"No somos conscientes del 70% de datos que le damos a las empresas": así comercializan con ellos y así lo harán en la sociedad de los datos
El valor de los datos de cada usuario de Internet tiene un precio que oscila entre los 40 y 60 euros al mes
El futuro de nuestros datos
Madrid
Los datos son, sin duda alguna, el oro del siglo XXI. Cada vez que nos registramos en una plataforma, ya sea en una red social como TikTok o en un videojuego como puede ser Fortnite, le estamos ofreciendo un gran número de datos personales a los desarrolladores de los mismos. Y es que, cuando nos creamos una cuenta en una plataforma que a priori parece gratuita, en realidad estamos pagando este servicio con nuestros datos. Spotify sabe si estás escuchando música de pie o sentado porque le hemos dado el permiso de acceder al giroscopio tras aceptar la política de privacidad de la empresa, Apple sabe cómo duermes cada noche cada vez que te acuestas con el Apple Watch y Alexa registra cada una de las órdenes que le has dado durante este último año.
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Las empresas tienen todo tipo de información sobre ti. Desde datos básicos como pueden ser tu nombre completo o tu dirección de correo electrónico hasta otros más complejos como tu ideología, tu patrón del sueño o incluso tu historial médico. Los sistemas de seguimiento están continuamente recolectando información sobre ti cada vez que navegas por Internet y páginas web como Cover Your Tracks te permiten saber en cuestión de segundos los datos que le estás dando a tu navegador por el simple hecho de estar allí.
¿Para qué quieren tus datos?
¿Y para qué quieren todos estos datos? Principalmente para su uso publicitario. Durante estos últimos años, empresas como Facebook han vendido la información de sus millones de usuarios y usuarias a distintas empresas con el objetivo de que estos pudieran llevar a cabo campañas de marketing mucho más eficaces. Pero no solo para eso. En un artículo para The New York Times publicado en 2020, el director de tecnología de Meta, Andrew Bosworth, considera que Facebook fue clave para la victoria de Donald Trump en las elecciones de 2016. No por el hecho de que la plataforma fuera incapaz de hacer frente a la cantidad ingente de desinformación que agitó a la sociedad estadounidense, que también, sino porque el republicano llevó a cabo "la mejor campaña publicitaria digital" de la historia de la plataforma.
En el caso de los videojuegos, pasa algo similar. Así nos lo cuenta la abogada especializada en protección de datos y en la aplicación del derecho a las nuevas tecnologías Paloma Llaneza, quien explica la cantidad ingente de datos que pueden sacar los desarrolladores de cada jugador o jugadora: "La extracción de datos que se produce en un videojuego es espectacular porque te dice muchas cosas. No solo te dice cosas básicas como cuánto tiempo está o cuánta gente mata. Te dice cómo de hábiles son sus manos, si es más hábil con su mano izquierda o con la derecha o incluso su capacidad visual. También generan un mapa de emociones que determinan si esa persona es calmada, impetuosa o paciente". Tal y como explica la abogada, estos mapas emocionales son los que más dinero le dan a las empresas ya que, en un futuro, un banco podría determinar que una persona impulsiva es menos digna de crédito que una persona que sea más calmada por las acciones que pudiera tomar con ese dinero.
Entrevista a Paloma Llaneza
Las empresas saben mucho más sobre nosotros de lo que creemos: "Recogen elementos biométricos. Cuando tú escuchas música en Spotify, si te tomas la molestia de leerte las condiciones legales de la plataforma, podrás ver que la compañía tiene acceso al giroscopio de tu móvil para saber si estás hablando, si estás sentado o si estás de pie. Ellos lo justifican porque en atención a si te estás moviendo y cómo te estás moviendo te pueden ofrecer una determinada música pero esto es, francamente, una excusa como otra cualquiera para poder recoger tus datos biométricos. Del 100% de datos que recoge un dispositivo móvil sobre ti eres consciente de que estás dando un 30% y un 70% no. Y todos son consentidos porque tú has firmado unas condiciones legales". De hecho, la abogada explica que hay diversos estudios que demuestran que los teléfonos transmiten datos incluso cuando están en reposo: "No hace falta ni que interactúes con tu teléfono para que esté contando cosas sobre ti".
El papel de la inteligencia artificial en la sociedad del futuro
La democratización de la inteligencia artificial impulsa a todas estas empresas a querer saber todavía más sobre nosotros, tal y como cuenta Llaneza: "Te pongo un ejemplo. A una niña de tres años le enseñamos una foto de una cebra y una de un caballo y, con solo verlas una vez sabe distinguir la cebra del caballo. Sin embargo, para que una inteligencia artificial aprenda esto necesita 100.000 fotos de cebras y otras 100.000 fotos de caballos en todas las posiciones contra distintos fondos. Es decir, las inteligencias artificiales hacen las cosas que hacen ahora porque es posible entrenarlas... y para eso hacen falta datos. Por eso es tan importante para las tecnológicas recoger nuestros datos, porque con eso entrenan a las inteligencias artificiales".
La inteligencia artificial provocará, por lo tanto, que las empresas necesiten más y más datos sobre nosotros. No solo para aplicaciones tan simpáticas como crear imágenes a partir de descripciones textuales como hacen plataformas como Dall·E 2 o desarrollar el mejor jugador de ajedrez de todos los tiempos, sino para tomar decisiones que puedan incluso marcar el devenir de una persona. ¿Vale la pena gastar los recursos públicos en una persona enferma con pocas posibilidades de sobrevivir? ¿Tiene derecho a una determinada prestación o un determinado crédito en base a lo que ha hecho a lo largo de su vida?
A pesar de que la legislación europea impida que los datos ofrecidos a las distintas empresas puedan tomar este tipo de decisiones, Llaneza nos explica que ya se han comenzado a producir este tipo de situaciones en países como Estados Unidos o Gran Bretaña: "En Estados Unidos, los wearables valen para decidir si le quitas o no prestaciones a una persona de sus seguro médico. En Gran Bretaña, los sensores de los coches inteligentes comparten todo tipo de información con el seguro para mostrarles cómo de agresivo conduce cada persona y en base a eso tomar una decisión". De hecho, la abogada nos cuenta que los coches pueden generar una cantidad de datos tan grande con todo lo que pasa a su alrededor que a los fabricantes les compensa más la recolección de estos datos que el beneficio que le saca a un coche. Un hecho que ha llevado incluso a generar nuevos modelos de negocio.
La ciudades conectadas: un nuevo modelo de negocio
Una reflexión que nos lleva a pensar en las ciudades conectadas y en todo lo que pasará en las mismas. Durante las próximas décadas, las ciudades contarán con un sinfín de sensores que recogerán todo lo que pasa en las calles, tal y como nos cuenta Paloma Llaneza: "Una ciudad inteligente puede saber cuándo alguien está haciendo un uso desmedido de la calefacción y de la luz y tomar medidas al respecto. Desde sancionarle hasta racionarle el uso de la misma". Una vez más, en Estados Unidos se ven las primeras consecuencias de esta tecnología que ha llegado para quedarse: "En Estados Unidos, con la penuria de agua que hay en California, se está trabajando en proyectos que pasan por instalar sensores en las canalizaciones de agua para saber si alguien tira demasiado de la cadena y está haciendo un uso del agua que no es apropiado para sancionarle o limitarle el consumo".
Bajo el punto de vista Javier Oliver, doctorado en Telecomunicaciones y especializado en Inteligencia Artificial el problema no es únicamente la cantidad ingente de datos que necesitarán las empresas sobre nosotros en un futuro cercano. Bajo su punto de vista, el problema real pasa por cómo almacenar todos ellos. En una sociedad cada vez más comprometida con el medio ambiente ante la crisis climática que está por llegar, el hecho de que cada vez se necesiten más servidores para almacenar todos estos datos con todo el daño que hace a nuestro medioambiente es contraproducente. Por esa misma razón, Oliver apuesta por optimizar la recogida de datos y que se haga de tal manera que no sea tan dañino para nuestro medioambiente.
El futuro de la comercialización de los datos
A la hora de hablar acerca de la comercialización de nuestros datos, Javier Oliver nos explica que cada usuario de Internet tiene un valor que oscila a día de hoy entre los 40 y 60 euros al mes. Al hilo de estas declaraciones, algunos espectadores del canal han puesto sobre la mesa la posibilidad de que un órgano pudiera pagar este valor a cada individuo a cambio de sus datos. A pesar de que le parece una propuesta interesante, Oliver recuerda que entre los beneficiarios de esta recolecta de datos está el propio usuario: "A todos nos gusta encontrar el producto que estamos buscando a la primera o descubrir que restaurante es más afín a nosotros".
Su propuesta para el futuro pasa por acabar con las cookies para terceros y que todos los datos estén cifrados a partir de la tecnología Blockchain. De hecho, nos cuenta que ya hay varios proyectos en marcha mediante los que se pretende acabar con estas cookies a terceros para que tan solo la página web a la que has accedido sea la que tenga acceso a tus datos. Gracias a esto, Facebook no podría quedarse con tus datos de navegación en esa página a la que te has metido que casualmente tiene una caja de contador de 'Me Gustas' de la red social de Meta. Respecto al hecho de cifrar todo a través de una tecnología como el Blockchain, cada usuario podría saber de una manera fácil e intuitiva qué datos da a terceras empresas y qué hacen cada una de ellas con estos. Máxima transparencia para que la sociedad pierda el miedo a los datos y que tecnologías como la inteligencia artificial puedan seguir creciendo al ritmo que lo hacemos nosotros.
Qué podemos hacer si queremos preservar nuestros datos
¿Crees que haces lo suficiente para preservar la seguridad de tus dispositivos? En el test que te mostramos a continuación, desarrollado por #SeguridadDigital, podrás salir de dudas a través de un cuestionario de lo más práctico. Entre otras cosas, este test te hará todo tipo de preguntas relacionadas con el tipo de medidas que tomas para proteger tanto tu teléfono móvil como el resto de elementos electrónicos que tienes por casa. Desde qué tipo de contraseñas utilizas hasta si usas algún antivirus o plataformas encriptadas a la hora de comunicarte con terceros. Tras responder a todas estas preguntas, la plataforma te ofrecerá diversas recomendaciones tanto en lo que respecta a los dispositivos como al manejo de cuentas o al manejo de información. Desde algunas como evitar usar una misma contraseña para todas las plataformas hasta conectarte a redes wifi públicas únicamente con una VPN que proteja tus datos.
Una vez hecho esto, realiza ejercicios sencillos como consultar qué tipo de permisos le das a cada aplicación y si crees que dicha aplicación realmente necesita ese tipo de información para su buen funcionamiento. En caso de que detectes que algo no va bien, prueba a buscar otras aplicaciones que se dediquen únicamente a lo que realmente necesitas porque seguro que encontrarás alternativas.
Porque sí, por raro que parezca, hay vida más allá de Google. Si no quieres seguir usando este buscador porque consideras que vulnera demasiado tu privacidad puedes utilizar otras como Duck Duck Go, tal y como recomiendan desde DonesTech. También puedes usar otros navegadores como Mozilla Firefox en vez de Google Chrome, donde puedes encontrar complementos como Privacy Badger para bloquear las cookies. En plataformas como DonesTech encontrarás un sinfín de alternativas a Google y todos y cada uno de sus servicios.
David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en...