docena, y tiene una alta probabilidad de conservar el Senado. Ni rastro de la anunciada marea roja (en EEUU, el rojo es el color republicano).
Hay algunos datos que explican por qué los demócratas han resistido mejor de lo esperado. Para empezar, el votante demócrata, habitualmente perezoso en las 'midterm', ha acudido en masa a votar. Es verdad que la inflación era el gran asunto de la campaña y el más citado por los encuestados en cada sondeo electoral, pero no era el único asunto. Como predijo Donald Trump, el fallo del Tribunal Supremo contra el derecho al aborto ha sido una mala noticia para los intereses republicanos en estas elecciones porque ha movilizado a las mujeres y a la base demócrata. También las comparecencias sobre el asalto al Capitolio que han tenido lugar en el Congreso en los últimos meses han evidenciado ante la opinión pública estadounidense la amenaza para la democracia que suponen los postulados de Trump y sus seguidores. Y a esto se suma que candidatos aupados por el expresidente en sitios clave han resultado ser un mal cartel electoral que ha perjudicado las opciones republicanas.
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Malas noticias para Trump
Donald Trump pretendía utilizar estas elecciones como trampolín para relanzar su candidatura a la Casa Blanca en 2024. Pero este resultado no es el que esperaba. Anoche mismo, Trump decía que "si los candidatos que él respaldaba (al Senado, a la Cámara de Representantes, a puestos de gobernadores, secretarios de Estado y fiscales generales) ganaban, el mérito sería suyo pero si perdían la culpa no sería suya en absoluto". Algunos negacionistas recalcitrantes han ganado (como J.D. Vance como senador por Ohio) pero otros muchos (como los aspirantes al Senado Mehmet Oz en Pensilvania y Don Bolduc en New Hampshire) han perdido y en bastiones que se consideraban feudos republicanos. Es decir, algunos de los candidatos aupados por Trump han sido un lastre en sitios clave. Según un análisis de The New York Times, el expresidente respaldó a unos 330 candidatos. 210 de ellos han ganado su cita electoral. Y de esos 210 candidatos, 35 han negado abiertamente la victoria electoral de Joe Biden en 2020. El resto, aunque no ha sido tan explícito, sí ha sembrado dudas sobre la limpieza de esas elecciones.
Pero quizá el problema más acuciante para Trump tiene nombre propio: el gobernador republicano de Florida Ron DeSantis, que ha arrasado en su cita electoral. Ridiculizado constantemente por Trump, DeSantis -que no ha ocultado sus aspiraciones presidenciales- ya se erige como su principal rival en unas eventuales primarias republicanas si el expresidente decide finalmente el próximo martes dar el paso de intentar optar a la reelección. Además, abre en el partido republicano el debate de si optar por el candidato más extremista posible o por alguien con un perfil más moderado que pueda atraer más voto y generar menos rechazo.
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Biden y la reelección
El resultado de las 'midterm' también abre incógnitas en el partido demócrata. Aún no se sabe qué va a hacer Biden, si se va a presentar a la reelección o no. Tendrá ya 81 años cuando llegue ese momento y hay muchas voces en el partido que, antes incluso de estas elecciones, sostenían que Trump está perdiendo fuelle y que sería mejor dejar paso a un candidato más joven. Este resultado permite a los demócratas abordar ese debate con más tranquilidad, con menos urgencias porque no parece inevitable la vuelta de Trump, no ya a la Casa Blanca, sino a la candidatura republicana contra la que Biden se había autoerigido como muro de defensa tras su resultado en las elecciones de 2020.
Dicho todo esto, el país sigue muy polarizado. Estados Unidos está partido en dos. Biden no gusta, pero los electores no creen, al menos por ahora, que la vuelta del 'trumpismo' sea la mejor solución.
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Miguel Á. Muñoz Encinas
He trabajado en todos los programas informativos...