La maravillosa respuesta de Francisco Ibáñez a un niño de diez años tras enviarle uno de sus dibujos: "Para eso estamos los colegas"
Ignacio Fernández ha compartido a través de las redes sociales uno de sus mayores recuerdos
Madrid
El historietista Francisco Ibáñez fallecía el pasado viernes a los 87 años de edad dejando así huérfanos a los cientos de personajes que creó desde que comenzara a publicar dibujos con tan solo 11 años. Entre ellos algunos tan icónicos como los vecinos y vecinas de 13 Rue del Percebe, a Pepe Gotera y Otilio y, como no podía ser de otra forma, a los agentes Mortadelo y Filemón. Sin embargo, su recuerdo sigue muy latente. No solo a través de sus tebeos, sino a través de todo tipo de historias que demuestran la grandeza de uno de los dibujantes más famosos de la historia de España.
Más información
Una de estas historias ha sido la publicada recientemente por el Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Oviedo Ignacio Fernández Sarasola en su cuenta de Twitter, quien ha compartido con sus seguidores y seguidoras la carta que le envió Francisco Ibáñez cuando tenía tan solo 10 años. Dado que por aquel entonces era un entusiasta del dibujo, Fernández decidió enviarle una de sus obras al que consideraba su mayor referente en busca de algún que otro consejo que le ayudara a mejorar como artista: "Cuando tenía 10 años envié a la editorial Bruguera una carta con un dibujo, destinada a Ibáñez pidiéndole consejo ya que de aquélla aspiraba a ser dibujante de tebeos".
Los consejos de Ibáñez a Ignacio
A pesar de que tardó lo suyo en responder, el niño acabó recibiendo la que probablemente acabaría siendo la carta más especial de su vida: "Con un ligero retrasillo me ha llegado tu carta junto con tu magnífico dibujo (cosas del papeleo editorial)". Después de explicarle que no había podido escribirle hasta entonces, Ibáñez reconocía que el trabajo de Ignacio estaba muy bien logrado para alguien de su edad: "Naturalmente necesita algo más de práctica, pero creo que vas por el buen camino, si no te aburres antes de llegar a la meta".
Después de recordarle lo dura que es la profesión, pues "hay que llenar páginas y más páginas con apuntes", Francisco Ibáñez le ofrecía un primer consejo de lo más útil: "Primero debes practicar mucho con el lápiz y, cuando ya estés muy seguro, entonces empezarás a usar la pluma". Pero no una cualquiera, ya que le recomendaba utilizar la elástica plumilla de dibujo tanto para dar fuerza como relieve a los trazos. Al mismo tiempo, el artista le pedía que no usara bolígrafos, rotuladores "ni otras zarandajas" puesto que el resultado no iba a ser tan bueno.
¡Para eso estamos los colegas!"
Tras este primer consejo, Francisco Ibáñez le recomendaba a su pupilo realizar los dibujos originales a un tamaño mayor que el de publicación. Concretamente entre una mitad más y el doble. De esta manera, y a la hora de reducirse para su impresión, desaparecerían las posibles imperfecciones que se pudieran originar. Por otro lado, Ibáñez le recordaba a su populo que no tenía que colorear el dibujo original puesto que es una tarea que se realiza posteriormente en los talleres: "Si quieres hacerlo tú, utilizarás un papel aparte o el reverso del mismo original, pintando tú al trasluz".
Después de esta serie de consejos para mejorar en su faceta como viñetista, Ibáñez le reconocía al niño que por aquel entonces era muy difícil asistir a una clase de dibujo cómico porque prácticamente no existían. Por esa misma razón, le invitaba a leer el mayor número de libros posibles sobre el tema y le extendía la mano para cualquier posible duda que le pudiera surgir: "Desde aquí te deseo muchos éxitos en tu carrera artística y, cuando tengas alguna duda, puedes hacerme cuantas consultas desees... ¡Para eso estamos los colegas!"
David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología y buscador de historias virales e inverosímiles...