Paco Cerdà: "El 14 de abril fue un poco como Obama, que creó una expectativa tan alta que era imposible que no degenerara en desencanto"

Madrid

Un martes 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española. Y ahora el periodista y escritor Paco Cerdà recorre en el libro '14 de abril' (Libros del Asteroide) ese día histórico para España desde una mirada humana muy personal: la de los ciudadanos anónimos que recibieron la república en todo el país.

Aquel día fue "una historia trepidante". "El 14 de abril fue un coro de voces en las plazas y en las calles de toda España ilusionados y con la esperanza de romper con un régimen marcado por las desigualdades, el absolutismo, el caciquismo", cuenta Cerdà en Hora 25 sobre un día "único" en la Europa de aquel momento. "Hubo muchas repúblicas, pero el 14 de abril una brilló por encima de las demás, la república de la esperanza, de la ilusión, el intentar dejar atrás un país que sus instituciones habían dado la espalda al pueblo desde hacía muchos años".

"Lo que intenta mi libro es reconstruir aquella jornada como una novela de no ficción, pero sobre todo es una mirada humana a la proclamación de la Segunda República, una mirada que se centra en los olvidados de la historia, en esa letra minúscula que no sale en los grandes libros".

Resalta el autor lo interesante que es que, a pesar de la importancia histórica de esa fecha "que explica el siglo XX español", todo lo que ocurrió ese día en todo el país es "muy desconocido". "Hubo alboroto, hubo violencia, hubo muertos; y yo me fijo en esos muertos que la historia ha olvidado y que pagaron con su sangre esa llegada republicana", cuenta el periodista.

Pero el final de lo que comenzaba ese día estaba de alguna manera predestinado. "El 14 de abril fue sin duda una mecha que prendió esa enorme esperanza y que creó una expectativa tan alta que creo que era imposible que no degenerara en cierto desencanto", dice Cerdà, y lo compara con Barack Obama, "que muy pronto decepcionó porque cuando uno se cree que va a encontrar una mina de oro y luego sólo le regalan una pulsera acaba con decepción". Era difícil, dice, que la República no terminara en decepción, en parte porque quizá hubo "demasiada pasión" en esos primeros compases. "Desde la primera jornada ya se ve el germen de alguno de los vicios que marcarán esos años 30 emponzoñados de odio y de violencia".

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¿Y hoy, qué queda de los valores de aquella época? Responde Cerdà: "En aquel momento había mucho deseo de igualdad, de libertad, de enterrar atrasos históricos que tenía España. El estado del bienestar que hemos construido es heredero de todo aquello".