La dolorosa razón por la que Matthew Perry (Chandler) no pudo volver a ver 'Friends'
El actor de la mítica comedia estadounidense explica que estuvo "a punto de morir" por su adicción a las drogas
Matthew Perry, cinco años después del final de 'Friends'. / Getty
Matthew Perry es, para muchos, el rostro de Chandler Bing, uno de los protagonistas de la mítica serie Friends. El actor estadounidense ya contaba con una dilatada trayectoria en el mundo de la interpretación antes del estreno de la comedia, en 1994, pero ha sido su papel en esta producción el que ha quedado en el imaginario público. Casi dos décadas después de que la serie llegara a su fin, Perry asegura que no puede volver a verla.
En una entrevista con el Tom Power para el podcast Q, de la CBC, el intérprete confesó que el motivo que le impide hacerlo es la manifestación física de su adicción a las drogas. Tal y como cuenta el propio Perry en sus memorias, durante la década en que encarnó a Chandler abusaba del alcohol y de los opiáceos. Bajo su punto de vista, la evolución de su dependencia de estas sustancias se reflejaba en la pequeña pantalla.
"Podía ir a beber, tomar opiáceos, cocaína... Me di cuenta temporada a temporada por cómo me veía. Por eso no quiero verlo, porque eso es lo que veo", relató Perry. "Estaba extremadamente delgado. Tomaba 55 vicodinas al día, pesaba 60 kilos, me estaban viendo 30 millones de personas en Friends", detalla. En otras palabras, Perry se sintió incapaz de volver a ver la serie porque puede observar cómo oscila su peso, lo cual le hace revivir el proceso de su adicción.
"Estuve a punto de morir"
El actor explicó que todo iba a peor a medida que avanzaba la serie. Tenía la regla de no beber ni consumir drogas durante el trabajo por "respeto a las cinco personas con las que trabajaba". No obstante, lo que hacía fuera del set de rodaje sí que le pasaba factura: "Un día llegué al set con una gran resaca. Estaba temblando tanto que tenía que pasar de la estantería a la mesa, apoyándome en cada uno de los muebles para no temblar".
De hecho, Perry no duda en afirmar que "estuvo a punto de morir" por las secuelas de la drogodependencia. Hace cuatro años, su colon estalló por el exceso de consumo de opioides. Pasó dos semanas en coma y cinco meses en el hospital y tuvo que vivir pegado a una bolsa de colostomía durante nueve meses. Cuando ingresó en el hospital, los médicos le dijeron a sus familiares que tenía un 2% de probabilidades de seguir con vida.
