"Nosotros traducimos emociones, no traducimos palabras"
Xosé Castro y Begoña Ballester explican en 'La Ventana' el trabajo de traducción de productos audiovisuales
Traductores audiovisuales
Son muchos los trabajos que se esconden tras la producción de una película. Está la interpretación, el casting, la dirección, la música, el guión o el maquillaje. No obstante, hay disciplinas mucho más invisibilizadas que otras. La traducción puede llegar a ser un elemento clave en una película, sobre todo cuando se trata de un largometraje de un idioma distinto a nuestra lengua natal. Pero son pocos los que reconocen el trabajo de los traductores.
En el año 1968 se estrenó en España 'La semilla del diablo'. Fue entonces cuando se produjo el gran spoiler nacional. El título original era 'Rosemary's Baby', el bebé de Rosemary, que dejaba más espacio a la imaginación. Sin embargo, la traducción al castellano desengranó gran parte de la trama. Este es sólo un ejemplo. Los casos en los que la traducción de títulos de películas son llamativos o poco acertados son numerosos. Por tanto, la importancia de una buena traducción es evidente. Xosé Castro, traductor audiovisual y Begoña Ballester, fundadora de BBO explican en 'La Ventana' la importancia de una buena traducción.
Ahora bien, la traducción de los títulos no es la labor principal de ninguno de los dos invitados. "Eso es márketing", ha apuntado Ballester. "Nosotros podemos sugerir pero la decisión final es de la propia productora o de la propia plataforma", ha añadido. Además, Castro ha querido remarcar que normalmente no hay un traductor involucrado en la elección del título. "También hay otros factores a tener en cuenta", ha apuntado.
"En el subtitulado tienes que tener en cuenta una velocidad de lectura"
Tanto Ballester como Castro se dedican a la traducción para el doblaje y a la subtitulación de los productos audiovisuales. "La diferencia principal es que una cosa se escucha y la otra se lee", ha remarcado Ballester. Por otro lado, es evidente que ambas cosas siguen unas técnicas distintas y se nutren de métodos diferentes. "Por ejemplo, en el subtitulado tienes que tener en cuenta una velocidad de lectura", ha ejemplificado.
El subtitulado requiere de un trabajo de selección. No se puede traducir todo lo que se dice en la escena. "Hay dos renglones de 40 caracteres más o menos", ha señalado Castro. Por tanto, es importante seleccionar lo más relevante. "Generalmente el subtitulador tiene que elegir qué es importante y qué no", ha asegurado.
"Las expresiones es lo más importante y la literalidad quizás menos, porque al final el contexto es lo que importa", ha destacado Ballester. En este sentido, mantener el humor, el dramatismo o el terror del propio diálogo es un objetivo prioritario en la traducción. "Nosotros traducimos emociones, no traducimos palabras", ha comentado Castro.
"Cuando nos enfrentamos a películas de ciencia ficción tenemos que crear neologismos", ha destacado Castro. Dependiendo del tono, de la forma o del argumento, los traductores no sólo tienen que encontrar la palabra precisa, sino también invertarse un nuevo término.
"Lo primero que se me viene a la mente son los plazos"
Son muchas las oportunidades que brinda esta disciplina. Pero también tiene puntos más oscuros. "Lo primero que se me viene a la mente son los plazos", ha confesado Ballester. La inmediatez es también parte de este trabajo. "A veces te lo piden para un plazo de tres días", ha añadido.
“Los intérpretes tendemos a pasar desapercibidos, eso siempre es buena señal”: El difícil trabajo de traducir un discurso