Golpe de Estado, ¿sí o no?
Es tristísimo arrepentirse de no hacer cosas. Claro que también es penosísimo, o monstruoso, dudar entre asestar o no asestar un golpe de estado. Supongo que, en los minutos previos a dar el paso, ya no haces pie. Te perdiste
Golpe de Estado, ¿sí o no?
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Galicia
Imagino a Pedro Castillo, justo antes de la intentona golpista, devorado por la angustia, pasillo arriba, pasillo abajo, preguntándose: «¿Lo hago o no lo hago?», a punto de jugárselo con una moneda al aire. A veces las dudas y la inseguridad desembocan en un incendio interior que lo arrasa todo, también el sentido común. Dudar si hacer algo o no forma parte de las marejadas diarias que azotan a cualquiera. Yo estuve una semana metido en cama, con 40 de fiebre, antes de firmar la hipoteca del piso, porque en realidad no tenía claro si comprar o no. Enfermé de las dudas, y al final firmé por no estarme quieto, para no decirme un día «¿Por qué no lo hice?». Es tristísimo arrepentirse de no hacer cosas. Claro que también es penosísimo, o monstruoso, dudar entre asestar o no asestar un golpe de estado. Supongo que, en los minutos previos a dar el paso, ya no haces pie. Te perdiste. Careces de una perspectiva emocional y otra racional desde la que analizar la decisión. Todo está mezclado, lo cual te hunde aún más en las dudas. «Venga, lo hago. P’alante», debió decirse Castillo, que a los pocos minutos seguramente ya se preguntó: «¿Pero qué hostias he hecho?»