Solo llegan a denunciarse entre el 10% y el 20% de las agresiones sexuales con sumisión química
Un pionero estudio demuestra que el 90% de las víctimas de estas agresiones sexuales bajo los efectos de sustancias psicotrópicas son mujeres, mientras que dos de cada tres casos se producen en ambientes de ocio nocturno y las perpetran menores de 30 años
Madrid
Únicamente entre el 10% y el 20% de las víctimas de agresión sexual con sumisión química denuncian, según refleja el primer manual publicado en España sobre el asunto, Sumisión química y uso de sustancias psicoactivas en las agresiones sexuales. Prevención, detección e intervención de un problema multidisciplinar.
Los datos ofrecidos por las instituciones y los estudios existentes apuntan a que, pese a que han aumentado las denuncias de estos casos en los últimos años, siguen sin ponerse en conocimiento de las fuerzas de seguridad o de los órganos judiciales entre el 80% y el 80% de las agresiones sexuales que se realizan cuando la víctima está bajo los efectos de sustancias psicotrópicas que le han sido introducidas en su organismo en contra de su voluntad.
Uno de los coordinadores del amplio trabajo, Antonio Rial, profesor de la Universidad de A Coruña (UDC), califica el fenómeno como un "problema silente" y una "emergencia sociosanitaria" ya que miles de personas sufren este tipo de violencia sexual cada año en España. El 90% de las víctimas son mujeres, tal y como refleja este pionero estudio. Además, dos de cada tres de estas agresiones se producen en ambientes de ocio nocturno y dos de cada tres agresores son menores de 30 años.
En la última década se han multiplicado por diez el número de casos de agresiones sexuales con sumisión química. Cada vez es también más frecuente que estas agresiones sean perpetradas por menores de edad, que las ejecutan en grupo. Una información "muy preocupante", según afirma el experto Rial.
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En cuanto a las sustancias empleadas, existe una disociación absoluta entre los componentes que protagonizan la conversación pública en torno a este fenómeno y las drogas más frecuentes que después aparecen en los organismos de las agredidas. Prueba de ello es que la burundanga es de la drogas que menos aparecen en estos casos, mientras que el alcohol es a la que más comúnmente coloca a las víctima en una situación de vulnerabilidad. El estudio refleja que en la mayoría de los casos las bebidas alcohólicas son consumidas de forma consentida y compartida, pero cuando se hace en altas cantidades es siete u ocho veces mayor el riesgo de victimización, que es la vulnerabilidad de una persona para convertirse en víctima.
"Hay un enorme desconocimiento a nivel institucional, porque hay muchísima confusión a la hora de contabilizar los delitos relacionados con la sumisión química", ha señalado Rial. Por ello, incide en la necesidad real que existe de "mejorar el seguimiento" y la "evolución" de este problema tanto en el seno de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como desde los servicios sanitarios de emergencias.
Para este profesor es fundamental que para que al menos la mayoría de las agresiones sexuales con sumisión química se denuncien es necesario eliminar "las barreras" a las que se enfrentan las agredidas y que impiden que "tengan una buena acogida y se apliquen las periciales oportunas en tiempo en forma" que permiten con la mayor celeridad posible si han sufrido o no una sumisión química. En esta misma línea, el especialista en esta clase de violencia sexual ha subrayado la importancia de prevenir estas conductas desde las instituciones educativas para ser capaces de ponerle "freno".