El ministro de Defensa confirma que 1.509 bolsonaristas han sido detenidos: "Lo peor ya ha pasado"
El Tribunal Supremo de Brasil ha dado la orden de desmantelar todos los "campamentos bolsonaristas"
ATLAS
Madrid
1.509 bolsonaristas han sido detenidos este lunes, 1.200 fueron arrestados en el campamento que habían montado frente al cuartel general del Ejército en Brasilia desde las elecciones de octubre y desde el que fueron lanzados los ataques del domingo contra las sedes de los tres poderes en Brasil. Los 209 agitadores restantes fueron apresados por las cuerpos de seguridad brasileños en la Plaza de los Tres Poderes, lugar en el que tuvieron lugar saqueos de edificios públicos.
El ministro de Justicia de Brasil, Flávio Dino, ha comparecido este lunes para asegurar que "lo peor ya ha pasado" por lo que el país sudamericano "camina ya hacia una normalización institucional absoluta". El ministro del recién estrenado gobierno de Lula ha confirmado a la población que "los estafadores, terroristas, delincuentes no han tenido éxito en sus intentos de violar la ley".
Los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro, que no reconocen la victoria del líder progresista Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenciales, han sido detenidos después de que, cercados por la Policía y el Ejército, desmontaran pacíficamente el campamento en que se refugiaban. Hace unos días, el Ministerio de Defensa de Brasil calculó que había unas 5.000 personas acampadas por todo el país desde hace dos meses.
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Según el Ministerio de Justicia, los bolsonaristas detenidos fueron conducidos en al menos 40 autobuses hasta la sede de la Policía Federal, donde serán identificados para intentar establecer si participaron en los ataques violentos del domingo y fichados por si en un futuro surgen pruebas en su contra.
Tan solo permanecerán arrestados los que sean señalados como participantes en los actos vandálicos y los que tengan algún indicio en su contra. Los presos se sumarán a las cerca de 300 personas que fueron detenidas el domingo por su responsabilidad en los ataques.
El desalojo fue pacífico y se produjo después de que el magistrado Alexandre de Moraes, uno de los once miembros de la Corte Suprema, ordenara el desmonte de todos los campamentos montados por bolsonaristas frente a cuarteles militares del país y desde el que defendían un golpe de Estado en Brasil contra Lula.
Moraes, responsable por varias de las investigaciones contra Bolsonaro y sus seguidores por ataques a la democracia, ordenó que los ocupantes de los campamentos "sean detenidos en flagrante por la práctica de diferentes crímenes".
El campamento de los radicales en Brasilia, montado hace más de 70 días, desde que Lula se impuso en la segunda vuelta de las presidenciales, sirvió de base para los manifestantes que invadieron el domingo las sedes de los tres poderes de Brasil y fue el lugar al que regresaron tras su fracasado intento de forzar un golpe de Estado.
"Lula tendrá que dedicar ahora sus energías a la crisis institucional en vez de a ocuparse de los problemas de los ciudadanos"
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El número de radicales en el campamento frente al cuartel del Ejército venía cayendo desde la investidura de Lula, el 1 de enero pasado, y el jueves las autoridades contabilizaban unas 200 personas, pero el sábado saltó hasta unas 3.000 luego de que los bolsonaristas convocaran la manifestación del domingo.
Ante el caos generado por el asalto a los edificios públicos, Lula decretó la intervención federal del área de seguridad de Brasilia hasta el próximo 31 de enero, con lo que las policías regionales estarán bajo control del Gobierno federal.
El asalto al Congreso, la Presidencia y el Supremo solo se resolvió después de cuatro horas y media de desconcierto, cuando agentes antidisturbios cargaron y lanzaron gases lacrimógenos contra los exaltados que estaban dentro y fuera de los edificios de los tres poderes.