La UE amenaza con abandonar la COP 27 si los países no se comprometen con el objetivo de 1,5 grados

El vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, ha anunciado este sábado desde Egipto que el bloque de países miembros que forman la delegación de la UE en la Conferencia del Clima está «preparado para abandonar» si no se mantiene el compromiso de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados. Sin embargo, el presidente de la COP 27, el ministro egipcio Sameh Shukri, ha afirmado que el texto actual sí que mantiene la limitación del aumento de la temperatura en 1,5 grados, pese a la falta de consenso generalizado de todas las naciones allí presentes. Shukri ha llamado a limar asperezas en los encuentros de las próximas horas, que tendrán lugar fuera de plazo, y que son la última oportunidad para llegar a un acuerdo en la lucha contra el cambio climático que deje a un lado los intereses contrapuestos de cada gobierno. Pese a ello, Timmermans se ha mostrado «preocupado» por el rumbo que están tomando las negociaciones que se mantienen durante de la Cumbre y que decidirán los objetivos climáticos para los próximos años. El dirigente europeo se ha mostrado confiado en que las negociaciones de última hora pueden dar resultados positivos. En su cuenta de Twitter, el jefe de la delegación europea ha lanzado un claro aviso sobre las expectativas que Europa mantiene con respecto a la COP 27: «Estamos en la prórroga. La UE está unida en nuestra ambición de avanzar y construir sobre lo que acordamos en Glasgow. Nuestro mensaje a los socios es claro: no podemos aceptar que los 1,5 grados mueran aquí, hoy». Asimismo, ha avisado de que la Unión prefiere «que no se adopte una decisión» a que se tome «una mala». La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha advertido que Europa no apoyará ningún acuerdo que no involucre directamente a «todos» los países que más contaminan. Ribera ha fijado como imprescindibles dos requisitos para que la Unión apoye la resolución de la COP 27. Por un lado, mantener el compromiso de que el incremento global de la temperatura se mantenga por debajo de los 1,5 grados, y, por otro, que la financiación y las medidas para mitigar los efectos del cambio climático se extiendan a todos los países. Respecto a la falta de consenso que se vive en la Cumbre climático de este año, la ministra para la Transición Ecológica le quitado importancia ya que, defendió, «nunca» tras una COP se ha dado un paso atrás. Lo que no piensa aceptar la UE, puntualizó Ribera, es que «otros grandes emisores de otras partes del mundo» -en una clara alusión a Asia- actúen como si que este asunto no les concerniese o que haya quien pretenda que el sistema de lucha contra el cambio climático consista exclusivamente en aportar recursos financieros y no en emprender una transformación del modelo económico. «Que es lo que de verdad importa», declaró. En una COP pasada de fecha, sigue sin haber acuerdos que permitan tomar medidas conjuntas para frenar los efectos del cambio climático. El inmovilismo de las partes y la falta de acuerdo está siendo una constante en las sucesivas reuniones que se han ido manteniendo desde el 6 de noviembre, fecha en la que comenzó esta COP celebrada en Sharm el Sheij (Egipto). Fuentes oficiales apuntan a que los acuerdos definitivos serán menos agresivos de lo esperado para luchar contra la emergencia climática. Si el rumbo de las negociaciones no cambia, la ausencia de pacto provocará que queden muchos temas por cerrar que se deberán tratar en la próxima Cumbre, prevista para noviembre del próximo año. El borrador que se ha conocido deja muchas opciones abiertas y compromisos poco claros. De momento, lo acordado entre los países se centra en la transición y la diversificación energética, la importancia de continuar reduciendo el uso de energía procedente del carbón, y la necesidad de eliminar subvenciones estatales ineficientes que contribuyan al uso de combustibles fósiles. El documento incluye, además, una disposición clara en la que se admite que la aplicación de los compromisos se hará «en consonancia con las circunstancias nacionales y reconociendo la necesidad de apoyar la transición justa», en una clara referencia a la necesidad de reducir los daños económicos que la transición ecológica puede llegar a ocasionar. Una de los asuntos que se viene debatiendo desde hace semanas es la propuesta europea de crear un fondo de financiación para reducir las posibles consecuencias económicas derivadas de emprender una transición ecológica mundial. La medida trae consigo dos condiciones: que solo se beneficien los estados «más vulnerables» y que cuente con una base amplia de donantes. El fondo era una de las principales reclamaciones que hacía el bloque de países en vías de desarrollado, algo a lo que se negaban la mayoría de las potencias desarrolladas. Beneficiarse del fondo, según ha explicado la delegación europea en la COP 27, se decidiría en base a la «situación económica de los países en 2022 y no la de 1992», en un claro dardo dirigido a países como China, que aún hoy podrían considerarse países en desarrollo, cuando su coyuntura económica es la de un país desarrollado. Las posibilidades de que la propuesta salga finalmente adelante se presentan escasas. China ya ha criticado el fondo de financiación, mientras que otros países han opinado que el debate de una medida como esta solo logrará dividir al G-77. Por otro lado, algunas voces como la de la ministra de Desarrollo Sostenible colombiana, Susana Muhamad, han señalado que el grupo de países que forman el G-77 sigue trabajando conjuntamente para que de la COP 27 salga la «decisión política» de crer un fondo «que tenga unos recursos predecibles y concretos». Según Muhamad, las conversaciones de las próximas horas deben evitar «un montón de posiciones técnicas y desarrollos», cuando lo que se necesita es «una posición política clara y una decisión proactiva de crear este fondo de pérdidas y daños».