¿Pero qué pegamentos son estos?

Galicia

Después de ver ya a unos cuantos activistas aplicarse pegamento en las manos, y fijarlas a los marcos de las grandes obras de arte, me dio por pensar no en las obras, ni siquiera en la emergencia climática sobre la que quieren llamar la atención los activistas al pegarse a los cuadros. Debo de ser tonto porque se me fue el pensamiento al pegamento. ¿Estamos fabricando pegamentos de verdad? ¿Alguien nos está engañando? ¿No debería ser el acto de pegar una maniobra definitiva? Si así fuese, la naturaleza de las protestas adquiriría un nuevo cariz. Los activistas se aplicarían el producto, se adherirían a la obra de arte, y se quedarían pegados para siempre. Vivirían con el cuadro. Comerían, dormirían, follarían, leerían, harían sus necesidades allí. La protesta entraría en una nueva dimensión. Me temo que algunos activistas pedirían que les amputasen las manos, porque el aburrimiento se haría insoportable. Quizás las patéticas escenas conmoverían a las naciones, a las grandes industrias, y paliaríamos los efectos del cambio climático. Y todo gracias a que al fin nos tomamos en serio el pegamento.