Alphonso Davies, de un campo de refugiados a meter el primer gol de Canadá en un Mundial
El lateral del Bayern de Múnich pasó a la historia de los norteamericanos en el Mundial de Qatar
Era 1986, el año del último Mundial que ganaron Argentina y Maradona. Lejos de los milagros de Dios y los grandes focos, Canadá debutaba en el gran escenario del mundo del fútbol. Lo hizo sin pena ni gloria, ya que se fue a las primeras de cambio sin meter ni un solo gol. Trece años después, lejos del país norteamericano, en Liberia estalló la segunda guerra civil liberiana. Debeah y Victoria Davies huyeron del país que les vio nacer, buscando que su hijo Alphonso creciese en un entorno mejor. En una emigración durísima, tras 10 días a pie, llegaron a Ghana. Seguramente no era el lugar en el que soñaron que naciese su hijo, pero Alphonso nació en el campo de refugiados de Buduburam. Aquel 2 de noviembre del 2000 había cambiado la historia deportiva de Canadá y no lo sabía ninguno de los protagonistas.
Tras cuatro años en ese lugar en el que yacen todos los sueños que rompió la guerra, los Davies consiguieron abandonar el campo de refugiados para poner rumbo a América del Norte. Encontraron cobijo en Windsor, Ontario, fruto de un programa de reasentamiento. El balón había despertado el gusanillo de Alphonso en su nueva casa, destacando desde muy pronto su velocidad y capacidad para el regate. Su ascensión meteórica llegó cuando aceptó irse a Vancouver para jugar con los Whitecaps. Tenía 14 años y estaba demasiado lejos de casa, pero le acercaba a su sueño. Un año más tarde comenzó a hacer de la precocidad su mejor aliada, siendo el jugador más joven en firmar un contrato en Canadá.
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No se frenó ahí el veloz extremo, sino que aumentó el ritmo. Solo estaba calentando. Comenzó a ser un habitual con el primer equipo de los Whitecaps, convirtiéndose en uno de los mejores jugadores de la MLS. El Bayern de Múnich estuvo rápido, llevándoselo a principios de 2019 por 10 millones de euros, una cifra récord para su liga por aquel entonces. En Alemania le costó seguir con su ritmo endiablado, aunque rápidamente encontraría un aliado en Hansi Flick. El actual seleccionador alemán le puso de lateral izquierdo, firmando varias exhibiciones con el gigante alemán. Para el recuerdo quedará lo que hizo en aquel Bayern 8-2 Barcelona, y para sus vitrinas un sextete histórico con los bávaros.
Aun así, le faltaba algo: quería llevar a su país de adopción, a su hogar, a un Mundial. Canadá no era una potencia de la CONCACAF, dominada tradicionalmente por México y Estados Unidos, por lo que sería un hito conseguirlo. Pese a ello, para Davies no hay imposibles, sino retos que le cuestan un poco más de tiempo. Se perdió por lesión el partido en el que se certificó la clasificación al Mundial de Qatar, pero lo sintió como el que más. Ya solo le faltaba en su impecable currículum romper la maldición canadiense en las Copas del Mundo. Casi se pierde la cita por lesión, por lo que estaba doblemente motivado. Courtois, en el primer partido, paró el penalti que pudo ser ese primer gol, dejándole tocado. Aun así, era evidente que no le iban a frenar. No lo hizo la guerra, menos lo iba a hacer un mal lanzamiento. En la segunda jornada, como si tuviese una deuda con el destino que tenía que cobrar, lo consiguió ante Croacia con un cabezazo inapelable en el primer minuto. A sus 22 años, ahora sí que sí, ha conseguido todo lo que se puede conseguir en el fútbol.
Víctor Diéguez
Periodista según la UCM. Pasión por el deporte...