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Sociedad

El origen de las relaciones tóxicas

Problemas como los mitos y la baja autoestima te pueden llevar al control y a la dependencia emocional

El origen de las relaciones tóxicas

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¿Por qué nacen las relaciones tóxicas? ¿Cómo se provoca todo esto? Realmente lo que motiva a una persona a tener una relación tóxica es la necesidad de tener control absoluto de la relación, vamos, que no le importan los acuerdos, ni la comunicación y menos la responsabilidad afectiva. Quiere tener todo el poder de la relación, y eso, como hemos estado viendo, no sale bien.

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Esto en parte viene por los mitos del amor romántico. El cine y las novelas de este género a veces pueden llegar a influir seriamente en nuestra actitud. La psicóloga María Esclapez lo explica de una manera que es sencilla de comprender. Creemos que de alguna manera va a llegar tu príncipe azul y por fin serás feliz, por fin ha llegado tu media naranja. Pero es que de esta manera estás dejando la responsabilidad de tu felicidad en manos de otra persona, y eso no es ni real, ni sano. Porque si las cosas no van bien tú ya has generado la dependencia de creer que si esa persona se va, se llevará tu felicidad.

Pero es que no solo nos creemos esa película. En la web psicologíamadrid explican varios mitos más que nos condicionan a la hora de tener relaciones:

Mito de la exclusividad: Sólo podemos sentir amor por una persona al mismo tiempo. Y aquí ya hemos hablado de otros tipos de relaciones que les funcionan bien a muchas parejas.

El mito de la fidelidad: es cuando creemos que tus deseos de pasión, los románticos y los eróticos solo los puede satisfacer tu pareja. Hasta tal punto, que nos molesta, o creemos que nuestra pareja nos está poniendo los cuernos si se masturba pensando en otra persona que no seas tú. O cuando mira a otra persona y piensa que es guapa. Hay una diferencia bastante grande entre pensar y actuar, y todo el mundo tiene ojos. Otra cosa muy distinta es que te falte al respeto haciendo comentarios comparativos, por ejemplo. O que a ti te menosprecie y luego le veas mirando lascivamente a otra persona.

Mito de los celos: La creencia de que los celos son un indicador del amor verdadero. De los celos ya hemos hablado en alguna otra ocasión. Y al final, si lo piensas, celos sueles tener siempre de alguien a quien admiras y crees que tiene algo que a ti te falta, o que admiran y por lo tanto te sientes retado. No es amor. Es inseguridad.

Mito del matrimonio: Bueno, es que parece que va en orden, vivir juntos, casarse, tener hijos. Parece que no hay otra manera de amar que no sea ese pacto sagrado.

El mito de la pasión eterna: cuando creemos que el amor apasionado del principio va a durar para siempre. Y cuando empiezas a establecer rutinas y tus hormonas también se regulan crees que el amor se ha acabado y solo quieres volver a “esa luna de miel” que ya hablamos la semana pasada.

Mito de la equivalencia: este va muy de la mano con el anterior. Porque aquí creemos que el amor y el enamoramiento es lo mismo. Entonces si no sientes ese enamoramiento, crees que no es suficiente y que ya no amas a tu pareja.

El mito de la omnipotencia: La típica frase “el amor puede con todo” y debe permanecer pase lo que pase en la relación.

El mito de la costumbre : (el cerebro está cómodo en la rutina), la idea de que al final la otra persona cambie (no aceptar que no funcione, requiere mucha energía), falta de amor propio.

Un bucle del que no salimos

Hay varios motivos por los cuales podemos meternos en el bucle y no saber salir. Quizás el más común es la baja autoestima, ya que a veces creemos que no tenemos a nadie más o que no somos suficientes o nadie más no va a querer. Entonces esto genera mucho miedo a la soledad. Incluso el miedo a la incertidumbre (mejor malo conocido que bueno por conocer), pensar qué pasará con tu casa, compartir gastos, tus amistades, tu familia… Ves demasiados cambios y te quedas en stand by, en pausa.

También hay muchas personas que se creen destinadas a salvar al otro. Creer que pueden hacer que cambie, que les necesita para ser mejor persona, pero es que hay gente que no quiere ser salvada. La dependencia emocional y el refuerzo intermitente pesa mucho.

Las señales

Sobre todo cuando la tranquilidad deja de ser la emoción que más te transmite tu pareja. O si sientes que tu pareja ya no te admira o te quiere como antes y estás todo el rato intentando demostrar lo que vales. Como que sientes todo el rato que algo no funciona. Que aunque estéis juntos sientas que no estás acompañado. O que vuestras vidas giren en torno a la suya, y siempre hacéis lo que dice o quiere y no suele ceder nunca a tus preferencias. Incluso si de forma indirecta (mediante risas, burlas) te va diciendo todo lo que cree que no haces bien y eso cada vez te hace sentir más pequeño. Y bueno, el sexo suele ser algo que pasa porque tiene que pasar, pero como si no pasa, vamos.

De alguna manera sientes que ya no eres la misma persona que antes, quizás te sientas más triste o te haya dejado de motivar lo que te gustaba. Si discutís mucho (no debatir y hablar, que no tienes que estar de acuerdo con todo en tu pareja), me refiero a que el conflicto se haya convertido en hábito ya.

Si te sientes reconocido en esto puede que tengáis asuntos que resolver, porque el amor no llega de la nada, el amor se construye día a día. Como dice mi madre, el amor es como una planta, si no la riegas se muere, si la riegas demasiado también, hay que buscar el equilibrio.

 
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