Tres presos políticos, un partido de fútbol y un pequeño cuchillo: la épica fuga de la cárcel más segura de Bolivia
Tomás Pérez Vizzon presenta 'La Alcatraz del Altiplano', un episodio del podcast 'Fugas' en el que tres presos políticos narran su huida de la isla de Coati
'Fugas', un podcast lleno de prófugos
Madrid
Desde el momento en que una persona entra en una cárcel tiene un único objetivo: salir. O, en el caso más extremo: escapar. Pero solo algunos lo consiguen. La prisión de Alcatraz, por ejemplo, supuso todo un reto para quienes ansiaron su libertad. En la década de los 30, esta cárcel ubicada en una isla de la bahía de San Francisco fue bautizada como la más infranqueable del mundo.
En sus celdas cumplieron condena criminales como Al Capone, pero muy pocos consiguieron sobrevivir a las gélidas aguas del océano Pacífico. Se rediseñaron las barras de hierro, se reubicaron unas cuantas torres de vigilancia y aumentaron las inspecciones diarias hasta la docena. Y es que según el FBI, entre 1934 y 1963, año de su clausura, un total de 36 hombres intentaron escapar. Se cree que solo tres lo lograron: John Anglin, su hermano Clarence y Frank Morris, de los que no se supo paradero alguno.
Aprovecharon la oscuridad de la noche y tres cabezas artificiales creadas con yeso y pelo humano. La originalidad es una vía de escape, más efectiva, aún, que una llave. Y es que hubo una ocasión en la que un partido de fútbol determinó la libertad de unos presos. Fue en la cárcel de la isla de Coati, en el lago Titicaca (Bolivia). Un relato verídico narrado en 'La Alcatraz de Altiplano'.
Tomás Pérez Vizzon conoció esta historia, que "el año pasado cumplió 50 años", gracias a un taller de podcast. El director de Anfibia Podcast se presentó ante cientos de interesados. Contó que era la cabeza visible del podcast 'Fugas', que relata alguno de los escapes de prisiones más insólitos. Fue entonces cuando "una mujer norteamericana cuyo familiar había estado en esa fuga me contó la historia".
"Se podían relajar y dar patadas"
Entonces empezó un arduo trabajo de investigación. "Fue difícil chequear la información, hay pocos libros, no había tanta información, era complejo reconstruir el relato del partido, hablar sobre goles, si era amistoso o un torneo", explica. Había un vídeo en Youtube con algunas imágenes y, bajo este, comentarios que aseguraban que sus familiares habían estado allí.
Entonces descubrieron que se trataba de "un torneo regional entre las cárceles cercanas". "Los equipos de policías elegían a los mejores presos para ganar el dinero que estaba en juego", explica su autor. Los tres entrevistados explican que ese cometido creó un ambiente cercano por lo que "no hubo relación de preso y policía". "Se podían relajar y dar patadas", añade. Además esta cárcel en sobre el lago hacía imposible que se escaparan si carecían de un simple balón y un cuchillo.
El relato de tres presos
"Los relatos entrevistados no se acordaban del partido, era una excusa, tenían que meter la pelota en la cabina del guardia de seguridad para escapar", señala Tomás Pérez. La respuesta está en el episodio correspondiente de la segunda temporada. Tras volverse un experto en huidas, el director explica que siempre hay "un momento en el que la relación entre presos y guardias se relaja".
En el caso de los presos políticos bolivianos fue un guardia con ideología de izquierda. Les había soltado el chivatazo de que la prisión había integrado topos entre sus grupos. Gracias a esto aplicaron su plan. En otros casos se producen escapes "porque hay uno que se enamora de una mujer", señala. "Esos pequeños huequitos permiten que el plan de active".
Cartas desde la cárcel: así es la correspondencia que los presos se intercambian con sus familias