Una de cada cuatro personas carece de acceso a agua potable en el mundo
El Secretario General de la ONU pone como ejemplo a España y Portugal como países que cooperan en la gestión del agua y pide a la comunidad internacional una mayor implicación para garantizar el acceso global
Madrid
Cerca de 2.000 millones de personas en el mundo no tiene acceso a agua potable y prácticamente la mitad de la población mundial, unos 3.600 millones de personas, no tiene acceso a un sistema de saneamiento seguro. La ONU alerta en su último informe sobre el impacto que supone un mayor consumo de agua, más sequías, el calentamiento global y la falta de grandes programas de inversión en infraestructuras hídricas en distintas partes del mundo. En lo que llevamos de siglo, regiones como el África subsahariana han registrado un descenso de la disponibilidad de agua per cápita del 41% y en distintas regiones de Asia ronda el 30%.
Son los dos lugares del mundo donde la necesidad de agua es urgente. Y a la necesidad para las personas se une también el déficit de agua para el cultivo, lo que deriva en pérdida de cosechas y hambrunas. La cuarta parte de la superficie cultivable del planeta sufre también de escasez de agua y han desaparecido ya el 85% de los humedales naturales. También se está detectando un descenso global en la reserva de aguas subterráneas.
La humanidad está atravesando a ciegas un camino peligroso. El uso insostenible del agua, la contaminación y el calentamiento global están drenando el sustento vital de la humanidad, gota a gota
— Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas
La ONU ha presentado estas conclusiones en la Conferencia sobre el Agua que se celebra en Nueva York en la que también se ha denunciado que la población urbana que sufrirá escasez de agua se va a multiplicar de aquí a 2050. India será el país más afectado por este problema si no se toman soluciones urgentes, que incluyen también una mejor gestión de respuesta a desastres naturales y a los efectos del cambio climático.
Impacto en la salud
Un cuarto de la población mundial consume agua contaminada, lo que conlleva el riesgo constante de contraer enfermedades como el cólera o la disentería. La ONU calcula que cerca de un millón y medio de muertes en el mundo están relacionadas con la mala calidad del agua y que cada año 273.000 niños mueren por enfermedades que conllevan diarreas que se pueden prevenir. En el informe se detalla que los casos de cólera "han aumentado dramáticamente" en la última década y que el objetivo de eliminar esta enfermedad en más de una veintena de países de aquí al final de la década ahora mismo es muy difícil de cumplir por la falta de medidas de mejora en el acceso al agua potable.
En zonas del este de África como Tanzania está situación es especialmente grave. Flori Langdon, corresponsable de proyectos de Manos Unidas en ese país, nos cuenta que "niños y adultos beben en muchas ocasiones agua con barro o de la que han bebido animales, lo que conlleva enfermedades y muchos peligros". Esos peligros no se quedan ahí, ya que Langdon relata que son las mujeres y niñas las que caminan kilómetros para acceder a fuentes de agua potable, lo que implica que se expongan al peligro de ser agredidas sexualmente o atacadas por animales. En este país concreto, Manos Unidas está construyendo pozos, recogiendo agua de lluvia o conduciendo agua por gravedad para intentar paliar la carencia, lo que conlleva una inversión costosa.
También alerta el documento de la ONU sobre la necesidad de implementar nuevos modelos de cooperación internacional para garantizar el acceso al agua a los migrantes y refugiados, tanto los que huyen de conflictos armados como aquellos que deben cambiar de hogar precisamente por la falta de acceso a agua potable. Calcula la ONU que conseguir un acceso global a agua potable requiere triplicar la inversión internacional que se dedica ahora a este fin.
La cantidad de dinero dedicada por empresas privadas a financiar el acceso a agua potable entre 2016 y 2020 fue de 4600 millones de euros. En cambio, dedicaron 48.000 millones al sector de la energía
— Informe del Agua de Naciones Unidas 2023
Impacto en el medio ambiente
La ONU denuncia también cómo el incremento de los campos de cultivo y de la demanda de agua por inmensos conglomerados urbanos está teniendo un impacto directo en el calentamiento global y el aumento de la polución que, a su vez, deriva en aguas más contaminadas. En concreto, pone el foco en que en muchos países en vías de desarrollo están creciendo ciudades y pueblos sin que a ese incremento de población le acompañe una gestión adecuada del agua, lo que resulta en un aumento de agua no potable que acaba en ríos, lagos y océanos. El informe no contiene referencias concretas a España, pero en algunos de sus gráficos sí se comprueba como el centro, sur y sureste peninsular figuran como zonas donde el riesgo de escasez de agua es alto o muy alto.
A esto se suma el porcentaje creciente del uso de agua por parte de empresas e industrias. Supone ya un quinto de la demanda diaria en todo el mundo, pero sin embargo la mayoría de estas industrias, de hecho 6 de cada 10, no controla la calidad del agua que desecha y apenas un 12% tiene compromisos para reducir la contaminación.
Las soluciones que propone la ONU
Prácticamente la totalidad del documento presentado por Naciones Unidas se centra en proponer que las actuaciones a futuro, que califica de urgentes, pasen por la necesaria colaboración y cooperación entre gobiernos, instituciones internacionales y el sector privado. Propone sistemas de riego compartidos, infraestructuras globales que garanticen agua potable, mayor cooperación en la gestión de fuentes hídricas transfronterizas, o gestión comunal de sistemas de abastecimiento en zonas rurales. Es el único camino según la ONU para garantizar la seguridad del suministro e impedir un descenso de los beneficios de los agricultores. También aboga por sistemas colaborativos de vigilancia de la calidad de agua, de respuesta frente al cambio climático, de depuración de agua, tratamiento de aguas residuales y distribución de datos.
En la apertura de la Conferencia del Agua en Nueva York, el secretario general de la ONU ha puesto como ejemplo el Acuerdo de Albufeira que firmaron Portugal y España en 1998 para la adminsitración y uso hídrico de las cinco cuencas hidrográficas que comparten ambos países: Miño, Limia, Duero, Tajo y Guadiana. "Un pacto que todavía funciona hoy", ha dicho Guterres para invitar a todos los países a estrechar su cooperación en esta materia.
Antonio Martín
Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó...