Los hombres vestían bragas y tacones y la corbata era un amuleto: el origen de muchas prendas que nunca habrías imaginado
La historiadora Ana Velasco ha publicado 'Ropa Vieja' (Catarata), un libro donde desvela por qué nos vestimos como lo hacemos
Los hombres vestían bragas y tacones, las mujeres no pudieron enseñar rodillas hasta el siglo XX
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Madrid
Ana Velasco es historiadora especializada en moda y en su último libro, Ropa Vieja (Catarata, 2023), ha indagado sobre los orígenes de muchas de las prendas que utilizamos a diario. Y es que hasta el más humilde calcetín tiene ancestros y algunos de sus hallazgos son muy curiosos. Se ha servido de enciclopedias y del arte para documentarse pero reconoce que ha sido necesario ir más allá "porque los cuadros son como el Hola! de la época: todos iban de boda". Cuenta en Hoy por Hoy, entre otras muchas cosas, que hasta los años 20, las mujeres no enseñaron el tobillo, que los pantalones de campana y las camisetas tienen su origen en los marineros y que los abalorios, lejos de lo que se pueda pensar, muchas veces estaban relacionados con la esclavitud.
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El sujetador ayudó en la I Guerra Mundial y a las ballenas
A finales del siglo XIX, muchas mujeres utilizaban corsé para sujetar su cuerpo y tener buena postura. Cada vez eran más pesados y exigentes porque potenciaban el pecho y afinaban la cintura, así que empezaron a surgir otras opciones que se llaman "higiénicas" que eran simplemente para sujetar el pecho. Fue la I Guerra Mundial la que dio el empujón definitivo a su uso: "El corsé estaba lleno de metal, que se necesitaba para la guerra, y empiezan a decir que hay que comprometerse con lo moderno Así que el corsé desaparece en ese momento y lo que vamos a tener es el sujetador, que hace esas funciones de sujeción centrado en el pecho para ofrecer confort, para los deportes...".
Que el corsé dejase de utilizarse también fue fundamental para que se recuperasen las ballenas en el mundo "porque se utilizaban sus barbas, que eran muy flexibles".
Las bragas las utilizaban los hombres
"Los taparrabos eran muy incómodos para los jinetes y entonces lo que hacían era protegerse los genitales. Hacer como un cruce por debajo de la cadera y convertirlo en una prensa bifurcada, que es como se llama a las prendas que tienen dos piernas. Ese fue el origen de las bragas y de los calzoncillos, pero también de los pantalones ya que esas telas se van extendiendo, sobre todo en el norte y en las estepas donde hace frío y hay que ir abrigado", explica Ana Velasco. "Los pantalones van a estar en boga poco tiempo en el imperio romano y en seguida van a pasar de moda porque los romanos consideraban que no era occidental y hasta el siglo XVIII, con la revolución francesa, no se van a recuperar".
Las bragas, en contra de lo que se puede pensar hoy, las utilizaban los hombres: "Las mujeres durante un montón de siglos no han llevado bragas sino que llevaban camisa, que era una prenda interior que es de donde también viene el camisón, y los hombres eran los que llevaban bragas para protegerse".
La corbata y la superstición con la garganta
El origen de la corbata está en el imperio romano: "Utilizaban un pañuelo para protegerse del sudor y del calor, y tenían una especie de superstición de que eso estaba relacionado con la protección de la garganta", señala la historiadora.
"Mucha gente en Roma que era humilde y no podía permitirse una corbata de la época o un pañuelo llevaba una soga al cuello y los pregoneros, que tenían que cuidar su voz, siempre llevaban algo parecido a una corbata", añade.
¡Plataformas de 60 cm!
La plataforma, que está ahora muy de moda, también es muy antigua: "Se conocía y en el imperio romano y en territorio árabe, pero en España se difundió el zapato de plataforma que se conoce como chapín, que muchas veces se cree que es de Italia, pero en realidad surge aquí hacia el siglo XII-XIII. Era un zapato alto de plataforma que se utilizaba para los baños, para no pisar el suelo mojado, ¡¡y llegaron a tener 60 cm!!"
En el imperio romano se usaba zapato plano. "Las mujeres usaban algo parecido a los calcetines pero con una suela de cuero y lo usaban para estar dentro de las casas. Cuando salían a la calle, para no mancharse de polvo y también para no resbalarse en los baños, utilizaban unos zapatos de corcho y eso se fue complicando con el tiempo y acabaron como auténticas joyas. Como eran tan altos, las niñas tenían que aprender a caminar y bailar con ellos y las cortesanas los utilizaban como herramienta de seducción", cuenta Ana Velasco.
Otra curiosidad es que los hombres llevaban tacones: "Los jinetes guerreros utilizaban las muescas del zapato para sujetas el pie al caballo y poder disparar sus flechas mientras montaban".
Las rebecas, la guerra de Crimea y Hitchcock
Lo que en España llamamos rebeca en el resto de países lo llaman cardigan. Recibe su nombre de Lord Cardigan: "Fue uno de los héroes de la guerra de Crimea. Allí, los soldados en las trincheras tenían que abrigarse de alguna forma y la ropa de punto se empezó a generalizar: los gorros, las bufandas, los guantes... las chaquetas eran fáciles de llevar por los soldados y cuando volvieron a Inglaterra empezaron a usar en sus casas de campo, generalmente de clase alta, estas prendas de punto", explica la historiadora.
"En los años 40, Hitchcock rueda Rebeca y tiene muchísimo éxito y con el racionamiento de la Segunda Guerra Mundial las mujeres vuelven a hacerse la ropa como en la guerra antigua y las chaquetas de punto empiezan a difundirse como una prenda barata, que puede hacerse en casa y que no está racionada", detalla.