República

Aunque tuvimos otra aún más corta, hoy, 14 de abril, toca hablar de la república. Una palabra que nos llegó del latín y que se refería a la res publica, al gobierno de la cosa pública. Porque res era eso, cosa, y su rastro lo encontramos también escondido en el verbo reivindicar, "pedir" una cosa; en realizar, "hacer" una cosa; en real, que sería la cosa tangible frente a lo intangible; incluso en res, que hace referencia a aquellos animales domesticados que, como tales, eran propiedad, cosa que poseía alguien. Y en cuanto a pública no necesita mayor explicación: hace referencia al pueblo.

Es una palabra que en España se idealiza o se desprecia, como la monarquía. Ambas se usan como arma arrojadiza. Y convendría recordar a unos y otros que han existido y existen extraordinarias repúblicas e infames monarquías. Y viceversa. Chile y Argentina no dejaron de ser repúblicas en su forma de Estado cuando fueron sometidas por sanguinarios dictadores, por ejemplo. En cuanto a la nuestra, fue la primera experiencia de democracia plena en España. Y a quienes se sitúan equidistantes entre aquella república constitucional imperfecta y la dictadura que la dinamitó, perfectísima como satrapía, ya les dedicaremos otro día la palabra democracia, que nos llegó del griego.