Es lo que hay
"Nos acostumbramos a las sobras. Resulta insatisfactorio, pero, como digo, es lo que hay. Quizá la vida es ya indisociable de las sobras"
Es lo que hay
Galicia
Siempre tendremos que conformarnos con lo que hay, que nunca es todo lo que querríamos. Cuando decimos «Es lo que hay» asumimos que lo que hay representa una versión pobre, lánguida y triste de lo que nos gustaría alcanzar. Nos acostumbramos a las sobras. Resulta insatisfactorio, pero, como digo, es lo que hay. Quizá la vida es ya indisociable de las sobras. De hecho, facilitan la existencia. Hablo de una categoría que lo abarca todo: las ideas, los objetos, las expectativas. De todo debemos conformarnos con su versión diezmada, falta de sustancia. No tienen el dorado de las cosas enteras, o nuevas, o sólidas, ni gozan de la plenitud de lo grande, lo lleno. Lo otro, con lo que nos permitimos soñar solo fugazmente, es lo que no hay. Les contaré la historia de una amiga que hace un par de años perdió un buen trabajo y se adaptó a otro más humilde, de manera que tuvo que mudarse a un piso más incómodo. El día que fui a verla me fue detallando algunas pertenencias: una butaca del salón que había rescatado de un cine cerrado, una lámpara de pie que perteneció a una vecina muerta, un ejemplar de Los Buddenbrook, de Thomas Mann, al que le faltaban 30 páginas porque se lo había llevado de la sala de espera de un hospital. Ese día hizo la cena en casa, y sobró tanta que me preparó un tupper con las sobras, que son, de siempre, mi forma de comida favorita, porque a menudo son lo que hay.