Un médico puede ser mejor médico leyendo a Tolstói

Madrid

En 2020, durante la etapa más dura la pandemia de COVID-19, una imagen del paciente Isidre Correa se hizo viral. Después de dos meses ingresado con coronavirus en la UCI del Hospital del Mar de Barcelona, y con 61 años, los sanitarios le propusieron salir a ver el mar. "Fue una acción compasiva, muy acertada y que tuvo también un efecto terapéutico para el paciente", recuerda Manuel Pera, jefe de la Sección de Cirugía Gastrointestinal del mismo hospital. La fotografía, en la que aparece tumbado en su camilla en pleno paseo marítimo, resultó extraordinaria porque demuestra una sensibilidad inusual con el paciente. Ahora, un grupo internacional de profesionales de la medicina, liderado por Pera, impulsa en la Universidad Pompeu Fabra 'Humanismo en Medicina', una asignatura "para despertar la sensibilidad de los futuros médicos y que tengan una relación médico-paciente más humana".

El cirujano confía en el poder de la literatura, el arte o la filosofía, presentes en el temario de la asignatura, para hacer reflexionar a los alumnos. "Leer La muerte de Iván Ilich de Tolstói nos da la posibilidad de pensar sobre la relación del médico con el paciente. "A los alumnos deberíamos preguntarles: además de dedicar vuestro tiempo a los estudios, ¿dedicáis tiempo a la lectura? ¿A escuchar música? ¿A hacer deporte? Ese mundo interior es fundamental para entender lo que hay de humano en el ejercicio de la medicina".

¿Médicos o ingenieros de la salud?

La tecnología ha permitido que, muchas veces, lo primero que el médico vea de su paciente sea una prueba de imagen. "De forma innata, los alumnos llegan con una empatía y una compasión innatas, pero hay estudios de facultades americanas, y ya también españolas, que demuestran que ese idealismo inicial va decayendo con los años", explica Pera, "¿La razón? Seguramente los médicos nos focalizamos en la parte técnica y científica, y dejamos de cultivar la parte humana". La tecnología, sugiere, ha convertido a los médicos en algo así como "ingenieros de la salud".

"En ese primer encuentro con el paciente, los médicos somos unos desconocidos para él. Escucharle atentamente, mirarle y conversar, no solo tomar la historia clínica, tiene un efecto terapéutico y es determinante para iniciar el proceso de curación". Sin ese enfoque humanista, cree este médico y apasionado de la lectura que los pacientes reciben atención sanitaria, pero no medicina. "Medicina sin alma. El alma es la presencia, la atención, el juicio, la amabilidad. Tenemos que devolver el alma a la medicina".