El fútbol masculino se mantiene en la caverna

Hola, muy buenos días. Hay dos fotografías que marcaron ayer el inicio, vamos a decir, de la normalidad en la vida, dos fotografías que merecen ser analizadas porque dicen mucho más de lo que expresan las imágenes. La primera es la foto de la reunión entre Yolanda Díaz, líder de Sumar, sí, pero también vicepresidenta segunda del Gobierno, con Carles Puigdemont, ex president de la Generalitat, sí, líder de Junts, sí, pero también un prófugo de la justicia española. Y ninguna de las condiciones que reúnen cada uno de ellos puede obviarse ni es independiente de las otras.

Partamos de la premisa de que el diálogo y la negociación es indispensable, reconozcamos que la falta de diálogo, en ocasiones, ha llevado a este país a situaciones tremendas. Estamos, además, en un momento crucial para el futuro político y este futuro pasa, precisamente, por las negociaciones que los dos principales partidos lleven a cabo para conformar las mayorías necesarias para poder formar un Gobierno. Es hora de hablar todos con todos, y la prueba es que el propio PP se muestra dispuesto a hablar con Junts. Pero otra cosa son la luz y los taquígrafos de una reunión extremadamente delicada como la de ayer en Bruselas entre Puigdemont y Díaz y que pone al Gobierno en un serio compromiso. El poder Ejecutivo no puede darle la espalda al poder judicial, y menos hacerlo en público.

Es evidente que hablar con Junts es hablar con Puigdemont, eso todo el mundo lo sabe, nada se va a mover en ese partido si él no lo dice, de hecho, hoy mismo va a presentar su hoja de ruta en estas negociaciones, así que la visita de Díaz, además de delicada, puede haber sido precipitada. Y vuelve a ser hiperbólica la respuesta del PP que sabe que hablar con Junts es hablar con Puigdemont, por mucho que alguno de sus dirigentes lo camufle como una interlocución con un partido cuya tradición y legalidad no están en duda.

Y la segunda instantánea de ayer es la de los capitanes de la selección española de fútbol leyendo un comunicado, por fin, sobre el caso Rubiales. Solo han necesitado 15 días para pronunciarse, cuando ya lo ha hecho el mundo entero. Un comunicado leído sin apenas levantar la mirada por Álvaro Morata, sin ninguna empatía hacia sus compañeras futbolistas, sin ninguna mención a Jenni Hermoso, sin aceptar preguntas. Un comunicado para salir del paso, como diciendo, dejadnos ya en paz con este asunto. Lamentable, y la demostración de que el fútbol masculino, mayoritariamente, porque afortunadamente hay alguna excepción, se mantiene en la caverna de donde se resiste a salir. El "se acabó" también va con ellos, también hace referencia a su comportamiento ruin y mezquino, de niños consentidos que no quieren que nada ni nadie cuestione su forma de vida.