Los países de la UE dejan de importar desde este domingo diésel de Rusia, tras el fin del carbón y el crudo. La entrada en vigor de la prohibición de comprar este hidrocarburo y sus derivados a Rusia se añade así al resto de mecanismos sancionadores que se vienen imponiendo para aislarla financieramente al Kremlin. La suministración alternativa está asegurada, ha declarado un portavoz de la Comisión Europea. El final de las importaciones de diésel ruso se presentaba como el mayor de los desafíos -respecto al resto de los derivados- ya que es el carburante que usan la mitad de los vehículos que circulan por la UE y la amplia mayoría de transportes pesados, marítimo y las maquinarias. Hasta el inicio de la invasión a Ucrania el 40% de las importaciones de la Unión procedían de Rusia. Ahora, tras meses de transición en los que se aprobaron las sanciones, la Comisión considera que Europa ya está en condiciones de garantizar «rutas de suministro alternativas» para con ello «minimizar el impacto en los mercados mundiales de productos refinados». La tendencia ha ido cambiando y en el último trimestre del pasado año las compras de productos petroleros de la UE a Rusia se redujeron hasta el 14,14 % del total de las importaciones, frente al 25,9 % del primer trimestre, según datos de Eurostat. Moscú ha facturado de la UE 140.000 millones de euros en carbón, gas y petróleo desde que arrancó el conflicto bélico el 24 de febrero de 2022, según el Centro para la Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), frente a los 99.000 millones de 2021. Datos que demuestran la profunda enorme dependencia energética que mantenía la UE con Rusia, y el hecho de que Putin ha hecho una importante caja en un año gracias a una crisis energética histórica en el continente europeo. «Nuestras medidas están golpeando el núcleo de la economía rusa», defendió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su visita oficial el pasado jueves a Kiev, a la vez que celebró que los ingresos energéticos que la UE aportaba a Rusia estén reduciéndose en torno a 160 millones de euros cada día. El canciller de Alemania, Olaf Scholz, ha mostrado su desacuerdo con la idea de que la entrega de los tanques alemanes Leopard al ejército de Ucrania vaya a recrudecer el conflicto bélico con Rusia debido a que la decisión ha sido tomada desde la mesura y bajo un gran consenso del bloque de países occidentales aliados de Ucrania que encabeza EEUU. Scholz, líder de un gobierno que un inicio mostró reticencias al envió de los carros de combate, afirmó: «Todos los envíos de armas a Ucrania han sido mesurados y coordinados estrechamente con nuestros aliados, comenzando sobre todo por Estados Unidos». El canciller germano considera que la entrega de los tanques impedirá el recrudecimiento de la guerra con Putin, a quien ha atribuido toda responsabilidad en torno al conflicto, desde su inicio hasta una posible intensificación de los combates. Además, ha respondido a las declaraciones del Kremlin que comparaban la suministración de los Leopard con momentos concretos de la Segunda Guerra Mundial en los que se enfrentaron Alemania y Rusia, señalando que desde Moscú se ven obligados a realizar «abstrusas comparativas» porque «nada puede justificar esta guerra sin piedad». «Sin motivo alguno, Rusia ha invadido a un país vecino. Simplemente, no podemos aceptar esta situación, porque viola el orden de paz en Europa. Y es por ello que apoyamos a Ucrania con ayuda financiera y humanitaria, y también con armas», ha defendido el jefe de gobierno alemán en relación a su papel de apoyo a Ucrania en el contexto de la guerra con Rusia. Las autoridades ucranianas informaron este domingo de la muerte de cuatro civiles en los bombardeos registrados en las últimas horas en distintos puntos de la región de Donetsk, al este del país. Tres de las muertes se han producido en Bajmut. Los ataques del ejército de Putin sobre esta estratégica ciudad del Donbás prosiguen. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha venido insistiendo en los últimos días en que se defenderá Bajmut «como una fortaleza», mientras las tropas rusas intensifican la presión sobre esa estratégica ciudad. El gobierno de Ucrania ha reclamado al bloque de países occidentales aliados armas de largo alcance que permitan defender Bajmut del asedio de las tropas rusas. De igual forma, continúan los bombardeos en la ciudad de Járkov, en cuyo centro impactaron la pasada madrugada dos misiles S-300. Uno de los misiles cayó sobre un edificio residencial dejando al menos un herido, siguen paralelamente las labores de rescate para esclarecer si hay más víctimas. El vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dimitri Medvedev, advirtió el sábado a las autoridades de Ucrania de que si atacan la región de Crimea habrá «inevitablemente» una escalada del conflicto que desembocará en el uso de armamento más contundente. «Un ataque a Crimea significaría un ataque a Rusia y una escalada del conflicto», ha indicado tajante, según recoge la agencia de noticias rusa TASS. Kiev debería comprender que esas acciones serían respondidas por «una reacción inevitable utilizando cualquier armamento», señaló. Medvedev ha publicado un mensaje en Twitter en el que sostiene que «el derecho internacional respeta la voluntad de la gente», en una clara referencia al referéndum ilegal en el que la población de Crimea votó a favor de adherirse a Rusia. Los resultados de este plebiscito nunca han sido reconocidos por el grueso de la comunidad internacional.