Todo lo que hay detrás de las 'golden visas', el modelo injusto que privilegia las grandes fortunas sin investigar su origen
Denuncian que este modelo de residencia permanente exprés para ricos podría ser una vía para blanquear fortunas ilícitas y dar cobijo a delincuentes internacionales.
Madrid
Alrededor de 100.000 personas han conseguido su residencia permanente en España gracias a las golden visas, un procedimiento que tiene en cuenta únicamente la riqueza del solicitante para asegurarle esa situación en el país. La fórmula comenzó a generalizarse entre 2009 y 2010, al calor de la gran crisis económica, y ha sido durante todos estos años la vía más rápida y privilegiada para que magnates se instalen en España.
Manuel Villoria Mendieta, catedrático de Ciencia Política en la URJC y miembro de la junta directiva de Transparencia Internacional España, ha visitado este miércoles La Ventana para explicar todo lo que hay detrás de estas golden visas, un modelo que fomenta la discriminación y la desigualdad, y que además facilita la entrada en España y en Europa de fortunas de origen ilícito. No es un problema menor, tal y como explicó el fiscal del Tribunal de Cuentas Carlos Castresana en una entrevista en Hora 25: "España es una lavadora de capitales".
Villoria ha mostrado su preocupación por la falta de investigación previa a la concesión de estas golden visas. "Hay que investigarlos en su país de origen y las embajadas tienen personal para eso. Probablemente los recursos son deficientes, pero eso podría empezar a ayudar", plantea. Señala, además, que "el tiempo que dan para investigar en estos procesos es muy corto, de alrededor de un mes y en un mes es imposible que se investigue en profundidad de dónde viene el dinero, en qué redes criminales puede estar inserto el solicitante".
"Habría que mejorar esto, si es que queremos mantener las golden visas", plantea Villoria, que no puede evitar ver un elemento perverso en este modelo: la adquisición de fondos se pone por encima de la igualdad y de la seguridad. "Cuando uno analiza hechos relacionados con esto, se da cuenta de las enormes desigualdades e injusticias" que existen en todo el proceso migratorio, explica. El catedrático recuerda que "hay gente que está meses y meses para poder reunir los papeles, que cuando intenta llegar a Extranjeria tiene que hacerlo con una cita previa que se va posponiendo, que tiene que enfrentarse a un proceso complicado que se convierte en una muralla para gente que en algunas ocasiones no tiene ni siquiera acceso a internet".
Villoria, que firma en El País una tribuna sobre este tema junto a David Martínez García, director ejecutivo de Transparencia Internacional España, se lamenta de que "parece que el tema de fondo es 'bueno, que vengan con dinero y da lo mismo de dónde venga ese dinero y quien no venga con dinero, pues mejor que no venga'". "Es una visión muy cortoplacista", critica, "puesto que necesitamos gente para cubrir puestos de trabajo y gente que aumente nuestra población para hacer viable el sistema".
Dinero, pero ¿para qué?
Estas golden visas, ¿sirven para atraer inversión verdaderamente productiva a España? No exactamente. "Los datos que tenemos nos indican que en general no se trata de personas que traigan empresas, sino que simple y llanamente compran residencia o invierten en bonos del Estado", explica Villoria. "Si fuesen emprendedores y trajesen empresas, eso es completamente distinto. Las personas que trabajan multinacionales, etc., tienen derecho a una residencia mucho más rápida, pero este no es el caso", matiza.
Una de las cuestiones relacionadas con las golden visas, tras la invasión de Ucrania por parte del régimen de Vladimir Putin, es el dinero ruso invertido en España. Villoria asegura que "las inversiones rusas son importantes, unas 4.300 personas. No quiero decir que todos los rusos que vengan sean delincuentes, pero desde luego el sistema de las golden visas se ha convertido en un camino mucho más corto para los delincuentes".
Debido a sus implicaciones, Villoria sostiene que sin las golden visa "tal vez seremos un poco más pobres, pero más honrados". "No llegaremos a tener esos 3.422 millones que, según las datos, han llegado, pero tendremos mayor honestidad y mayor equidad", remata.