El libro más misterioso del mundo
Una serie documental de 10 capítulos sobre el Códice Voynich
Capítulo 1: El libro más misterioso del mundo | El puzle Voynich
21:02
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1684913450270/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
Hay un libro que no se puede leer, pero contiene mil historias. Es el códice Voynich. Quizá hayan oído hablar de él, y quienes no sepan nada y sientan curiosidad solo tienen que escribir Voynich en google: encontrarán cientos de miles de referencias: El libro más misterioso del mundo. El libro que nadie puede descifrar. El desafío para los criptógrafos, paleógrafos, filólogos, informáticos y especialistas en inteligencia artificial. Es un libro del siglo XV que nadie sabe leer aunque, paradójicamente, contiene mil historias.
Más información
La primera historia: ¿por qué se llama Voynich el códice Voynich? Porque fue un librero lituano, Wilfrid Voynich, quien lo descubrió entre libros viejos en un monasterio del norte de Italia a principios del siglo XX. La vida de Wilfrid Voynich es la de un aventurero, y un revolucionario. Luchó desde Polonia contra el régimen zarista de Rusia, fue detenido, encarcelado y deportado a Siberia. Wilfrid Voynich huyó de Siberia, cruzó Asia, cruzó Europa, en Hamburgo se embarcó hacia Londres y allí conoció a una pianista, escritora y activista antizarista, Ethel Boole, autora de una novela que vendió millones y millones de ejemplares, El tábano. Sucede que esos millones de ejemplares se vendieron en la URSS durante la Guerra Fría, y Ethel Boole no supo de su éxito hasta el final de su vida.
El original del manuscrito Voynich está en la Universidad de Yale, en EEUU. Su conservadora es Lisa Fagin Davis, paleógrafa. En esta serie nos cuenta que su principal empeño ha sido y es recuperar el manuscrito Voynich para el prestigio académico. "Muchos expertos medievalistas, cuando oyen hablar del Voynich, ponen los ojos en blanco y dicen: oh, no, otra vez el Voynich. Yo creo que es un objeto medieval fascinante, y digno de atención académica", nos dice Lisa Fagin Davis. Es una de las treinta y nueve entrevistas que se cruzan en esta serie documental: especialistas en criptografía, paleografía, historia, arte, química, historia de la ciencia, informática, inteligencia artificial, ciberseguridad....
En el libro que no se puede leer hay historias por todas partes. Una carta en latín que se encontró en el manuscrito original sugería quién había sido el propietario: Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el siglo XVI. Tal vez conozcan el famoso retrato que le hizo el pintor Arcimboldo. El emperador Rodolfo II en traje de Vertumno. Una composición hecha con frutas, flores y verduras. Si comparan ese retrato con cualquiera de Felipe II podrán deducir que eran caracteres bien distintos... pero tal vez sea una conclusión precipitada. Felipe y Rodolfo, Rodolfo y Felipe, tío y sobrino, tal vez no eran tan distintos. Los dos fueron mecenas, apasionados del arte y de la ciencia, los dos se interesaron por la alquimia, fueron coleccionistas y buscadores de rarezas. En el siglo XVI reyes y emperadores competían por mostrar en sus Cámaras de Maravillas todo lo que tenían a su alcance, objeto, animal o vegetal. Un ejemplo de rareza bastante rara: las piedras bezoares, cálculos resinosos que se forman en el aparato digestivo de los mamíferos. Rodolfo II fue un apasionado coleccionista de piedras bezoares. Su bezoar preferido fue el de la cabra de Anatolia, hasta que conoció el bezoar de la llama de Perú.
Un emperador con fama de extravagante, tal vez merecida, tal vez exagerada. Todos los historiadores que hablan para esta serie documental nos advierten: la historia no es un relato lineal. Cuidado con creérselo todo a la primera. Las fake news no son un invento de hoy. Siempre se ha utilizado la desinformación para denigrar al adversario político. Hoy, y en el siglo XVI. Basta con pensar en la bisabuela de Rodolfo II, que era Juana de Castilla, a la que conocemos como La loca. Cualquiera puede preguntarse: ¿estaba loca Juana la Loca o hubo un interés en hacerla pasar por loca? Y qué decir de su marido, Felipe el Hermoso. Nadie le llama Felipe I, aunque el rey de España lleva hoy el VI porque El Hermoso llevó el I. Es verdad que Felipe I reinó muy poco tiempo. Murió de manera sorprendente, después de jugar un partido de pelota en Burgos, en un edificio que todavía se conserva, la Casa del Cordón. A ciento cincuenta metros de ese edificio está el Museo Voynich, impulsado por Juanjo García Gil, el editor de Siloé, la modesta editorial que en el año 2015 consiguió una exclusiva mundial: la universidad de Yale aceptó hacer una edición facsímil, una réplica exacta, del manuscrito Voynich. Con un ejemplar de esa edición facsímil comienza esta serie.
Es un libro que no se puede leer y contiene mil historias. Mil y una, en realidad, porque cuando crees que has llegado a la última aparece otra. El hijo asesino, la monja política, el hombre lobo canario, el alquimista, la madre que susurraba al emperador, el matemático que hablaba con los ángeles, el rey envenenado, el gobernador arrojado por la ventana, la fallida invasión de Inglaterra, la pareja polaca que asegura haber descifrado el manuscrito, el túnel de Praga, el rey invisible, el elefante que nunca me regaló mi tío... Para seguir todas esas historias hemos viajado a Lituania, Polonia, República Checa, Gran Bretaña, Santa Cruz de Tenrife, Santiago de Compostela, a Burgos, en busca de testimonios y de especialistas.
Conmigo han investigado, escrito y viajado Paula García, Lucía Taboada, Jimena Marcos, y Mario Panadero, que es quien ha tenido los viajes más complicados, porque a lo largo de la serie viaja en el tiempo para narrar en directo la invasión de Inglaterra, el inicio de la Guerra de los 30 años y el último partido de pelota de Felipe el Hermoso. Han sido quince meses de trabajo, que ahora se presentan en diez episodios de veinte minutos, con la (asombrosa) realización, ambientación musical, edición y sonorización de Roberto García y Pablo Sánchez. Hemos hecho una banda sonora especialmente para esta serie, y de la producción musical se ha encargado Rodrigo Vázquez. Iremos estrenando los episodios en La Ventana, los jueves, a las 18.00. Estarán disponibles en SerPodcast, Podium y en todas las plataformas.
Capítulo 2: En mi colección faltan un elefante y un hombre lobo | El puzle Voynich
19:02
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1685013630074/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>