Punto de Fuga
Internacional

Un mundo sin agua

“Hay que recuperar el buen estado de nuestros sistemas acuáticos y priorizar los derechos humanos”, defiende el relator Pedro Arrojo

¿Falta agua o la usamos mal?

El déficit de agua que se espera para este verano no es exclusivo de la Península Ibérica. En Francia ya se están aplicando restricciones al riego por la sequía, en Alemania se están planteando realizar trasvases y en Estados Unidos las reservas del río Colorado empiezan a Escasear.

En Francia, donde hay ya una decena de departamentos en alerta reforzada por falta de agua con restricciones de riego, el presidente Emmanuel Macron ha presentado un plan con el objetivo de reducir en un 10% el consumo del agua de aquí a 2030, con medidas inmediatas y otras a medio plazo, entre ellas unas tarifas progresivas en que se grabará más en función de que el consumo deje de ser por necesidad y se convierta solo en confort.

En Alemania, la región de Baviera planea una gigantesca red de tuberías de larga distancia para trasvasar agua del norte de la región a la zona de Franconia y el Alto Palatinado, donde no llueve ni la mitad.

La falta de nieve es lo que más preocupa en Italia, donde las restricciones al consumo se han impuesto otros años en las regiones más secas y podrían llegar este año al resto del territorio nacional si no llueve.

El símbolo de la sequía en Estados Unidos lo representa el río Colorado, del que dependen que los siete estados del oeste del país. La bajada de niveles de agua es una amenaza, según el Gobierno, que ha presentado dos propuestas para la drástica reducción del consumo.

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Algunos Gobiernos ya han empezado a actuar, pero expertos como Pedro Arrojo, Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, llevan tiempo alertando de la escasez de agua, pero matiza: “la escasez la creamos nosotros. Para el modelo de vida que estamos desarrollando necesitaríamos cinco planetas como el que tenemos, pero sólo tenemos el que tenemos, entonces, alegar que el planeta es escaso es desenfocar el problema”. Prueba de ello es que los dos mil millones de personas que no tienen acceso al agua potable son personas empobrecidas que viven junto a ríos o sobre acuíferos contaminados. La codicia y ambición del ser humano, sobre todo de los mas ricos, es culpable de este modelo, según el experto.

Arrojo explica que cada vez iremos viendo más lluvias como consecuencia del cambio climático, que aumenta la evaporación al aumentar la temperatura. “Pero llueve diferente, de manera más irregular”, subraya, y son estos eventos extremos los que estrechan la disponibilidad del agua en condiciones adecuadas.

Debemos priorizar la gestión de aguas con un enfoque de derechos humanos para garantizar agua potable y saneamiento para todo el mundo.

—  Pedro Arrojo, Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento

En este sentido, las estrategias planteadas, recomienda el relator, deben ir enfocadas primero a “recuperar el buen estado de nuestros ecosistemas acuáticos, que son los que gestionan el ciclo hídrico del que obtenemos el agua potable”, y segundo a priorizar la gestión de aguas con un enfoque de derechos humanos para “garantizar agua potable y saneamiento para todo el mundo”, lo que supone actualmente apenas el 5% del agua que extraemos.

El relator critica la permisividad de la administración en lugares como Andalucía: “Si aumentamos las demandas de regadío, vamos a matar al regadío, pero antes vamos a matar a la gente que necesita agua simplemente para beber y para vivir dignamente”, dice. En muchos casos se imponen los intereses comerciales y económicos, por eso insiste a los Gobiernos en que establezcan por ley un mínimo vital para que el agua llegue a ser gratuita para las familias en situación de vulnerabilidad.

Sin embargo, la falta de agua previsiblemente dará lugar a más desigualdad y tensiones. “La gente se rebelará”, vaticina Arrojo, si llegamos a tener cortes de agua importantes. Incluso cree que se ya se usa el agua como arma de guerra, “como arma de humillación y chantaje a la población”.

La solución pasa por priorizar las necesidades básicas y destinar al regadío o la industria lo que quede disponible, “sin permitir de ninguna manera que esa industria o ese regadío contaminen el agua potable”.