El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comparecido este lunes en el acto de inauguración de la VII Conferencia de Embajadores y ha aprovechado para condenar el asalto a la sede del Congreso, Presidencia y el Tribunal Supremo en Brasil. Ha recordado que se produjo ya hace dos años en Estados Unidos y considera que «la mayor amenaza en el mundo es el resurgir de movimientos ultras dispuestos a arrollar con todo». Sánchez ha repasado los métodos utilizados por este tipo de grupos de ultraderecha «que se repiten milimétricamente en todos los países que sufren estos movimientos»: «Primero, el uso sistemático de la mentira para captar seguidores. En segundo lugar, el recurso del insulto para envenenar la convivencia de la sociedad y exaltar a sus seguidores y, tercero, atacando a las instituciones democráticas y a la legalidad democrática». Todo eso, ha dicho, que se vio en Estados Unidos, ahora en Brasil y se comprueba a diario en diversas latitudes. Frente a ello, Sánchez ha subrayado que la acción exterior de España debe sustentarse en los valores que recoge la Constitución, valores que ha recalcado que «están en las antípodas de estas acciones» y ha calificado este fenómeno como «repulsivo». Tras lo ocurrido, Sánchez dio todo su «apoyo al presidente Lula da Silva y a las instituciones libre y democráticamente elegidas por el pueblo brasileño». En Twitter dejó claro que su condena «rotunda» al asalto al Congreso de Brasil e hizo «un llamamiento al inmediato retorno a la normalidad democrática». La portavoz del PP, Cuca Gamarra, respondió a ese tuit asegurando que el asalto contra las instituciones de Brasil sería «un simple desorden público» con Pedro Sánchez y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha criticado en Hoy por Hoy que la primera reacción del principal partido de la oposición sobre lo ocurrido en Brasil fuera en esa línea: «Me parece lamentable que se intente cuestionar la legitimidad del presidente».