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'La sociedad de la nieve', de J.A. Bayona, representará a España en los Oscar

La Academia de Cine elige la superproducción del director catalán, un drama sobre el llamado Milagro de los Andes que distribuye Netflix

LA SOCIEDAD DE LA NIEVE / Cr. QUIM VIVES/NETFLIX © 2022 / QUIM VIVES/NETFLIX

Madrid

Cada año surge el mismo debate con la elección de la película que España envía como candidata a los Oscar. Si los académicos deben optar por la mejor cinta, o la que a ellos más les guste, o por la que tenga más posibilidades en la carrera americana. En esta temporada la primera criba de votaciones deparó una terna con propuestas muy diferentes. Un debut, el de Estíbaliz Urresola con 20.000 especies de abejas, una historia sobre la infancia trans, tema muy actual en la sociedad. El reconocimiento de un veterano, el de Víctor Erice en su regreso con Cerrar los ojos, drama sobre la memoria y homenaje al cine que fue aplaudido en Cannes. Y una superproducción de uno de los autores más taquilleros de nuestro cine, La sociedad de la nieve de J.A. Bayona, que vuelve a rodar en español la tragedia de los Andes, aquel accidente de avión del que meses después encontraron a los supervivientes. Finalmente, los académicos se han decantado por esta última película, el drama del director catalán que distribuye Netflix y clausuró el Festival de Venecia.

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De cara a la promoción americana, J.A. Bayona cuenta con varios puntos a su favor. En primer lugar, es un director conocido en la industria, aquí y en Hollywood, donde ha trabajado con grandes estrellas en grandes producciones. En segundo lugar, cuenta con el apoyo de un gigante del marketing como Netflix. El año pasado la plataforma de streaming logró la estatuilla en esta categoría con Sin novedad en el frente, película alemana de la que los americanos ya habían hecho décadas atrás su propia versión. Es un caso similar al de Bayona, que ahora se reapropia de esta tragedia de los Andes para el público hispanohablante años después del fenómeno de ¡Viven! de Frank Marshall. Y en tercer lugar, en un año muy competido con grandes propuestas del cine de autor de Francia, Reino Unido o Italia, por ejemplo, La sociedad de la nieve es una historia apasionante con vocación comercial que ha gustado a la crítica americana y puede sintonizar con el público.

Bayona, especialista en unir lo emocional con lo heroico del comportamiento humano, la superación y la acción, ha decidido volver a aquella historia adaptando el libro que escribió Pablo Vierci, autor uruguayo amigo de aquellos jóvenes. Vierci iba al colegio con ellos, pero no fue al viaje, no montó en ese avión. No pertenecía al equipo de rugby y se quedó en Uruguay. Después reescribió la historia de aquellos amigos, que ya no eran los mismos, y la dejó plasmada en un duroy doloroso relato que ahora cobra vida en la gran pantalla. "Siempre he intentado quitar lo religioso y convertirlo en una espiritualidad, en un sentimiento de generosidad y bondad que surge justo antes de morir. Para mí el punto de vista es muy importante en esta película, desde donde se cuenta", incide el director que desarrolla a cada uno de los personajes, brillantes actores uruguayos que hablan en español, algo que ha conmovido a los verdaderos protagonistas de esta historia real que siguen lidiando con las consecuencias.

Bayona y su equipo tienen la habilidad para meter a los espectadores en el avión y en la dureza de la tragedia. El accidente, las escenas de la avalancha de nieve, las noches frías dentro del avión mutilado, todo es vibrante, perfectamente realizado y pone los pelos de punta, como aquella fantástica ola de Lo imposible. Pocos directores pueden presumir de poderío técnico como el autor de Un monstruo viene a verme que, dice, se obsesionó durante años con esta historia. Con aquella película comparte la falta de heroísmo de aquellos que sobreviven a la tragedia y la culpa como consecuencia. "Ya durante el rodaje de Lo imposible estaba con esta historia y me ayudó a entender el final, también porque María Belón contaba cómo habían abandonad Tailandia entre lágrimas. Evidentemente hay una reflexión sobre esa culpa, el pensar por qué yo y otros no lo han conseguido. En este caso, de una forma más más cruel, porque hubo gente que se quedó en la orilla y que hizo más que otros. La idea no era responder nosotros la pregunta. La película creo que es interesante que plantee la pregunta, pero cada uno de nosotros es una respuesta, cada uno tiene que encontrar la suya", decía el director.

El reto de adaptar la novela no era fácil. El libro fue escrito en 1973, recién ocurrió el accidente y la reaparición de los supervivientes, que hablan y recuerdan y expulsan sus emociones. La película es, por tanto, un relato coral de la experiencia, donde no hubo una sola vivencia, cada uno de esos jóvenes, que iban a jugar un partido de rugby en Chile tuvo una diferente. Algunos olvidaron lo más doloroso, otros lo asumieron como parte de la vida. "Para mí lo interesante es que el libro y lo que en él se cuenta, desbarataba el discurso del héroe que ha hecho siempre Hollywood y, en cambio, habla de los héroes anónimos, aquellos que morían animando a los otros. Ahí estaba la épica de la película", explica Bayona que se aleja de todo cinismo para contar que en momentos extremos somos capaces de lo mejor para con los otros. "Es una visión que te reconcilia con el ser humano, que te reconcilia con nuestras vidas y con nuestros legados", incide el autor Vierci, que acompaña a Bayona en la promoción junto con algunos supervivientes. Ellos y sus familiares ya vieron la película la semana pasada en un pase privado en su país. Para ellos, es algo sanador que viene a quitar el mal recuerdo de la adaptación americana.

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En El señor de las mocas, William Golding usaba a un grupo de jóvenes supervivientes tras un accidente en una isla desierta para mostrar cómo funcionan las sociedad, cómo se gestiona el poder y se sustenta. De alguna manera, en La sociedad de la nieve, los supervivientes tienen que establecer una nueva sociedad, organizar los recursos y decidir cómo actuar en la soledad de la montaña. Si el relato de Golding, por cierto también con adaptación al cine, era una fábula sobre cómo la sociedad convierte la agresividad en violencia, la película de Bayona se centra en el lado humanista de unos jóvenes y en cómo la amistad y la unión hizo posible que consiguieran mantenerse con vida a pesar de sufrir varias tormentas de nieve, de no tener comida y de ver cómo morían a su lado familiares y amigos. "Cuando se hablaba de antropofagia, intentamos no hablar del que come el cuerpo de un amigo, sino del amigo que le da su cuerpo a otro amigo para que pueda sobrevivir. Eso me parecía profundamente transcendente", explica el director sobre el canibalismo, el tema que convirtió en fenómeno a ¡Viven!

"Hace poco leía a Jack London y hablaba de las experiencias de los primeros exploradores de la Antártida y cómo en ese contexto, debía uno olvidarse de quién era y cómo había sido formado y reinventarse para poder llegar a la máxima trascendencia, que es el sentimiento de camaradería, es decir, que en el momento de máxima necesidad, cuando nos lo han quitado todo, es cuando un corazón lo que se entrega", poetiza el director. "Yo me he pasado toda mi filmografía luchando contra el cinismo. Tengo una idea del cine que no casa bien con el cinismo", añade el director de Un monstruo viene a verme.

Los chicos, con un futuro por delante, venían de una tradición muy católica, como muestra el inicio de la película, en un Uruguay donde la inestabilidad política en la región -protestas en Montevideo y los últimos meses de Salvador Allende en Chile- y las ganas de vivir se mezclan en esos días previos a un viaje que cambiará sus vidas. Una vez ocurrida la desgracia, la religión, la fe, las creencias se tambalean o se refuerzan en momentos donde cada uno de ellos debe reflexionar sobre qué norma trasgredir, qué pecado cometer, qué ley quebrar para sobrevivir. La necesidad de comer carne humana para sobrevivir, la pérdida de la fe cuando todo está perdido y no queda nada para agarrarse o la búsqueda de dios para superar el trance. Los supervivientes han aprobado y acompañado la película desde el comienzo en uno de los rodajes más largos y caros del cine español reciente. Dicen que les representa mucho más que ¡Viven!, que habla de ellos y de su amistad, más allá del morbo de lo ocurrido allí. Además, está rodada en español, con un cuidado por la reconstrucción de la época y con un juego entre la belleza abrupta y salvaje del paisaje y la dureza y el horror de lo vivido en él. Pero sobre todo, La sociedad de la nieve, es una película sobre cómo sobrevivir en la tragedia, qué se puede sacar de ella, qué lleva a luchar por la vida ante la muerte, la creencia o el humanismo.

 
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