'Noche', de Alejandro Sawa, la historia de la degradación de una familia
Una novela oscura, escrita de una forma brillante, que se lee sin descanso y de la que es imposible salir sin daño
'Noche', de Alejandro Sawa, la historia de la degradación de una familia
Alejandro Sawa nació en Sevilla en 1862 y murió en Madrid en 1909. Escritor y periodista, vivió gran parte de su vida en Madrid, una vida marginal que le llevó a terminar sus días enfermo, ciego y con graves carencias económicas. En 1889 viajó a París, donde trabajó para la editorial Garnier, tradujo a los hermanos Goncourt y se empapó de aquello que amaba por encima de todo: el arte y la belleza del mundo. En París trabó amistad con Verlaine, cuya poesía recitaba de memoria en las tertulias. A su vuelta a Madrid trabajó para importantes periódicos, tales como El Heraldo de Madrid, El Imparcial y ABC.
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Es el autor de 'La mujer de todo el mundo', 'Crimen legal', 'Declaración de un vencido', 'Criadero de curas', 'La sima de Igúzquiza', 'Historia de una reina' y su obra póstuma, editada gracias a la ayuda de Rubén Darío, que la prologó, Iluminaciones en la sombra. Su muerte prematura fue lamentada por los escritores de la posterior generación del 98, especialmente por Valle-Inclán, quien se inspiró en Sawa para crear su inmortal protagonista de 'Luces de bohemia', Max Estrella.
Escribió 'Noche' en 1888, es una novela oscura, pero escrita de una forma brillante, llena de personajes extraños entre los cuales, sin embargo, nos reconocemos. Dolorosa, brutal, desengañada, que se lee sin descanso y de la que es imposible salir sin daño. 'Noche' es obra de uno de los autores más representativos de la bohemia de finales del XIX en España, un "proletariado artístico" de combatientes de la sociedad burguesa, marginados por voluntad propia, libres, anárquicos y conscientes.
Una educación autoritaria, un ambiente opresivo y unos personajes tacaños en eso del vivir
Alejandro Sawa vivió el cambio de siglo en toda su plenitud, empapándose de las corrientes artísticas que imperaban entonces en París y conociendo a algunas figuras capitales del simbolismo y el parnasianismo franceses. Murió demasiado joven, ciego, enfermo y arruinado. La literatura de Sawa está adscrita a la corriente naturalista que surgió como reacción al movimiento romántico anterior y que trajo consigo páginas cuya narración y descripción de personajes no deja espacio a la idealización.
Los personajes de 'Noche' son seres miserables, tacaños en eso del vivir, que llevan una existencia mojigata, que habitan su poquedad como si el mundo fuera solo eso, como si solo esa fuera la única vida posible. Asistimos así a una educación autoritaria, a un ambiente opresivo, asfixiante, en el que esta familia se desenvuelve como algo natural. La fe obsesiva y enfermiza, la moral decimonónica, el absurdo existencial. En su intento obstinado por llevar una vida de moral intachable, caen en un abismo cada vez más hondo e irreversible. Asimismo, la religión, refugio de pecadores, acabará mostrando sus más bajos instintos. Frente a ese aislamiento la vida irrumpirá, desconcertando a unos seres cuya existencia es aún demasiado frágil como para saberla vivir.
Un cuadro brutal y "feo" de la España de final del siglo XIX
'Noche' constituye un maravilloso fresco de la España finisecular en donde la mujer juega un doble papel: como arquetipo de mujer cuyo mayor logro social consiste en ser la esposa de alguien dentro de la familia tradicional, y como ser supuestamente independiente capaz de comerciar con su propio cuerpo para finalmente llevar una existencia penosa y miserable, siempre a punto de descender a un escalafón aún más bajo que el anterior. Es un cuadro brutal y "feo" de aquella España, una novela que se lee sin descanso, en donde el ritmo no decae y en donde el autor rompe con la imagen que se tenía entonces de la mujer y plantea los peligros de una moral inventada al servicio de unos pocos.
'Noche' es la historia de la degradación de una familia, la de don Francisco y doña Dolores, pero también es muchas historias a la vez. Sacerdotes, prostitutas, amantes cuya belleza le hacen a uno perder la razón, maridos engañados, hijos ilegítimos, crímenes pasionales… Todo ello conforma el universo de esta novela que tiene lugar en la España de misa, mantilla y procesión, la de los cafés abarrotados de tertulianos hasta altas horas de la madrugada, la de los burdeles de baja estofa y clientela fiel. Una España hambrienta que vive de las apariencias. Alejandro Sawa la escribió en 1888 siguiendo la corriente naturalista que imperaba entonces. Sus descripciones de los ambientes más sórdidos y de la miseria que habitaba la vida de estos seres son realmente sobrecogedoras.