Ken Follet: "Los jóvenes me dicen: 'La política no importa'. Se equivocan muchísimo"
El escritor británico publica "La Armadura de la Luz" (Plaza & Janés), la quinta entrega de la saga "Los pilares de la Tierra"
Ken Follet: "La libertad siempre termina triunfando"
Madrid
En los últimos 34 años hemos viajado con él a lo largo de más de un milenio. Hemos asistido a su lado a la construcción de las catedrales, hemos intentado eludir los estragos de la peste negra; hemos sido testigos de las guerras de religión. Ahora nos trasladamos hasta finales del siglo XVIII. En la vecina Francia acaba de triunfar la Revolución Francesa y los aires revolucionarios no van a tardar en llegar a Inglaterra, a Kingsbridge, la ciudad donde empezó todo.
Tiempos no tan distintos a los nuestros
La novela relata el miedo que tenían los obreros ante la llegada de máquinas que podían quitarles el trabajo. "La gente podía verlo. Veía que las máquinas hacían el trabajo de las personas. Y una máquina hacía primero el trabajo de ocho personas, luego de dieciséis, y al final de quinientas sesenta. Lo veían, sabían perfectamente lo que estaba ocurriendo. Y supongo que eso es lo que sucede hoy. La gente ve las IA y piensa:¿Voy a perder mi trabajo?"
Los derechos de los trabajadores
Fueron sin embargo tiempos en los que los trabajadores comenzaron a tener algunos derechos. Aunque fueron prohibidos inmediatamente, nacieron los primeros sindicatos. Veinticinco años más tarde tuvieron que ser legalizados. Follet se lamenta de que esos sindicatos hayan perdido fuerza con el paso del tiempo. "Mire, mi primer trabajo fue como reportero para un periódico y, el día que empecé, la dirección me dio un carné del sindicato. También era el carné de prensa, así que, si tenías que enseñar la acreditación, enseñabas el carné del sindicato. La dirección aceptaba que todos perteneciéramos al sindicato. Era una posición muy fuerte para las organizaciones, y ahora eso ha desaparecido. En parte, porque los trabajadores han cambiado. Es muy difícil conseguir que un individuo se afilie. Es mucho más fácil conseguir que se afilien cien personas que una sola. Así que los capitalistas son más fuertes y el pueblo es más débil. Creo que seguimos necesitando a los sindicatos porque todavía hay a quien paga por debajo del salario mínimo, y es ilegal, pero seguirán haciéndolo a menos que los pillen."
Revoluciones no, gracias
Follet reconoce que la lucha de clases persiste y que la situación de las clases más bajas es insostenible, pero no quiere una revolución. "Mire, las revoluciones suelen generar un régimen peor que el derrocado. La Revolución Francesa derrocó al rey, y luego tuvieron a Napoleón, que fue un dictador. La Revolución Rusa derrocó al zar, y luego tuvieron a Lenin y a Stalin, que fueron peores que los zares. Eso suele pasar con las revoluciones. De hecho, es lo más normal. La Revolución Estadounidense es una excepción. Ellos derrocaron a Jorge III y luego vino un gobierno mejor, pero normalmente... El peligro de las revoluciones es que son impredecibles."