"El que abusó de mí fue mi primo, que tenía 14 años. Empezó como un juego": violencia sexual entre menores, una realidad silenciada
La edad de los agresores sexuales ha bajado y sus víctimas siempre son niños con menos años que ellos
Violencia sexual entre menores. La huella
MAIKA ÁVILA, ELISA MUÑOZ Y ANE OSCARIZ
Madrid
La hija de Teresa fue violada con 16 años a punta de navaja por diez menores en los baños del centro comercial Magic de Badalona. "En cuanto vio la oportunidad salió corriendo, pidió ayuda a los empleados de seguridad de la empresa Davos, la ignoraron, pasaron de ella. Aparte de haber sufrido esa agresión, se sintió totalmente abandonada", explica su madre.
La agresión fue en agosto de 2022 y hasta noviembre no lo contó. La denuncia ante los Mossos llegó en febrero. Teresa tenía claro que debía respetar sus tiempos y apoyar sus decisiones. "Me dijo que quería denunciar no solo por ella, sino para intentar ayudar a otras chicas que hubieran sufrido lo mismo", explica. Justo en marzo trascendió otro caso, una violación múltiple a una niña de 11 años también en los baños. El patrón se repetía. La hermana de la víctima contó que había pedido ayuda al personal de seguridad, que la ignoró. Tras dos meses, la familia decidió poner distancia de por medio y abandonar Badalona. Denunciaron haber recibido amenazas de muerte del entorno de los agresores.
Los Mossos investigan hasta cuatro casos solo en los baños del centro comercial. Pero, la impunidad no se queda ahí. La semana pasada llegó a los juzgados la denuncia de una violación grupal en la playa de otra menor. Se acumulan ocho casos de violencias sexuales entre menores en menos de un año solo en Badalona. Los agentes han identificado a 21 jóvenes implicados, 20 de los cuales tienen menos de 18 años. Trece de ellos son menores de 14 años.
"El que abusó de mí fue mi primo, que tenía 14 años. Empezó como un juego": violencia sexual entre menores, una realidad silenciada
"Hay niños que con 9 años ya han tenido relaciones completas con su hermana"
Agresiones sexuales siempre ha habido pero expertos de distintos ámbitos han percibido un aumento de casos en las que ocurren entre menores. En la Memoria del año 2021, la Fiscalía ya advertía de un incremento de los delitos contra la libertad sexual cometidos por adolescentes. Los motivos son múltiples pero hay dos factores que afectan de forma significativa en ese repunte: por un lado, los niños están más informados y detectan antes la agresión y, por otro, el acceso la pornografía a edades muy tempranas, "que está haciendo mucho daño".
"Los niños ven pornografía, se excitan y no saben manejar su excitación. Los niños de su edad muchas veces no quieren jugar así y les ponen los límites y entonces buscan niños más pequeños. Estamos teniendo muchos casos de familias entre hermanos o primos que abusan de niños más pequeños", señala Margarita Marqués, directora de ASPASI, una asociación para la sanación y prevención del abuso sexual infantil. Recuerda que por su centro han pasado niños que con 9 años "ya han tenido relaciones completas con su primo o su hermana".
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El caso de David es parecido. "Yo fui abusado cuando tenía 7 años. El que abusó de mí fue mi primo, que tenía 14 años por aquel entonces. Empezó como un juego. Estábamos jugando a los médicos todos los primos en casa de mi abuela pero luego ya fue solo conmigo y estuve sufriendo medio año más o menos", recuerda. "Al principio era divertido, luego empezaron las cosas que no eran tan divertidas. Me acuerdo una vez que estábamos en la ducha y me pidió que se la comiera y se la comí. Y no me gustó porque había pis. Ese es el razonamiento que tiene un niño al final. No entiende que esto está mal, simplemente es algo que no le gusta, que le hace daño, que es desagradable".
David no recuerda que hubiera violencia "como tal" pero sí una aumento de exigencia: "Empezó siendo masturbación, luego pasó a ser felación y luego pasó a ser penetración". Un día llegó a su casa su tío con su primo y explotó: "Venían a quedarse en mi casa unos días y yo cerré la puerta y decía que no iba a entrar. Mi reacción fue muy violenta, muy fuerte, y mi madre no entendía nada. Me preguntó que qué pasaba y ya le conté lo que me había pasado. Mi primo lo negaba y yo no paraba de decir cosas que me había hecho".
La mayoría de abusos, en el ámbito familiar
El abogado Eduardo Muñoz Simó tiene una larga experiencia llevando casos de agresiones sexuales y también ha notado un incremento de procesos entre menores: "Un porcentaje muy alto de los puestos que tenemos ocurren entre familiares. Suelen ser más o menos entre hermanastros o entre primos, incluso entre tíos y sobrinos, cuando los tíos son de 16, 17 y 18 años".
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Que ocurra mayoritariamente en el ámbito familiar supone una dificultad añadida: "El niño tiene la sensación de que rompe la familia cuando revela el secreto. Por eso muchas veces los niños no se atreven a contarlo. "¿Cómo voy a decirle a mi mamá que su papá me ha hecho eso?", me preguntaba una niña. Otro niño me decía "es que he sido mi tío, el hermano de mi madre. ¿Cómo voy a decirle a mi abuela que su hijo me ha dicho esto?" Normalmente no se atreven a contarlo", lamenta la psicóloga Margarita Marqués.
"Le damos mucho más valor al relato que nos da un adulto que el relato que nos da un niño", sentencia David. Como víctima, sabe que no es fácil dar el paso pero anima a todos los que estén en esa situación a que lo cuenten: "Y si no te hacen caso, se lo cuentas a otra persona hasta que encuentres a alguien que te haga el caso. Por dios, creerles. Los niños no se inventan esas cosas".
"Mi hija paralizó su vida"
El vía crucis de la familia de Teresa Prados ha sido intenso: "Mi hija paralizó su vida, dejó de ir a clase, de hecho este año no ha ido por miedo. Necesitaba que la ayudaran. Ella me lo decía a voces, que necesitaba que la ayudaran". La atención psicológica ha tardado en llegar, pero finalmente se encuentra en tratamiento. La lucha emprendida por su madre con la creación del Comité Madres Contra Agresiones Sexuales y la campaña No estáis solas está siendo también un punto importante para su recuperación.
A día de hoy, David tiene mejor relación con ese primo que con otros y sabe que es gracias a la terapia temprana que recibieron ambos: "He tenido la capacidad y el espacio para estar mal, para llorar, para para procesar todo eso que me pasó cuando me pasó y poder colocarlo bien. Puede que él tenga más trauma que yo porque que tu madre te diga con 15 años que eres un monstruo o que no te debería haber parido ya es un trauma también, ¿no?", deja en el aire.
Las consultas de los psicólogos están llenas de casos que casi nunca llegan a los tribunales y que relatan algo que ocurrió hace mucho tiempo. "Las familias quieren olvidar. A la víctima se le dice que no lo cuente, a ver si la van a señalar", asegura la psicóloga Nuria García. El silencio en torno a las violencias sexuales es profundo, pero los especialistas están acostumbrados a ver más allá de lo que se cuenta. "Cuando los he diagnosticado o los he visto en consulta, nunca venían por el motivo que venían. Igual acudían por el miedo a la oscuridad o por un fracaso escolar", explica.
Sexperimentando. Capítulo 3: Nuestra educación sexual es pésima