La 82ª edición de la Feria del Libro de Madrid es ya historia. Este domingo se clausuró la gran fiesta de la literatura en la capital del país. Dos largas semanas de simbiosis entre la industria y la cultura, entre los autores y los lectores, el mercado y el arte. Pese a los embates de la meteorología, el recorrido situado en el corazón del Retiro se llenó de miles de personas, de decenas de editoriales y centenares de autores. Eva Orúe es la directora de la feria y ha pasado por los micrófonos de la Cadena SER, en Hora 25 con Aimar Bretos. «No tenemos cifras todavía, no creo que nos dé un disgusto. La lluvia no ha detenido a la gente. Te produce mucha satisfacción cuando ves el pronóstico del tiempo, pone que va a llover a jarros, pero la gente viene», explica Orúe. «Técnicamente, la Feria de Madrid es una feria local, pero ni cuando vienes a verla o saber lo que aquí pasa, tienes esa sensación. Por aquí ha pasado gente de Corea del Sur, Guinea. Vienen a saber cómo lo hacemos y eso es muy bonito. Lo único malo es que tengo que explicarlo muchas veces. Es muy bonito pensar que la fama de la feria ha llegado tan lejos», reflexiona la directora. «Creo que este año le hemos dado un buen impulso a las publicaciones científicas. Vemos que hay una fuerza innegable en los muchos divulgadores científicos y que tienen habilidad por contagiarte pasiones que muchas veces son difíciles de explicar», señala Eva Orúe. «El no estar en colas tan numerosas da la oportunidad de que los lectores y autores lean», dice. «Algunos negocios llegan a hacer el 20% de los ingresos con la feria. Hay gente que viene con carritos y maletas. Nos han pedido hasta una consigna», apunta Orúe. La directora ya está trabajando en la próxima feria del libro. «En un par de días se reúne el comité de organización. Las vacaciones son para agosto», afirma. «Hubo una imagen que es la de la gente agolpada en los toldos porque estaba lloviendo. A diferencia de lo que ocurre normalmente, la gente se puso mirando hacia los libros, en vez de hacia afuera. Ahí dije hay esperanza», sentencia Orúe.