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Sufrir COVID-19 reduce la calidad del semen a largo plazo

Un estudio evidencia que, después de al menos 100 días de haber dado negativo en la prueba en varones, no hay mejoría en el número y movilidad de los espermatozoides

Madrid

Más de tres meses después de haber sufrido una infección leve por COVID-19, los hombres tienen menos concentración de espermatozoides y una menor movilidad de estos. Son los resultados de un trabajo multicéntrico español presentado hoy en el 39 Congreso de la Sociedad Europea de Reproducción y Embriología (ESHRE) en Copenhague.

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La doctora Rocío Núñez Calonge, directora Científica de un grupo de clínicas de reproducción asistida, ha presentado los resultados de este estudio que refleja que, “después de al menos 100 días de haberse negativizado la prueba de COVID en varones, no hay mejoría en el número y movilidad de los espermatozoides, a pesar de que nuevos espermatozoides se han producido durante este tiempo”.

“Ha habido estudios previos que muestran que la calidad del semen se ve afectada a corto plazo después de una infección por COVID, pero, hasta donde sabemos, ninguno ha seguido a los hombres durante un período de tiempo más largo”, dijo. “Asumíamos que la calidad del semen mejoraría una vez que se generaran nuevos espermatozoides, pero no es así. No sabemos cuánto tiempo puede tardar en restaurarse la calidad del semen y puede darse el caso de que el COVID cause daños permanentes, incluso en hombres que sufrieron solo una infección leve”.

Una peor calidad del semen

La doctora Núñez Calonge y sus colegas han observado que, en algunos hombres que acudían a clínicas en España para un tratamiento de reproducción asistida, la calidad del semen era peor después de la infección por COVID que antes de la infección, aunque se habían recuperado y la infección era leve. Así que decidieron investigar si el COVID había influido en la bajada de calidad.

“Dado que se necesitan aproximadamente 70 días para crear nuevos espermatozoides, parecía apropiado evaluar la calidad del semen al menos tres meses después de la recuperación de COVID”, ha explicado Núñez Calonge.

Más información

Entre febrero de 2020 y octubre de 2022, los investigadores reclutaron para el estudio a 45 hombres que asistían a seis clínicas reproductivas en distintos puntos de España. Todos tenían un diagnóstico confirmado de COVID leve y las clínicas tenían datos de análisis de muestras de semen tomadas antes de que los hombres se infectaran. Se tomó otra muestra de semen entre los días 17 y 516 después de la infección.

La mediana de edad (promedio) de los hombres fue de 31 años, y la cantidad de tiempo transcurrido entre las muestras anteriores y posteriores a la COVID fue una mediana de 238 días. Los investigadores analizaron todas las muestras tomadas hasta 100 días después de la infección y luego analizaron un subconjunto de muestras tomadas más de 100 días después.

Diferencia significativa

Se encontró una diferencia estadísticamente significativa en el volumen de semen (un 20% menos de 2,5 a 2 mililitros), la concentración de espermatozoides (un 26,5% menos de 68 a 50 millones por ml de eyaculación), el número de espermatozoides por ml (un 37,5% menos de 160 a 100 millones por mililitro de semen), motilidad total, es decir, ser capaz de moverse (un 9,1% menos, del 49% al 45%), movilidad activa, es decir, capaz de moverse hacia delante (un 14,6% menos, del 41% al 35%) y el número de espermatozoides vivos (un 5% menos, del 80% al 76%). La motilidad y la concentración total de espermatozoides fueron los más afectados. La mitad de los hombres tenían recuentos totales de espermatozoides que eran un 57% más bajos después de la COVID en comparación con sus muestras anteriores a la COVID. La morfología de los espermatozoides no fue significativamente diferente.

Cuando los investigadores observaron al grupo de hombres que proporcionaron una muestra más de 100 días después de la COVID, descubrieron que la concentración y la motilidad de los espermatozoides aún no habían mejorado con el tiempo.

“El efecto continuo de la infección por COVID en la calidad del semen en este período posterior puede ser causado por un daño permanente debido al virus, incluso en una infección leve. Creemos que los médicos deben ser conscientes de los efectos dañinos del virus SARS-CoV-2 en la fertilidad masculina. Es especialmente interesante que esta disminución de la calidad del semen se produzca en pacientes con infección leve por COVID, lo que significa que el virus puede afectar a la fertilidad masculina sin que los hombres presenten ningún síntoma clínico de la enfermedad”, ha subrayado la doctora Núñez-Calonge.

Daño al sistema inmunológico

Se sabe que el virus SARS-CoV-2 puede afectar los testículos y los espermatozoides, pero aún se desconoce el mecanismo. La doctora ha indicado que la inflamación y el daño al sistema inmunológico que se observa en pacientes con COVID prolongado podrían estar involucrados. “El proceso inflamatorio puede destruir las células germinales al infiltrarse en los glóbulos blancos involucrados en el sistema inmunológico y reducir los niveles de testosterona al afectar las células intersticiales que producen la hormona masculina”, ha afirmado.

“Cabe mencionar que el deterioro de los parámetros del semen puede no deberse a un efecto directo del virus SARS-CoV-2. Es probable que haya factores adicionales que contribuyan a la disminución de los parámetros espermáticos a largo plazo, pero cuya identidad se desconoce actualmente. Además, no medimos los niveles hormonales en este estudio: en otros estudios se han notificado cambios intensos en la testosterona, un factor clave involucrado en la salud reproductiva masculina, en pacientes masculinos infectados con COVID”.

Este equipo de investigación va a continuar estudiando a los hombres para medir tanto la calidad del semen como el estado hormonal a lo largo del tiempo. “Deberíamos investigar más las funciones reproductivas de los hombres después de la infección por COVID para ver si su fertilidad se ve afectada de manera temporal o permanente”, ha concluido Núñez Calonge.

Covid persistente. Tres años después.

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