La moción de censura: historia de un arma de doble filo

Madrid

Pasan las diez de la noche del 31 de mayo de 2018. Fotógrafos, periodistas y curiosos se agolpan a las puertas de un lujoso restaurante de Madrid, en plena Puerta de Alcalá. Mariano Rajoy, que todavía es presidente del Gobierno, sale del local con una sonrisa incómoda, custodiado por sus escoltas. Rajoy ha pasado allí ocho horas.

Durante esa larguísima sobremesa, su escaño en el Congreso lo ha ocupado un bolso: el de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. “Se interpreta como lo que era. Es decir, que aquí ya no había nada que hacer”, recuerda José María García Margallo, entonces diputado. “Había que esperar a que se produjese una votación cuyo resultado era perfectamente conocido”. Con una moción de censura, Pedro Sánchez consiguió tumbar el gobierno del Partido Popular.

De las cinco que se han debatido y votado, la de 2018 es la única moción de censura que ha prosperado. Pero todas han tenido consecuencias políticas. Felipe González perdió la que el PSOE presentó en 1980. No obtuvo los votos necesarios, pero fue un triunfo político que se materializó dos años después, con la victoria en las elecciones.

Hernández Mancha intentó replicar la estrategia en 1987, pero fracasó. Ni siquiera llegó a ser candidato. Su fracaso pone sobre aviso a los diputados y durante 30 años nadie vuelve a presentar una moción. Hasta 2017. Este instrumento parlamentario adquiere entonces otra utilidad: la pugna dentro del bloque. Pablo Iglesias la utiliza en 2017 para retratar al PSOE. Santiago Abascal, en 2020 para desafiar al PP. Vox, tras el fracaso de entonces, busca ahora una segunda oportunidad.

Con los testimonios de los que estuvieron entonces en primera fila -José Manuel García Margallo, Manuel Chaves, José Luis Ábalos y Xavier Doménech-, hacemos un recorrido histórico por las cinco mociones de censura de la democracia.

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