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Aficionados de la Roma increparon al árbitro Anthony Taylor y su familia en el aeropuerto de Budapest

Decenas de aficionados gritaron y lanzaron objetos al colegiado mientras abandonaba el aeropuerto con su familia

Anthony Taylor sale del aeropuerto de Budapest con su familia entre los gritos de los aficionados de la Roma

Anthony Taylor sale del aeropuerto de Budapest con su familia entre los gritos de los aficionados de la Roma

Anthony Taylor sale del aeropuerto de Budapest con su familia entre los gritos de los aficionados de la Roma

El Sevilla se proclamó campeón de la Europa League por séptima vez en su historia este pasado miércoles frente a la Roma. El partido se extendió hasta la prórroga tras el 1-1 de los 90 minutos reglamentarios. En los penaltis, la actuación de Bounou, con dos paradas, dió la copa a los sevillistas. La afición romana quedó muy contrariada con las decisiones del árbitro del encuentro, Anthony Taylor, al que le reclamaron un penalti por mano de Ocampos, entre otras jugadas.

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Al término del partido, mientras Taylor llegaba al aeropuerto de Budapest junto a su familia, varias decenas de aficionados de la Roma increparon al colegiado con cánticos y gritos. La tensión creció, con el árbitro escoltado por varios agentes de seguridad y llegaron a lanzarle agua antes de salir por la puerta de embarque. Todo ello puede verse en un vídeo del Corriere dello Sport desde el propio aeropuerto.

Durante el partido, la jugada más polémica fue una posible mano de Lucas Ocampos dentro de su propio área, que tocó con un centro lateral de Matic. Taylor no pitó la pena máxima ante la incredulidad de jugadores, afición y el propio José Mourinho desde el banquillo. Antes, el árbitro inglés ya había generado polémica con otro penalti, pitado a favor del Sevilla pero posteriormente corregido por el VAR porque el defensor sí había tocado el balón.

Las reacciones de Mourinho

El técnico portugués terminó el partido visiblemente enfadado por la derrota y la actuación arbitral. Tras recoger la medalla de subcampeón, se acercó a la grada para regalarla. Más tarde, aseguró que guardaba sólo las de oro y regalaba las de plata. La acción más grave llegó en su camino hacia el autobús, cuando ambió su trayectoria y se acercó a la furgoneta de los árbitros para gritar en varias ocasiones "¡Puta vergüenza!" y "¡Fucking UEFA!", unas palabras que quedaron grabadas y podrían acarrearle sanciones.

Ante los micrófonos, Mourinho también aseguró estar cansado. "La influencia de los árbitros en nuestros partidos es una cosa a la que ya estamos acostumbrados, pero en una final europea no me lo esperaba", dijo de los árbitros. "Basta con ver la boca de Ibáñez y se entiende todo, con ver a Lamela que ha tirado un penalti y que tenía que haber sido expulsado; basta con ver que el equipo que jugó mejor en el primer tiempo es el que ha terminado con tres amarillas".

 
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