"Me sentí más inmigrante aquí, que fuera": volver a casa después de emigrar
Un grupo de jubilados recorre centros educativos de Galicia para contar a los más jóvenes sus historias de vida en el extranjero
Cuando los inmigrantes fuimos nosotros
A Coruña
"Por circunstancias de la vida" Emilio llegó a Suiza a sus 17 años con 35 grados bajo cero y un sueño en la cabeza: ganar suficiente dinero para comprar una moto con sidecar y recorrer los pueblos de Zamora vendiendo pescado. Circunstancia uno: su padre, en España, no le apoyaba en este proyecto de negocio. Circunstancia dos: en plena adolescencia Emilio trabajaba para un terrateniente "desde las 5 de la mañana hasta las 10 de la noche, por 75 pesetas" y se repetía: "Coño, yo aquí no hago nada". Y así es como se fue a Ginebra con la idea de regresar un par de años más tarde. "La aventura", sin embargo, duró más de 50 años.
Ahora, ya jubilado y de vuelta en A Coruña, Emilio recorre los institutos de la provincia para contarle a los estudiantes de secundaria su historia de vida como emigrante retornado. Se trata de un proyecto intergeneracional que impulsa la obra social de Abanca, Afundación, donde han participado más de 118 personas mayores en 20 centros educativos de toda Galicia. El programa busca favorecer el diálogo entre dos generaciones poco habituadas a conversar entre ellas, y ayudar a los más jóvenes a conocer la historia de su país, pero también la de sus propias familias vinculadas a la migración.
"En las aulas empieza a calar un tipo de discurso disruptivo con los mayores: los más jóvenes dicen que mientras ellos viven una situación de precariedad laboral, hay jubilados que acceden a una pensión superior a sus salarios; olvidando que aquellos que los precedieron también tuvieron unas circunstancias de vida difíciles que les llevaron a hacer muchos sacrificios. Un programa como Falame da emigración ayuda a no ver las cosas de esta manera", reflexiona Sabela Couceiro, que coordina el área de Envejecimiento Activo en Afundación.
Y poner el foco en historias de vida como la de Emilio, por ejemplo, también contribuye a identificarse mejor con la migración que ahora llega a España y convivir con ella de una manera mucho más amable, según cuentan quienes han participado en este proyecto. Es el caso de Rosa, otra de las participantes del proyecto que emigró en 1959 a Brasil, y más adelante a Uruguay y a Francia. En su memoria guarda el momento en el que regresó a España a finales de la década de los 70: "Me sentí más inmigrante aquí, que fuera. Nos decían que éramos egoístas, que habíamos pasado días sin comer en el extranjero solo por ganar dinero, y eso era mentira".
Valentina Rojo Squadroni
Uruguaya de nacimiento, catalana de adopción...