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Sissi, la emperatriz rebelde que fumaba heroína para soportar a la corte austriaca

La actriz Vicky Krieps reinterpreta el mito de Isabel de Baviera en el cine mostrando a una reina encorsetada por el patriarcado que se permitía pequeños actos de insumisión

Sissi, la emperatriz rebelde que fumaba heroína para soportar a la corte austriaca

Sissi, la emperatriz rebelde que fumaba heroína para soportar a la corte austriaca

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Madrid

El auge del movimiento feminista ha hecho que se relancen biografías de mujeres que habían sido silenciadas en la historia. También que se revisen aquellos relatos contados desde el punto de vista del patriarcado sobre mujeres históricas. Este año el cine indaga en dos mitos, dos imágenes de mujeres cuya vida acabó en trágicas circunstancias y que fueron víctimas de la sociedad machista de su época. Blonde destapa las heridas de Marilyn Monroe y La emperatriz rebelde nos da otra visión de Sissi, la emperatriz de Austria.

Las películas románticas austriacas dirigidas por Ernst Marischka y protagonizadas por Romy Schneider, actriz que odiaba ser comparada con Sissi, causaron furor y sirvieron para crear una imagen histórica de un personaje, de una mujer, de la que se conoce su juventud y enamoramiento, y su muerte, a manos de un anarquista cuando tenía 60 años. Películas que han servido para aquello que decía Foucault de castigo y vigilancia, un modelo para el resto de mujeres, que podían permitirse ser un poco atrevidas, pero no mucho. El personaje de aquella Sissi, que todos tenemos en la retina, era el de una mujer indomable, joven, alegre y juguetona que acaba siendo domada por su madre y su marido para poder convertirse en una buena reina. Curiosamente, Romy Schneider tuvo la oportunidad de interpretar al personaje años después, con un cineasta nada complaciente con las monarquías. Lo hizo con Visconti en Luis II de Baviera. Pero el mito ya estaba creado.

Sissi, del cine rosa a la negra realidad

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La rebeldía de una mujer víctima de la sociedad

Por eso La emperatriz rebelde se ofusca en hacer todo lo contrario. Su directora, la austriaca Marie Kreutzer se esfuerza por mostrar a una mujer víctima de la sociedad, pero a diferencia de lo que ocurre con Blonde, aquí la mujer sí se rebela. Todo en ella es un acto de rebeldía, aunque no consiga salirse del redil. "Lo que es común entre las dos, entre Marilyn Monroe y Sissi, es que habían sufrido porque no les permitían ser ellas mismas y eso acababa por manifestarse en serios problemas para las mujeres. O tomaban pastillas para dormir, como Marilyn, o simplemente vivían deprimidas y acababan consumiendo heroína, como Sissi. Fueron mujeres destruidas por la sociedad al no aceptarlas como eran y no entender su lado emocional", hablaba así la actriz Vicky Krieps, en una entrevista en la SER, en la que reflexiona sobre la relación entre dos iconos femeninos que ahora el feminismo trata de colocar en otro lado.

En Sissi, como en Marilyn, se observa ese intento por reducir a las mujeres por el lado emocional si no se sometían a las normas. "Creo que ese ha sido un problema asociado a las mujeres, que siempre se les ha reducido a lo emocional. Siempre que no encajaban eran tildadas de histéricas, cuando en realidad solo era una mujer que intentaba vivir y sentir", insiste la actriz de El hilo invisible que ganó premio en la sección Una cierta mirada de Cannes este mismo año gracias a este papel.

Cuenta la actriz que la idea de hacer una película sobre este personaje femenino fue de ella. Rodaba con la directora austriaca una comedia sobre un grupo de amigos que decide tener hijos a la vez. Estaban en Viena, donde todo está dedicado a dos figuras: Mozart y la emperatriz. "Se lo propuse a Marie, pero no le gustó mi idea. Me dijo que era algo cursi, que era como entrar en una tienda de souvenirs y que no daba para una película". Sin embargo, la actriz había leído una biografía de Sissi, lectura que le produjo una gran tristeza. "En aquel momento era demasiado joven para entenderlo, pero podía sentir que había algo que no estaba bien. Cuando fui adulta y tuve dos hijos, lo entendí mejor", añade.

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Sissi es una víctima del sistema farmacopornográfico

"Había sufrido lo que conlleva el ser mujer y tener que estar a la altura de esa imagen de mujer perfecta, bella, inteligente, pero no demasiado. No ser un problema para nadie. Ser amable y ser divertida, tener hijos y a la vez sexy, y todo lo que se exige a las mujeres". esto fue lo que hizo que la directora comenzara a investigar y descubriera pequeños actos de rebelión. En la película, la emperatriz tiene 40 años y ya está fuera de juego como mujer. Es mayor y su cuerpo ya no es delgado como antes. Así que, en palabras de Paul B. Preciado, Sissi es una víctima del sistema farmacopornográfico. Es decir, ese sistema en el que las mujeres deben encajar en un modelo de belleza y del que están expulsadas cuando cumplen los 40. Un modelo que lleva a tomar pastillas, a hacerse lifting y demás tecnologías corporales para adecuarse a ese ideal.

Vicky Krieps durante el Festival de San Sebastián (Photo by Juan Naharro Gimenez/Getty Images) / JUAN NAHARRO

Como víctima, se rebela. La emperatriz dejó de comer, se desmayaba en actos oficiales, así arranca la película, y empezó a fumar heroína para poder soportar toda la pompa y el boato de una Casa Real, una de las más importantes y esplendorosas de la historia de Europa.

El título original del filme es Corsage, corsé, por el uso de esa prensa para domar un cuerpo que no se ajusta a las normas que el patriarcado exige a la mujer. El corsé que oprimía su torso hasta llegar a los 45 centímetros de cintura, como elemento de amenaza de la mujer, que hemos visto en otros relatos históricos sobre personajes femeninos. El título en español es La emperatriz rebelde, un título que satisface a la protagonista. "El título es totalmente correcto, porque el elemento de rebelión es lo que hizo que Marie se interesara por la historia que yo le propuse y finalmente me enviara el guion", reconoce.

La película busca rebelarse también contra el relato histórico, contra la propia estructura del género de la biografía, que normalmente suele ser convencional en el ámbito cinematográfico. Igual que hizo Sofía Coppola con Maria Antonieta, aquí hay licencias históricas y narrativas, que hacen del anacronismo una forma de disidencia artística y política. Los muebles o la música no necesariamente se corresponden con la época, pero conforman una puesta en escena envolvente, donde los palacios señoriales llenos de riqueza y joyas dejan cicatrices en una mujer totalmente noqueada. La música nos lleva a los Stones con As tears go by y a la voz de Marianne Faithfull, otra mujer rebelde.

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"¿Por qué les decimos cómo tienen que ser las mujeres?"

Era parte del objetivo, contar la historia de una mujer anacrónica de esa misma manera. "Eso nos lleva a la reflexión de qué es realmente la historia, qué sé de la historia o quién soy yo para contarla. También sobre quién es esta mujer o sobre la definición misma de una mujer", explica la actriz, que se queja de las etiquetas en torno a las mujeres en la sociedad. "¿Por qué ponemos esos roles a las mujeres como sociedad? ¿Por qué les decimos cómo tienen que ser las mujeres como madres, como reinas, como putas, como la santas, como sexys? Todo eso son tonterías. Estamos en una ficción y lo que tenemos que hacer es romper todas esas convenciones".

Sissi fuma, está harta de los hombres, se masturba, habla idiomas, le gusta la fotografía y viajar y hasta se hizo un tatuaje en pleno siglo XIX. Obsesionada con su peso y su imagen y con impulsos suicidas, sufre bulimia que, volviendo de nuevo a Preciado, en este caso no la convierte en víctima, sino que su bulimia es una reacción contra los banquetes lujosos con postres y piezas de caza y contra el protocolo y la etiqueta. Alejada de la corte, de las personas, traumatizada por la muerte de su hija y por la fría relación con el heredero al trono, que tampoco entendía a una mujer rebelde, aunque fuera su madre. En el Museo de Sissi de Viena pueden verse sus vestidos y sus pelucas. También todas las vajillas y muebles que poseía. No hay fotografías de sus perros, esos con los que lidió Vicky Krieps de manera amistosa en el rodaje.

"Les conocí dos meses antes del rodaje y tuvimos que hacernos amigos. Eran bastante complicados, la verdad. Lo primero que dijo el adiestrador fue que estos perros no se podían entrenar. No funcionó, así que mi vestido estaba siempre lleno de salchichas, las escondíamos por todas partes del vestido. Hasta tal punto que la diseñadora de vestuario tuvo una crisis porque siempre había manchas de grasa y todo olía a salchichas en el rodaje y aún así había veces que pasaban de mí", cuenta divertida la actriz.

La emperatriz rebelde es la película seleccionada por Austria para ir a los Oscar. De momento, igual que Alcarràs, ha tenido su puesta de largo en el Festival de Nueva York, donde la actriz apareció con un bigote pintado, igual que hace su personaje en un divertido momento del filme. Ella ya pasó por todo el circo que supone la carrera de premios en Estados Unidos. "Si seleccionaran la película me reiría y me divertiría mucho, más que la primera vez". Se refiere a cuando tuvo que promocionar El hilo invisible, la película de Paul Thomas Anderson.

"Ahora estaré más liberada que cuando El hilo invisible, que era la primera vez que salía en prensa y que iba a los premios. Yo no soy así, no me gusta que me miren. No me gusta estar en el centro, eso se me hizo muy extraño. Después de aquello, me tomé un respiro, necesitaba volver a ser yo misma. Luego hice esta película y creo que ha sido todo mucho más personal. Así que creo que ahora disfrutaría mucho más la campaña de premios".

La actriz tiene otra película en cartel, Abrázame fuerte, dirigida por el actor y director francés Mathieu Almaric. Una historia sobre la pérdida y la maternidad. Gracias a papeles como este y al de More than ever, se ha convertido en una de las mejores actrices del cine europeo. También estará en la nueva película como director de Viggo Mortensen y en la nueva versión de Los mosqueteros.

Este nuevo relato sobre Sissi cambia muchas cosas de aquellas películas que varias generaciones de mujeres guardaron en su retina y asimilaron en sus propios comportamientos. Es un relato de una reina que tuvo también un importante papel político en un momento de nacionalismos y divisiones en la vieja Europa, antes de las guerras y de la división de fronteras actual. Isabel de Baviera fue usada por la monarquía hasta que un anarquista acabó con ella. Un relato muy diferente al de otras monarcas.

Después de esta película habrá otros relatos de Sissi. En Netflix se ha estrenado La Emperatriz, otro retrato moderno de Sissi, que no rompe los tabúes y que se centran en contarnos la enésima historia de amor. Sin embargo, pronto llegará a Disney Plus otra serie, Sissi. En este caso es una producción alemana que arranca mucho más fuerte: con la reina masturbándose en su cama. Una escena que pone el tono de esta reinterpretación del personaje histórico, más centrado en el carácter de los personajes y en las dificultades que vivieron.

Valeria Ros se parece mucho a Sissi Emperatriz
Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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