Se complica la lucha antiyihadista en el Sahel
La creciente inseguridad tras la retirada de tropas francesas, como ocurrió en Mali, contribuye a una crisis humanitaria alarmante en Burkina Faso
La lucha contra el yihadismo en el Sahel se ha complicado después de que la Junta Militar en el poder en Burkina Faso haya ordenado la retirada de las tropas francesas desplegadas para estabilizar la región. Los 400 soldados que Francia tenía desplegados en base a un acuerdo formado con el anterior Gobierno democrático en 2018, saldrán en un mes, según ha anunciado el Ministerio de Exteriores de Francia.
Las tropas francesas ya se habían retirado de Mali el año pasado. Como en aquel país, también en la República Centroafricana aparece de fondo una nueva amenaza: el grupo de mercenarios ruso Wagner, que garantiza el mantenimiento en el poder de las juntas militares y su aparente lucha contra yihadismo a cambio de explotar los recursos mineros de estos países.
La situación de Burkina Faso es de extrema inseguridad por los ataques yihadistas que desde 2015 han dejado miles de muertos y casi dos millones de desplazados internos. La ONG Médicos del Mundo pone el foco en esta crisis humanitaria que ha visto agravarse a lo largo de las dos décadas que lleva trabajando en el país.
Ángela Sevillano, coordinadora en África de Médicos del Mundo y ex coordinadora de Médicos del Mundo en Burkina Faso, asegura que han tenido que cambiar el enfoque de su trabajo allí, antes enfocado en el desarrollo, y que ahora se ha convertido en “una respuesta humanitaria”. Empezaron a observar la degradación de la situación humanitaria a partir de 2015, aunque no fue hasta tres años después cuando se inicia oficialmente la crisis humanitaria de acuerdo a Naciones Unidas.
“Ahora mismo Burkina Faso es el epicentro de la inseguridad en el Sahel”, asegura Sevillano. Solo en el año 2022 el país ha sufrido dos golpes de estado. Ésta es además una de las zonas más castigadas del planeta por la hambruna. “Casi el 10% de la población está actualmente en una situación de desplazamiento interno”, huyendo de sus hogares, incluso en varias ocasiones, por los secuestros, minas artesanales y ataques.
En esa huida influye mucho también el cambio climático, con “un impacto especialmente elevado en cuanto a sequías o períodos puntuales de inundaciones”. Se calcula que más de 3,5 millones de personas padecerán inseguridad alimentaria severa, con unas 600.000 personas al borde de la hambruna.
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La coordinadora asegura que casi la mitad de las estructuras sanitarias del país están o bien cerradas o bien disfuncionales. Y esta cifra llega incluso al 90% de las estructuras en zonas del norte, obligando a la población a desplazarse para recibir atención sanitaria. “Eso hace que cuando llegan niños o niñas a estas unidades por malnutrición, llegan muchas veces en un estadio muy avanzado en el que a veces no es posible recuperarlos”, lamenta. Y la violencia también dificulta el trabajo de las organizaciones.
Ángela Sevillano se queda con la enorme riqueza cultural del país y la “inmensa capacidad de acogida y solidaridad” de la gente que de nuevo están mostrando en esta crisis acogiendo en sus casas a las familias desplazadas con lo poco que tienen. Y es precisamente a través del arte como Médicos del Mundo quiere llevar a la reflexión sobre esta crisis a los visitantes de la exposición que acoge durante el próximo mes la Biblioteca María Zambrano de la Universidad Complutense de Madrid. Propone “un juego entre lo visible y lo invisible” para concienciar sobre las diferentes caras de una realidad.