"Vete a tomar por culo": las continuas faltas de respeto del gerente del 'Leña y Carbón' hacia Chicote en 'Pesadilla en la cocina'

Madrid

La Sexta ha emitido este jueves un nuevo capítulo de Pesadilla en la cocina. Un programa, presentado por Alberto Chicote, en el que el cocinero acude a distintos restaurantes de la geografía española con el objetivo de rescatarlos de un final fatal. En esta ocasión, el madrileño ha visitado el restaurante Leña y Carbón de la ciudad manchega de Puertollano, Ciudad Real. Una vez allí se ha encontrado con un equipo completamente desestructurado por las decisiones tomadas por Chema, su gerente. Y es que, tal y como ha ido descubriendo el cocinero a medida de que iba conociendo mejor el restaurante y a sus empleados, la forma que tenía el dueño del Leña y Carbón de dirigirse tanto a sus empleados como a sus clientes provocaron su hecatombe.

Después de inspeccionar por encima el restaurante en cuestión, Alberto Chicote se sentaba en una de sus mesas para probar el menú del mismo. Una vez allí, el cocinero le preguntaba a una de las camareras si la comida que se preparaba allí era de calidad o no bajo su criterio. A pesar de que reconocía que estaba buena, sí que denunciaba que a veces la materia prima con la que se trabajaba podía oler mal. Entre ellos un pollo amarillo que posteriormente provocaría uno de los enfados del dueño del restaurante. Varios minutos de espera más tarde, Alberto Chicote recibía el pollo que se había pedido.

Los enfrentamientos entre Chicote y Chema

Tras degustarlo por primera vez, Chicote reconocía que estaba bueno de sabor. Algo que no dudó en compartir con la camarera, quien procedió a traerle el pollo para no quedar como una mentirosa. Después de oler este producto, el cocinero comprobó con su propio olfato que no estaba en buenas condiciones y llamaba al gerente del bar. Lejos de comprender lo sucedido, este se enfadaba con Chicote y le invitaba a abandonar el local: "Esto no me huele ni bien ni mal". Después de preguntarle a su empleada si se había limpiado el pollo correctamente, este comenzaba a justificarse delante de Chicote para explicarle que era normal este olor.

Unas excusas que no le valían al cocinero, pues pueden provocar que algún comensal pueda enfermar. Dado que Alberto Chicote se mostraba tajante con el dueño del restaurante, este acababa estallando contra él: "Me suda la polla". En este momento, Chicote le pedía que no se pusiera como un basilisco porque tan solo había acudido al restaurante para ayudarle. No obstante, Chema aseguraba que había venido a pillarle: "Vas a pillarme. No intentes buscarme la vuelta". A pesar de que el cocinero trataba de sacar a la luz alguna virtud acerca del restaurante, el gerente no paraba de interrumpirle: "Me parece de los pocos sitios en los que he venido que no me dejan hablar". Algo que le molestaba a Chema, quien le aseguraba que si no le parecía la forma correcta de tratar a alguien, ya sabía lo que podía hacer.

"Vete a tomar por culo"

Después de este primer encontronazo, Chema protagonizó unos cuantos más a lo largo del programa. Uno de ellos en la cocina del restaurante, donde el gerente volvió a estallar contra el cocinero. Después de degustar el menú, Chicote se dirigía hasta la cocina para conocerla un poco mejor. Allí destacaba lo pequeña que era, pues el local era lo suficientemente grande como para ampliarla. Después de que el cocinero destacara la falta de orden y la suciedad dentro de la cocina, Chicote sacaba algún que otro producto que destacaba por su mal olor.

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Con el objetivo de conocer por qué dejaban este tipo de productos en la nevera, Chicote requería nuevamente de la ayuda de Chema para desvelar el misterio. Lejos de entonar el mea culpa, este reconocía que ese mal olor del que se quejaba era completamente natural: "¿Tú cuando vas a Mercamadrid y vas a la zona de pescado huele bien? No, pues ya está". Algo que elevaba el tono de la conversación entre ambos y que Chema trataba de cerrar de la forma más abrupta posible: "Vete a tomar por culo". Un temperamento que se pudo ver más tarde durante el servicio frente a las cámaras, en el que el dueño del local acabó incluso metiéndole un puñetazo a la mesa cuando al ver que las cosas no le salían como había deseado.