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"Lo normal es tirarse entre 10 y 20 pedos al día": todos los mitos y respuestas sobre el aparato digestivo

Todas las respuestas a tus preguntas sobre gases intestinales, digestión, dieta y alimentación con una de las personas que más sabe sobre el aparato digestivo en España

"Lo normal es tirarse entre 10 y 20 pedos al día": todos los mitos y respuestas sobre el aparato digestivo

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Madrid

¿Qué ocurre en nuestro interior cuando nos tiramos un pedo? ¿Por qué se producen? ¿Cuánto influye nuestra alimentación, nuestra edad o nuestro sexo en que las flatulencias salgan de un modo u otro? ¿Por qué huelen? ¿Por qué nuestros propios gases no nos molestan? Son infinitas las preguntas que surgen en torno a los gases intestinales y al funcionamiento interno de nuestro aparato digestivo. Es un asunto que está ahí, nos condiciona el día a día y, en general, se habla poco sobre ello o hay un manto de tabú que lo impregna todo. En aras de ampliar el conocimiento popular sobre los gases y su relación con el cuerpo humano -que ya adelantamos es plena- le hemos preguntado en Hora 25 con Aimar Bretos a Fernando Azpiroz, experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva y además jefe del Grupo de Neurofisiología del Instituto de Investigación Vall d'Hebron y jefe del Centro de Investigación Biomédica en red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas.

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Pregunta: ¿Cómo influye lo que comemos en el trabajo de nuestro aparato digestivo?

Respuesta: Completamente. El aparato digestivo es la puerta de entrada para alimentar el organismo. Entonces tiene, por una parte, la función de lo que comemos, extraer lo que es útil para el organismo, que es el agua, los nutrientes, los minerales, las vitaminas y el resto. Lo que no podemos usar lo pasamos a la última parte del intestino. El colon está lleno de bacterias o de microorganismos. Bacterias, hongos, virus, son millones. Entonces lo que nos sobra a nosotros, que no podemos usar, es decir, los residuos de la dieta, pasan al colon y con eso alimentamos a esta microbiota, estos microorganismos que tenemos.

P: Cuando usted habla de la microbiota... ¿Es la flora intestinal?

R: Ese es el término clásico que en los últimos años se ha utilizado. Claro, 'flora' sería vegetal y esto son animales, con lo cual el término 'flora' no encajaba y al ir conociendo más esto, lo que antiguamente se llamaba 'flora', se le ha puesto un nombre más preciso que es el de microbiota. Son los microorganismos que habitan en el cuerpo humano de manera simbiótica. Hay en muchos sitios: en la piel, la vagina, la boca, pero la parte metabólica más útil está en el colon.

P: ¿Podemos decir que es donde más bacterias tenemos?

R: Absolutamente.

P: ¿Y esos microorganismos cómo generan pedos?

R: Las sustancias de la dieta que no podemos absorber en el intestino delgado pasan al colon. De estas sustancias, hay algunas que las pueden utilizar las bacterias y otras que no, es decir, algunas fermentables, que significa utilizables por las bacterias, y otras que no, que son inertes. Por ejemplo, un trozo de plástico si lo tomamos con la comida sale y es inerte, no se puede utilizar. Pero los productos que son fermentables, estos organismos los metabolizan con unas vías metabólicas que el organismo no dispone, entonces los usan, es lo que se llama fermentación. Entonces, en el proceso de fermentación, como en otros muchos, como por ejemplo la del vino, se produce gas.

P: Entonces el tipo de comida que ingerimos influye mucho en el tipo de gases que generamos.

R: Exactamente. Hay dos factores que lo determinan. 1. El tipo de comida, es decir, cuántos residuos tiene la dieta y 2. El tipo de microorganismos que tenemos. La microbiota se considera que puede ser tan personal como la huella dactilar. Quizá esto sea una exageración, pero sí que hay mucha diferencia de una persona a otra. Entonces, dependiendo si la dieta no tiene residuos, no se produce gas. Si tomamos arroz, proteínas, sus productos que no tienen nada de fibra, esta dieta no produce gas. Si, por el contrario, tomamos una dieta mediterránea rica en residuos, hortalizas, legumbres. Estos alimentos tienen muchos residuos que pasan al colon y son fermentados y producen gas.

P: ¿Cuál es el alimento que más gas genera?

R: Lo más clásico que conoce todo el mundo son las alubias.

P: Pero eso no quiere decir que sea malo...

R: No, no. Es buenísimo. Para que una dieta sea saludable tiene que ser saludable para nosotros, que tenga nutrientes, vitaminas, minerales, pero tiene que ser una dieta que sea saludable también para nuestra microbiota. Es decir, que dé de comer, que tenga residuos, que den de comer a la microbiota para que la microbiota pueda proliferar, enriquecerse, hacerse variable y ayudar al organismo. Con lo cual las dietas ricas en residuos son sanísimas. El ejemplo básico es la dieta mediterránea. Esto es como hacer deporte, ¿hacer de ejercicio, hacer deporte es bueno? Sí, buenísimo. Pero oiga, si tiene usted una artrosis de rodilla, pues no lo tolera. Y esto es lo mismo. ¿Tomar una dieta con mucho residuo es bueno? Buenísimo, estupendo, sin duda. Pero si usted produce una cantidad de gas tremenda o tiene un intestino muy sensible pues a lo mejor esta dieta le produce molestias.

P: De ahí viene que usted y yo podemos comer lo mismo y usted se tira unos pedos distintos a los míos. ¿Tiene que ver algo el peso de la persona?

R: No. Mire, en la última parte del intestino, que se llama el intestino grueso, el colon. Esto en los últimos años se ha visto que tiene un contenido de unos entre 500 y 1000 gramos o mililitros. Entonces este contenido colónico es lo que llamamos una biomasa y es una masa viva en la que existen los residuos de la dieta, la microbiota, los productos metabólicos derivados de las primeras fermentaciones de los residuos de dieta que forman productos secundarios, que esto a su vez sirve de sustrato, sirve de alimento, a otros tipos de microorganismos, es decir, es una cadena de reacciones que empieza con los sustratos de la dieta, pero que va evolucionando a lo largo del colon. Entonces el volumen del contenido colónico no depende, no se ha visto que dependa ni del sexo, ni del peso, ni probablemente del tamaño corporal. No hay datos que lo indican.

P: ¿Y nos hacemos más pedorros con la edad?

R: No, no hay ninguna evidencia que relacione el metabolismo con la edad. El metabolismo de la microbiota, el mecanismo de los residuos, con la edad.

P: ¿Y por qué nos molestan los gases?

R: Normalmente el gas no molesta. Una persona completamente normal, aunque haga una dieta con muchas legumbres y con mucha fibra y produzca mucho gas, esto no resulta molesto. Lo que nota es la cantidad de gas que evacúa. Pero no debe tener ninguna molestia abdominal. Cuando los gases se asocian con molestias abdominales, la evidencia que hay es que esto se debe a que la persona tiene un intestino más sensible. Y esto es muy frecuente. La mitad de los pacientes que vienen a una consulta de gastroenterología tienen molestias abdominales, molestias digestivas, que no tienen una causa orgánica detectable. Y estas molestias, los datos que tenemos en los últimos 10-15 años, indican que tienen un intestino que es más sensible. ¿Cuál es el caso de los bebés? No se sabe. Realmente esto del cólico del bebé no hay evidencia de que tengan más gas, de que sean producidos por gas. Pueden ser producidos por otros componentes de la dieta.

P: ¿Por qué huele un pedo?

R: Por el tipo de gas que tenga. El 99% de los gases intestinales son hidrógeno, nitrógeno, anhídrido carbónico y metano. Y estos cuatro gases, que son los mayoritarios, ninguno de ellos huele. Lo que pasa que en algunas reacciones se producen gases que contienen el azufre, sobre todo al metabolizar algunos sedimentos que tienen moléculas de azufre. Y estos gases, que están en una proporción mínima de milésimas, son los que producen el olor.

P: ¿Y afecta el tiempo que lleva formado ese gas al olor que es expulsado?

R: No, es el tipo de gas.

P: Y aguantar los pedos. La retención intencionada de los gases. ¿Es mala?

R: Hombre, puede ser molesta. A ver, la mayor parte del gas que se produce en el colon, el 75%, o sea, tres cuartas partes, se absorben. Pasan del intestino a través de la pared del intestino, pasan a la sangre y se eliminan por el aliento, por la respiración. Con lo cual lo que llega al ano es una parte relativamente pequeña. Si el gas está más tiempo dentro del intestino, se absorbe más y se elimina más por aliento que lo que llega al ano. Con lo cual retener el gas en el recto es sobre todo molesto, no es peligroso.

P: ¿Ese gas que hemos retenido y pasa a nuestra sangre y termina expulsándose por el aliento, también huele a pedo?

R: Hay algunos gases que se absorben que sí pueden oler o que sí se supone que pueden eliminarse por el aliento y oler. Por ejemplo, son los gases que se producen al comer ajo. El ajo produce un tipo de gas que atraviesa muy fácilmente las barreras, pasa a la sangre y este es el gas que se supone que da el olor a ajo en aliento cuando se come gas. Pero el otro tipo de gases no pasan a la sangre, los gases azufrados. Porque son tóxicos y la mucosa del colon los destruye.

P: ¿El gas que expulsamos en un eructo es distinto?

R: Es aire. Al comer se traga gas, al deglutir, se traga también un poco de gas y ese gas se evacúa en forma de eructo, de forma que la cantidad de gas que hay en el estómago es muy constante, son unos 10 o 20 mililitros, con lo cual es como dos dedos de un vaso normal- Es una cantidad pequeña y esto es muy constante porque según se va tragando, se va expulsando, generalmente de forma inadvertida y de forma natural, de forma que la cantidad es constante.

P: ¿Hay diferencia entre hombres y mujeres?

R: No hay evidencia de que sea así. No hay datos de que esto sea cierto.

P: Y la forma de comer, me refiero, no el qué, sino el cómo: el como rápido, como despacio, mastico mucho, poco, etcétera.

R: Esto influye a nivel de la cantidad de aire que se puede tragar. El tragar aire normalmente, como he dicho, se evacúa en forma de eructo, pasa todo desapercibido y la cantidad de gas que hay en el estomago es una burbujita pequeña y constante. Hay algunas personas que tragan más gas de lo de lo normal. Esto es lo que se llama aerofagia. Tragar gas. Esto son personas que, generalmente no es al comer, sino cuando están después de comer, tienen una especie de tic que van tragando aire. Probablemente esto empieza con una sensación de gas, de molestia en el estomago que interpretan como gas; y esto intentan eructarlo y al intentar eructarlo sin darse cuenta hacen lo contrario, van tragando más gas, con lo cual esa molestia va aumentando. Pero cuando realmente logran eructar y vaciar parte del gas se sienten mucho más cómodos y esto les refuerza la idea, con lo cual esto perpetúa este tic de intentar expulsar aire y sin darse cuenta, de una forma inadvertida, ir tragando. Esto muchas veces se asocia a estados de ansiedad, pero además tiene una forma muy sencilla de solucionarlo. Si no se traga aire, se deja de eructar. Entonces hay una forma muy fácil, que es decirle a la persona, al paciente, que muerda un lápiz. Al tener esta rendija, le impide cerrar la boca completamente y al tener esta rendija la boca abierta, esto le impide tragar aire y en cuanto deja de tragar, deja de eructar. Es una forma muy sencilla de evitar los eructos, sobre todo los eructos cuando una persona dice que después de comer se pasa 20 minutos con eructos continuos.

P: ¿Y esto es muy común?

R: No es infrecuente.

P: Y hablando de tragar gas, ahora que, por ejemplo, se ha puesto tan de moda el agua con gas, ¿eso que efectos tiene?

R: Ninguno, porque el gas que tiene el agua con gas es anhídrido carbónico, CO2, y esto es tremendamente difusivo. Esto pasa a la sangre y se elimina inmediatamente. Solo en el momento de tomar algo, una coca-cola o una cerveza, o un agua con gas puede haber cúmulo inicial de gas y provocar un eructo, pero la mayor parte se elimina rapidísimamente, pasa la sangre y se elimina por aliento. Es un gas que se difunde muchísimo.

P: ¿Beber bebidas con pajita puede dar más gases?

R: No, no tiene por qué, a no ser que el que el que esté usando la pajita le produzca tragar más gas, pero no suele ser el caso.

P: ¿Y masticar chicle?

R: Eso es un debate. Es posible que en algunas personas el masticar chicle les induzca a tragar más gas.

P: ¿Cuántas veces deberíamos ir al baño? No sé si al día, a la semana. ¿Qué es lo sano, hay un estándar de qué es lo sano?

R: No. Hay una convención. Hoy en día se considera normal ente tres veces al día y tres veces a la semana. Pero dentro de este rango puede haber alteraciones. Hay pacientes que al intentar hacer de vientre les cuesta mucho, hacen esfuerzo o se quedan con la sensación de que no han evacuado del todo. Y esto muchas veces es independiente de la cantidad de veces que vaya al baño. Con los gases es diferente. En sujetos sanos, de la población normal, dependiendo de la dieta que tomen, pueden expulsar habitualmente entre 10 y 20 evacuaciones durante el día. Todo esto durante el día, que es cuando la persona está despierta y se puede contabilizar.

P: ¿Y por la noche?

R: Por la noche nadie sabe. No se han contabilizado.

P: Estamos hablando de ir al baño y de defecar. ¿Es bueno tener un ritmo establecido? Hay gente que dice que todas las mañanas y te lo dicen casi orgullosos de su periodicidad. ¿Eso es positivo?

R: Es cómodo. Las personas que tienen ese hábito regular no tienen preocupación, saben que se levantan o en un momento determinado del día que ya lo tienen controlado, les resulta conveniente evacuar y no se preocupan más del asunto.

P: ¿Pero no es más sano que hacerlo a demanda?

R: No, no, en absoluto. Hacerlo a demanda hay que hacerlo siempre. Lo que pasa es que si el cuerpo está acostumbrado a que la demanda sea regular es más cómodo.

P: ¿Cuándo debería preocuparnos el estreñimiento? ¿Cuáles son las señales que deberían preocuparnos y decir esto está empezando a dejar de ser normal?

R: Hoy en día, de forma consensuada se considera estreñimiento unos signos objetivos que son la frecuencia de las defecaciones y la consistencia, es decir, menos de tres evacuaciones por semana o heces duras y luego una serie de signos de síntomas subjetivos, de sensaciones. Dentro del concepto el estreñimiento o un signo que se calificaría como estreñimiento es que el paciente tenga que hacer mucho esfuerzo para evacuar o que al acabar de evacuar tenga la sensación de que la evacuación ha sido incompleta. Es decir, una persona puede ir al baño con una frecuencia normal, con unas heces normales, pero si le cuesta mucho evacuar, tiene que hacer mucho esfuerzo y se queda con la sensación de que no ha evacuado del todo. Esto entra dentro de la definición actual de estreñimiento.

P: ¿Y en ese caso que hay que hacer? ¿Hay que ir al médico?

R: Lo primero que hay que hacer son unas medidas lógicas. Una es normalizar la dieta. Una causa frecuente de estreñimiento, sobre todo gente joven que trabaja, es la dieta con pocos residuos. La gente que come bocadillo, que no toma verduras. Si no se toman residuos disminuye la masa en el colon disminuye el volumen de las heces. Con lo cual aquí lo primero que hay que hacer es ver la dieta e intentar normalizarla. Si realmente se está haciendo una dieta inadecuada. Otro aspecto importante es el intentar evacuar cuando se tienen ganas, es decir, no posponer la evacuación, porque normalmente la última parte del intestino está vacía y cuando llega el bolo fecal, las heces, se llena y manda una sensación de ganas de hacer de vientre. Y ese es el momento que hay que aprovechar para evacuar, porque si no se hace así, si se retienen las ganas, entonces esas heces que han llegado a la parte final al cabo de un rato vuelven hacia arriba y no vuelven a bajar hasta el día siguiente. Otro mecanismo es que el recto, cuando llegan las heces manda la señal de que está lleno, pero si no se vacía, al cabo de media hora, una hora esas ganas de hacer de vientre se pasan, esa señal se extingue y entonces el recto está lleno, pero ya deja de mandar la señal. Es como si la alarma del coche se dispara, pero al cabo de diez minutos se para. Entonces la avería sigue dentro, la puerta sigue abierta, pero deja de mandar la señal.

P: ¿Y como funciona esa conexión entre nuestro colon, nuestro recto, con el cerebro?

R: El aparato digestivo tiene muchisimos nervios, muchísimas células nerviosas y está muy conectado con el cerebro. Hay un libro famoso hace unos años que lo llamaba un segundo cerebro, que es la red de neuronas que hay dentro de la pared del propio tubo digestivo del intestino. El aparato digestivo tiene muchas conexiones con el sistema nervioso central, con el cerebro. Y estas conexiones son bidireccionales. Hay unas que bajan, es decir, desde el cerebro se pueden mandar órdenes y las hay que suben. Es decir, estímulos que hay en la parte digestivo, activan unas vías, una neurona, que va hasta la corteza cerebral, hasta la zona donde tenemos percepción. Y de esta forma es como se perciben. La mayor parte de los estímulos del aparato digestivo no se perciben, funcionan, desarrollan reflejos que son los que controlan la digestión. Pero algunos estímulos suben, activan vías de percepción, vías sensitivas que producen percepción consciente. Las dos conexiones más claras están en el estómago y en el recto. Una de las señales que tenemos para dejar de comer es que al rellenarse el estómago manda señales al cerebro de forma que se acaba el apetito. Nos saciamos. Una señal de estímulo en el estómago que llega al cerebro. Y la otra parte que está muy claramente conectada es el recto. El bolo fecal cuando llega al recto activa unos receptores que mandan la señal el cerebro y dan la sensación de ganas de evacuar.

P: Y esta gente que se va de viaje, por ejemplo, y puede estar cuatro o cinco días sin ir al baño. ¿Ahí exactamente que es lo que falla?

R: No se sabe bien. Posiblemente hay una serie de factores. Una parte puede ser que retrasen el tránsito intestinal. La gente que va de viaje muchas veces no encuentra el momento de evacuar. Entonces si ponemos una barrera al final de la salida de un túnel se detiene el tránsito en todo el túnel y esto es un poco el mismo efecto. Hay gente que cuando sale de su ambiente o de su vida rutinaria, que puede tener una normalidad en la evacuación, pierde esta regularidad y entonces puede estar varios días sin ir de vientre. Esto es muy frecuente y esto es un signo menor de estreñimiento, o sea, la persona que va bien de vientre, va de vientre en cualquier situación. Pero la persona que tiene problemas, uno de los factores que le hace más susceptible es salir de su entorno habitual.

P: ¿Y hasta qué punto es sano el efecto inmediato, laxante, que genera, por ejemplo, el café en nuestros intestinos?

R: Hay que distinguir dos cosas: uno, que son las moléculas que activan la movilidad del intestino y que hacen que propulse más; y otro una serie de hábitos que inducen como un reflejo condicionado la evacuación. Por ejemplo, mucha gente dice que justo al tomar el café después del desayuno le entran ganas de hacer de vientre y evacúa. Esto es un reflejo condicionado. La cafeína puede tiene un cierto efecto farmacológico, pero sobre todo es un reflejo condicionado. Hay personas que por la mañana toman un vaso de agua o dos vasos de agua templada y esto es muy frecuente porque eso les induce a la defecación. Es lo mismo, es un reflejo condicionado. Ese agua que beben se absorbe en el intestino delgado completamente y en cuestión de media hora está en la orina, con lo cual esto no llega al recto en ningún caso. Lo que pasa es que es la sensación de los perros de Pavlov. La sensación de tomar el agua y el efecto de la expectativa eso les induce, les favorece la respuesta y la defecación.

P: Pero por ejemplo el zumo de naranja...

R: Es lo mismo. Hay una serie de estímulos en el estómago que producen lo que se llama el reflejo gastrocólico, es decir, que al llenarse el estomago se activa la movilidad del colon. Y esto es normal, esto es fisiológico y algunas personas lo tienen más desarrollado y en algunas personas probablemente este reflujo gastrocólico está desencadenado como un reflejo condicionado por algunos tipos de alimentos o de hábitos como zumo de naranja, como el café, como el vaso de agua. Eso es lo que esto es lo más probable dentro de lo que se sabe.

P: ¿Por qué nos suenan las tripas?

R: Esto es curioso, realmente no se sabe. Lo llevamos estudiando muchos años y no se sabe. Las tripas suenan cuando hay una mezcla de gas y líquido. Si se llena una botella de líquido de agua completamente aunque la agite no suena nada. Lo mismo si está llena de aire. Pero si tiene media botella, entonces al agitarla sí que suena. Y esto es el mismo efecto en el intestino. Pero el porqué unas personas tienen más ruidos de tripas o no, no se conoce bien. Sí que está relacionado con el tomar alimentos que produzcan gas, por que al haber más, más producción de gas, es más probable que pueda haber esta combinación de sólido líquido que suene, pero no se conoce bien. Es uno de los puntos de los de los síntomas relacionados o que relacionamos habitualmente con los gases intestinales que no se conoce bien.

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