El salario es importante

Barcelona

Permítanme decir algo muy básico. Hablar de salarios no es una ordinariez, es algo muy importante. Aunque quienes no viven de un sueldo suelen olvidarlo. Y permítanme una confesión: yo cobro bastante más que el salario mínimo. Pero me alegro, y mucho, de que el Gobierno lo haya subido hoy, y además en una cuantía considerable, un 8%, 80 euros al mes, por catorce meses. Quizá me alegro porque sé lo que eso supone. Porque tengo familiares cercanos que dependen de eso. Y sé que 80 euros, que para muchos de mis amigos son poca cosa, o casi nada, para estos otros, son mucho. La cercanía cambia la perspectiva.

Más de dos millones y medio de personas se beneficiarán de esta mejora. Pero no solo ellos. También la economía en general. Cuanto menor es un salario, más porcentaje del mismo se dedica a alimentación, ropa, calefacción: los gastos esenciales. Así que con la subida de los salarios más bajos, el consumo sube casi automáticamente. Y con él la demanda agregada, y con esta, el Producto Interior Bruto. La economía crece.

Es verdad que en algunos rincones puede producir contraindicaciones. A las pymes y a las microempresas que van muy justas, o a los empresarios agrícolas más modestos, asumir ese aumento les supone un mayor esfuerzo. Algunos que desearían ampliar su plantilla se inhibirán, lo dejarán para más adelante. Mal asunto. Por eso era necesario que todos los que critican fieramente esta medida hubiesen participado de verdad en las negociaciones que lo han posibilitado. Podrían haber aportado iniciativas para, manteniendo sus efectos buenos, compensar algunas de sus desventajas. Eso es lo que hace la gente positiva, cívica y bien educada. Y no plantar el diálogo, largarse de la negociación y reventar el tablero donde se desarrolla.