Pocas bandas con éxito mundial duran más de 40 años. Bad Religion ha cumplido 43 y siguen con las mismas ganas de siempre de subirse a un escenario. Creen que uno de sus secretos es «no tomárselo demasiado en serio»: «Puedes tomarte en serio la creación de arte, pero después de eso, solo tratas de divertirte. En este tiempo, hemos tenido momentos en los que nos hemos tomado las cosas demasiado en serio y eso nos ha causado mucho estrés. Así que, en cierto modo, aprendimos que hacer música es muy divertido y que tenemos mucha suerte de poder dedicarnos a ello y no darlo por sentado», explica Jay Bentley, bajista del grupo, poco antes de tocar en el Primavera Sound Madrid el pasado viernes. Después de tantos haciendo punk rock pueden hacer balance de cómo ha cambiado la industria en este tiempo: «Creo que ahora se hace mucha música para personas a las que realmente no les gusta la música. Es como si todo estuviera siempre listo y accesible. Hace mucho tiempo la música era un acontecimiento: comprabas un disco y te lo llevabas a casa y gastabas ese tiempo. Ahora, como todo está en todas partes, creo que es más difícil encontrar tu camino», lamenta Brian Baker, guitarrista de la banda. El punk rock ahora no está de moda pero su música se ha convertido en atemporal. Sus gritos revolucionarios marcaron una época y no tienen claro qué estilo tomó el testigo: «Hubo un tiempo en que el hip hop era la alternativa a lo estaba de moda y los raperos eran los que decían su verdad mientras el punk rock hacía aguas. Puede que ahora no sea esa alternativa. No sé qué es el punk rock ahora», se pregunta Bentley y Baker le responde «tú eres el punk rock, por eso no lo sabes. Lo cual es extraño». Tras las risas, Jay acaba reconociendo que tiene razón. Cuando nos ponemos a hablar de España con la banda les ponemos en un aprieto. En un primer momento, Baker se declara enamorado de Madrid: «Fue el primer lugar donde conocí a personas de las que soy amigo desde hace 20 años y que vivieron aquí y que me mostraron cosas que nunca sabría si no las hubiera conocido hace tanto tiempo». A Bentley le atrae mucho el arte español de pintores como Goya: «Soy una especie de polilla cultural». Pero cuando empezamos a hablar de música española la cosa se complica un poco. Baker habla maravillas de un músico catalán llamado Mark Cisneros, de la banda Hammered Hulls, afincado en Washington: «Tienes que escuchar a esta banda. Es fantástico. Y es una especie de punk rock, pero un poco. Es difícil de describir», dice de forma entusiasta. En cambio, ¡Baker no conoce a Rosalía!: «No salgo mucho», se excusa. Bentley sale en su ayuda: «Yo sé quién es. Claro. La adoro. Es la Taylor Swift de España ¿no? Me lo acabo de inventar y tenía razón». La pregunta entonces era obvia: «¿Os gusta Taylor Swift?» Ambos dicen que sí. «Gran compositora», dice Baker mientras Bentley se carcajea. «Empezó como artista country pero ya no es country», señala. «No nos volvamos locos aquí. No somos swifties, simplemente creemos que Taylor Swift está bien», aclara Baker. Saben que su música desata las mismas pasiones que la de Taylor Swift a un público diferente: «Cuando te das cuenta de que la gente realmente se preocupa por lo que haces como artista, es el momento en el que encuentras gratitud. No se te debe nada en este negocio. Todo lo que te llegue como regalo y que la gente realmente aprecie lo que haces no debe tomarse a la ligera. Esa es la realidad», sentencia el bajista. Sobre la evolución de Green Day, del punk rock al pop rock, tienen respeto absoluto: «Hicieron es lo que tenían ganas de hacer. La gente al final termina haciendo música que suena como la música que les gusta escuchar. En nuestro caso, ya tocamos la música que nos gusta escuchar, así que no ha sido un cambio drástico. Pero tener la libertad que tenía Green Day, tener ese éxito, poder encontrar nuevas formas de hablar y aportar nueva información es increíble. Eso es lo que se llama una trayectoria. Eso es lo que se supone que debe ser. Así que creo que son geniales y me gustan sus cosas nuevas tanto como las anteriores», responde Baker. Bad Religion siempre ha sido un grupo muy comprometido con política y los movimientos sociales. Su cantante es profesor de teoría evolutiva en la Universidad de Los Ángeles y piensan que «la religión organizada es más peligrosa que un iPhone», aunque dudan sobre qué puede ser más destructivo. «La ciencia ha respondido a muchas de las preguntas que antes no tenían respuesta y la religión se basaba en gran medida en asegurarse de que la gente no entendiera lo que sucedía en la naturaleza. Dicho esto, me gustaría decir que la religión en sí misma es maravillosa. El problema es lo que la gente hace con la religión para que otras personas hagan cosas por esa religión. Hay muchas personas religiosas que son personas maravillosas. Cuando era joven, la religión todavía se basaba un poco en el miedo. Tienes que tener miedo, de lo contrario te vas a ir al infierno. Ahora no creo que las nuevas generaciones crean eso. Ellos eligen no tener miedo», señala Bentley. Para miedo, el auge de la ultraderecha en todo el mundo, pero la banda recuerda que esto ya ha pasado antes: «Hay cierta gente que siente insatisfacción. Creo que la gente tiene miedo. Y cuando tienes miedo, arremetes contra personas que son diferentes o a las que no entiendes. Esto ha ocurrido miles de veces a lo largo de la historia. Creo que ahora está en su punto máximo debido a la información, a la forma en que todos estamos conectados ahora. Esa pequeña cosa que nunca tendría éxito puede ahora apoderarse de toda una ciudad y, sin duda, es aterrador. Pero creo que las personas son buenas y como esta lucha se ha abordado antes y volveremos a hacerlo de nuevo». No tienen miedo a lo que pase el año que viene en las elecciones de Estados Unidos: «Lo que va a pasar el año que viene es que los demócratas se mantendrán en el poder y el Partido Republicano se dividirá en personas que apoyaban a Donald Trump y personas que se avergüenzan de haber apoyado a Donald Trump. Estas personas fingirán que no formaron parte de eso, pero su grupo es cada vez más pequeño. Y la izquierda promedio, el estadounidense sensato promedio, sigue ahí. Y los veo todo el tiempo. Lo sé porque viajo a todos lados. Así que no tendría miedo, sé que tiene mala pinta, pero confío en que todo saldrá bien», apunta Baker. También confía en la humanidad, incluso después de haber pasado por el Museo del Punk Rock que ha abierto en Las Vegas: «Hay un montón de cosas geniales ahí. Es genial. Recomiendo encarecidamente pasar por allí. Tienen una capilla para bodas, tienen un bar, puedes hacerte un tatuaje y aprender sobre Johnny Thunders, Joey Ramone, Tony Sly, de No Use For A Name, o de las componentes de Bad Cop, Bad Cop. Es para todos. Es como un Disneylandia para punks».