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Los clásicos a examen: deseo y amor, sexo y consentimiento

El fantasma de la ópera, Medea, Lolita o La discreta enamorada. Los relatos clásicos se someten a la lupa del feminismo, que aborda cuestiones como el deseo y el amor, el sexo y el consentimiento. Los hombres cancelados protagonizan las recomendaciones literarias, hablamos con Amaia y rescatamos a Antonio Saura

Los clásicos a examen: deseo y amor, sexo y consentimiento

Esta semana nos hemos propuesto revisar algunos clásicos que el teatro, la literatura o la música están revisitando. Algunos necesitan una nueva mirada, otros son completamente contemporáneos. Empezamos con El fantasma de la ópera, el musical más longevo, se estrenó a finales de los 80 en Broadway y se ha representado hasta la pandemia. Más de 140 millones de personas lo han visto en todo el mundo y casi cuarenta años después de su estreno y veinte de la última representación en España, acaba de llegar a nuestro país una nueva versión. Es el primer musical de producción española que se está estrenando en diferentes ciudades del mundo. Cuenta con el aplauso de Andrew Lloyd Webber, lo apadrina Antonio Banderas y lo dirige Federico Bellone.

Elenco de "El fantasma de la ópera" en el Teatro Albéniz de Madrid.  EFE/ Javier Lizón

Elenco de "El fantasma de la ópera" en el Teatro Albéniz de Madrid. EFE/ Javier Lizón / Javier Lizón

Esta adaptación la firma Silvia Montesinos y ha sido fundamental para Bellone esa mirada femenina. Se respeta el libreto, son las mismas canciones, pero hay una cierta revisión de la historia, este fantasma de la ópera llega después del #MeToo y de una ola feminista que ha recorrido medio mundo. El fantasma no deja de ser un tipo que manipula, engaña, acosa y rapta a Christine, aunque el público empatice con él. "Lo vi cuando era un veinteañero y claro que las cosas han cambiado desde entonces. Hemos tomado pequeñas decisiones que hacen de Christine, sobre todo, un personaje más fuerte y actual. Hay un momento en el que sube a la azotea y pensamos que va a saltar, a suicidarse para librarse del fantasma, por ejemplo", nos cuenta el director.

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A Christine la interpreta Talía del Val, María de West Side Story o Cossette en Los Miserables. La actriz nos dice que su personaje no es la típica heroína, es una chica muy humana, que se enfrenta a conflictos y emociones muy humanos y sin aspavientos. "Yo soy muy guerrera y me vienen muchos flashbacks de cuando hice La Bella y la Bestia. Esa obra me generó un conflicto, porque ella se queda con el monstruo. Christine es un personaje más fuerte, en la escena final, sobre todo, le dice de todo. Christine sabe decir que no".

Gerónimo Rauch y Talía del Val en "El fantasma de la ópera".  EFE/ Javier Lizón

Gerónimo Rauch y Talía del Val en "El fantasma de la ópera". EFE/ Javier Lizón / Javier Lizón

Gerónimo Rauch, a quien vimos la temporada pasada en Los puentes de Madison el musical, es el fantasma de la ópera. "Es como un niño, alguien que no sabe lo que es la ley, no sabe distinguir entre el bien y el mal. Ella es como su pupila y empieza a sentir algo por ella, pero en ningún momento hay escenas que vayan a incomodar al espectador", afirma.

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"Las mujeres tenemos derecho a la maldad"

Traemos una historia similar, se titula Vladimir y es una revisión de otro clásico: Lolita de Vladimir Nabokov. Leticia Martin (Buenos Aires, 1975) ha ganado el premio Lumen de Novela por esta historia sobre los límites del deseo y las relaciones de poder.

Leticia Martin y su novela 'Vladimir'

Leticia Martin y su novela 'Vladimir' / Alejandra López

'Vladimir' nos cuenta la historia de Guinea, que ve truncada su carrera como profesora en una universidad de Estados Unidos tras salir a la luz su relación con Nicholas, un alumno mucho más joven que ella. Huyendo del escándalo y en busca de una nueva vida, llega al aeropuerto de Buenos Aires, donde descubre que se ha producido un apagón general. Con el teléfono sin red, es incapaz de localizar su destino. Un hombre inquietantemente amable la conduce por la ciudad y le propone alojarse con él y con su hijo adolescente, Vladimir, mientras continúe la situación.

"Las mujeres tenemos derecho a la maldad", decía Elvira Lindo en la presentación del libro y Leticia Martin coincide con esa afirmación. "Parece que por ser mujeres hay como un halo de protección sobre algunas cosas. Y me parecía bueno poner el ojo en eso, en pensar que también es posible que la mujer, cuando ocupa un rol de poder, sea violenta, esté enojona, sea mandona, autoritaria o abuse de su rol".

Los hombres cancelados protagonizan las recomendaciones literarias de la semana

"La feminidad se parece mucho a la esclavitud," dice Virginie Despentes. La escritora francesa acaba de publicar 'Querido capullo' con Random House, una novela epistolar en la que rebaja el ruido y la polarización de las redes sociales para establecer un diálogo inteligente entre un hombre, un escritor de izquierdas con cierto éxito denunciado por acoso por la responsable de prensa de su sello editorial y una actriz de cincuenta años en el ocaso de su carrera. Querido capullo es un incisivo análisis de nuestra sociedad desde el punto de vista de un hombre cancelado, una actriz olvidada y una joven acusadora.

Portada de 'Querido capullo' de Virgine Despentes

Portada de 'Querido capullo' de Virgine Despentes / Random House

Y hablando de hombres cancelados. Paolo Giordano, un superventas conocido por La soledad de los números primos, donde contaba una historia de amor y amistad, ha madurado. El escritor italiano atraviesa la crisis de los cuarenta, en la que indaga en Tasmania, una novela sobre un hombre cancelado por machista, una relación en crisis por culpa del machismo y la ecoansiedad.

Paolo Giordano y su novela 'Tasmania'

Paolo Giordano y su novela 'Tasmania' / Iván Giménez

Los personajes de Tasmania están en la crisis de los 40. "Hay un futuro personal que reconstruir en el libro, nuestro futuro personal, que al final siempre es el más complejo", dice el escritor en una entrevista a La Hora Extra. Giordano pone mucho de su biografía en Tasmania. Vuelve con ese estilo ligero que atrapa al lector y que mezcla la narración con partes de ensayo y de reportaje. Y la novela nos sitúa en un escenario de crisis total, está en crisis la pareja protagonista tras años de relación, está en crisis la idea de paternidad y también la idea de masculinidad. "Me interesa retratar la amistad masculina y la cancelación de hombres que tratan de entender las normas en esta sociedad que ha cambiado". Una sociedad después del MeToo y con un futuro oscuro por el cambio climático. Aunque para Giordano nuestra mayor tragedia es que seamos incapaces de amar.

Lluís Homar y la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico en 'La discreta enamorada'

Lluís Homar y la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico en 'La discreta enamorada' / Sergio Parra

"Que seamos incapaces de amar", seguro que Lope de Vega coincide con Paolo Giordano en que es nuestra mayor tragedia. La discreta enamorada, de Lope de Vega, nos habla precisamente de cómo el deseo y el amor, juntos, son una fuerza inevitable, vital y liberadora. "Si alguna cosa hace Lope, es que esa revolución o ganas de cambiar las cosas, viene de la mano de los jóvenes y se produce a través de algo fundamental y vigente, el amor", dice Lluís Homar, que dirige y actúa en este montaje que está girando por España.

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'La discreta enamorada' nos cuenta los intentos de Fenisia, la discreta enamorada, por hacer valer su amor por el joven Lucindo, del que está enamorada sin que él lo sepa. Todo se complica cuando a Fenisia la obligan a un matrimonio concertado con un hombre mucho mayor que ella. Junto a la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico y a Homar, la actriz Montse Díez. "Lope defiende a la mujer a cualquier edad y es un tema muy actual. La discreta enamorada es discreta porque es inteligente, porque decide sobre sí misma y por encima del sistema rancio, que en este caso está representado también por una mujer, por una madre. Lope empodera a las mujeres por encima de la edad que tienen, la madre entra en un conflicto consigo misma, con el sistema que ha heredado y se plantea que tiene derecho también a sentir, a experimentar y a vivir de una manera distinta a como le han enseñado de pequeña", decía la actriz en una rueda de prensa esta semana en el Teatro de la Comedia.

Un clásico que no necesita una actualización. Sí hay que revisar algunos otros relatos. Este verano repasábamos la figura de Clitemnestra, un mito clásico que huía de la tradición machista de la historia. Es lo mismo que nos propone el Teatro Real para abrir temporada con Medea, la obra cumbre de la música dramática para maestros como Johannes Brahms.

Escenas de 'Medea' en el Teatro Real

Escenas de 'Medea' en el Teatro Real / Javier del Real

Interpretada en francés y con una mirada totalmente actualizada del gran clásico, la herencia cultural nos ha dejado durante siglos la visión reduccionista de Medea, una mujer que mata a sus hijos para hacer daño a su exmarido, como explica el director de escena Paco Azorín. "Es una lectura del patriarcado, Medea es mucho más, es una mujer que por encima de ser madre, quiere ser mujer". Esta nueva Medea de Cherubini está dedicada a Maria Callas y a sus icónicas representaciones del mito para celebrar este año el centenario de su nacimiento. Medea era una semidiosa y aquí la muestran lo más humana posible, nos cuenta la soprano española que la interpreta, Saioa Hernández, en una actualización que desmonta también el amor romántico.

Otro clásico, infantil en este caso, reconvertido en un himno feminista, el Así bailaba, que han revisitado Amaia y Rigoberta Bandini. Hemos hablado con Amaia, que anoche puso el broche de oro a una gira de más de un año en el Wizink Center de Madrid. Después de ganar Operación Triunfo, ha tardado dos discos en entender quién es y eso incluye versiones de Los Planetas o Bad Gyal, y colaboraciones con Alizzz o Aitana.

Amaia Romero, en el Cala Mijas 2023.

Amaia Romero, en el Cala Mijas 2023. / SHARON LÓPEZ

Y tenemos dos exposiciones que recomendarles, dos figuras del arte que rescatar. La primera es Monet, en Madrid, la mejor retrospectiva del pintor impresionista que hemos visto en mucho tiempo, con más de medio centenar de obras maestras cedidas por el Museo Marmottan de París. Entre las más destacadas, sus series de 'Nenúfares', los cuadros que pintó en sus viajes a Londres o el retrato de su hijo Michel.

El Auditorio de CentroCentro presenta la exposición "Monet. Obras maestras del Musée Marmottan Monet", la primera gran exposición en la capital dedicada al padre del impresionismo, Claude Monet. EFE/ Rodrigo Jiménez

El Auditorio de CentroCentro presenta la exposición "Monet. Obras maestras del Musée Marmottan Monet", la primera gran exposición en la capital dedicada al padre del impresionismo, Claude Monet. EFE/ Rodrigo Jiménez / Rodrigo Jiménez

Son las obras a las que más apego tenía el artista, que no salieron de su residencia de Giverny hasta su muerte y que, como explica una de las comisarias, nos permite descubrir al Monet más íntimo. La exposición también ofrece juegos interactivos y proyecciones inmersivas para el visitante.

"Monet. Obras maestras del Musée Marmottan Monet". EFE/ Rodrigo Jiménez

"Monet. Obras maestras del Musée Marmottan Monet". EFE/ Rodrigo Jiménez / Rodrigo Jiménez

Y en segundo lugar queremos hablarles de Antonio Saura. Figura fundamental en los movimientos artísticos del siglo XX, fundador del grupo El Paso junto a Rafael Canogar, Martín Chirino o Luis Feito. Antonio Saura protagoniza la renovación del arte español de vanguardia en los años de posguerra y su apertura al mundo. Dos exposiciones, en Madrid y Valencia, reivindican al artista.

Exposición 'Antonio Saura. Esencial', que revisa en cerca de noventa obras seis décadas de creación del pintor, coincidiendo con el 25 aniversario de su muerte. EFE/ Juan Carlos Cárdenas

Exposición 'Antonio Saura. Esencial', que revisa en cerca de noventa obras seis décadas de creación del pintor, coincidiendo con el 25 aniversario de su muerte. EFE/ Juan Carlos Cárdenas / Juan Carlos Cárdenas

Conocido como el pintor de lo negro, de la tragedia, de lo dramático, algo que él detestaba, de formación autodidacta, Saura cogió su primer lienzo con 15 años obligado por una larga convalecencia de una tuberculosis. Del surrealismo al arte abstracto, su obra evoluciona a lo largo de seis décadas de trabajo. Sin ella sería imposible entender la transición de las vanguardias en el siglo XX.