El cine en la SEREl cine en la SER
Cine y TV

David Trueba, David Verdaguer y la triste historia detrás del cómico que revolucionó el humor en la Transición

El autor dirige 'Saben aquell', un drama sobre la historia de amor entre Eugenio, el cómico serio de las gafas ahumadas que triunfó en los 80, y Conchita Alcaide, la cantante andaluza que interpreta Carolina Yuste

Entrevista | David Trueba y David Vedaguer por 'Saben aquell'

Entrevista | David Trueba y David Vedaguer por 'Saben aquell' / Cadena SER

Bromea David Verdaguer con los catalanes tristes que le ha tocado interpretar a lo largo de su carrera. El actor de '10.000 km', 'Alcarràs' y 'Los días que vendrán' da vida ahora a Eugenio, el cómico que triunfó en los años 80. "En esa época tú asociabas el humor al sur. Que un tío se pasease por toda España, no disimulando que era catalán, sino con palabras catalanas y con el acento supermarcado, además serio como un truño, me parece muy innovador, en ese momento el tío revolucionó el humor desde la parte más seria", explica el intérprete de un personaje tímido, con sus gafas ahumadas, su cigarro y su camisa negra que saltó a la televisión en una época de cambio. No se puede entender su éxito sin el contexto de una España que saboreaba los primeros vientos de libertad de la Transición.

"Su historia es un poco la Transición en sí misma, empieza un poco antes de que muera Franco, pero espiritualmente tiene mucho que ver con el final de la censura. Y una de las cosas que me había contado mucha gente es que la censura obligaba a que si estabas en un escenario, aunque fueras un cómico, tenías que presentar el texto que ibas a hacer para que los de censura lo aprobaran. A partir de la muerte de Franco, comienza a subirse gente al escenario que no tiene un guion ni ha tenido que presentarlo. Entonces comienza la improvisación, comienza otro tipo de espectáculos que no existían. Y la televisión, claro, se nutre de esa gente que empieza a ser alguien en la calle", cuenta David Trueba, encargado de dirigir 'Saben aquell', la película que recupera la historia del icónico humorista.

Si no se puede entender la carrera de Eugenio sin el contexto social y político, tampoco se puede abordar sin la figura de Conchita Alcaide, la joven andaluza de la que se enamoró, la morena más guapa de Sierra Morena, como le dice David Verdaguer a Carolina Yuste en el inicio de la película. "Hay un secreto siempre detrás de algunas personas. Lo que hace a Eugenio increíble es la concatenación de accidentes que le llevaron de trabajar en un taller de joyería a ser el cómico más conocido de España. Y esa concatenación de accidentes de alguna manera también salpican a su su vida personal, su vida familiar, sentimental. Conchita fue la que le sacó del taller de joyería, un día conoció a una chica que cantaba muy bien, que era de Huelva, que había llegado a Barcelona y entonces decidió que para que el amor entre ellos no fuera un amor ocasional, sino un amor duradero, acompañarla en su oficio. Y aprendió a tocar la guitarra, a hacerle la segunda voz", relata Trueba del interés por la historia personal detrás del cómico, para la que ha contado con el apoyo y beneplácito de la familia.

"Era importante que el personaje de Conchita, el interpretado por Carolina Yuste, tuviera la misma entidad que tiene el personaje que hace David, no es solo una película sobre Eugenio. No he visto todavía esa película que ha hecho Sofía Coppola sobre Priscilla Presley, pero me imagino que nace de la frustración de ver películas de Elvis donde Priscilla es un paragüero. Entonces hay una cosa ahí que te molesta cuando las ves, porque dices, a ver, es importante el famoso, pero es importante la persona que está a su lado, que ha convivido con él. Conchita es fundamental, para mí la película era una historia de amor entre ellos dos, como una película de ficción", defiende el escritor, que para el guion ha tomado como referencia el libro de Gerard Jofra, el hijo del humorista, el visionado de mucho material de archivo pero también algunos elementos de ficción.

"También eso te condiciona porque estás trabajando siempre con material real. Entonces, cuando inventas una escena, cuando generas un nuevo momento, tiene que responder a algo que tú encuentres, que en la realidad eso podía haber sido así. Para mí fue muy importante haber hecho antes el guion de 'El olvido que seremos', porque era una historia escrita por un hijo sobre su padre. Y entonces, cuando él lo leyó me dijo que le habían encantado muchas cosas, pero sobre todo dos o tres cosas que había inventado que podrían perfectamente haber sucedido. El hijo me dijo que eran muy fieles al espíritu de su padre y a la relación que tenían. Y entonces me di cuenta de que lo mismo que haces con los personajes de ficción lo tienes que hacer con los personajes reales, que es un poco sentir que ya los conoces y por lo tanto, en las situaciones en las que los metas puedes saber cómo reaccionarían", añade.

En Saben aquell se relata la historia de amor de Eugenio y Conchita, una historia triste, pero a la vez cómica y luminosa. Gran parte de la culpa la tiene ella, una mujer que soñaba con cantar -de hecho, lo hizo, e incluso montando el grupo Els dos-, que lo animó a contar chistes, a utilizar el humor como mecanismo de defensa y a no renunciar a su estilo. Ese es tronco central de una película en la que brillan David Verdaguer y Carolina Yuste. Él no cae nunca en la imitación siendo el Eugenio que está en el imaginario colectivo, ella canta, habla en catalán con su acento y se echa la vida de ese matrimonio a las espaldas. "Me acojoné mucho, me puse muy contento y muy nervioso, también me obsesioné un poco con el tema. Por suerte David me dijo desde un inicio que yo no soy Carlos Latre, que es una cosa que está bien que te digan de vez en cuando. Oye, recuerda que no eres Carlos Latre y que no hace imitarlo, creo que me acerco a él, pero no había una obsesión, se trataba de que que pillara la energía. Lo bueno de Eugenio es que cogía chistes de toda la vida, chistes de la calle y los reconvirtió. Hacía como una partitura. Yo creo que él empezó como músico y eso se nota un poco, es una partitura y yo, si me dejaba un una palabra o una frase o cambiaba de orden alguna cosa, el chiste se caía, no nos funcionaba", asegura Verdaguer.

Para preparar el papel, el actor se puso en bucle vídeos de las actuaciones del cómico para pillar la cadencia y los gestos. "Tenía un recuerdo de él sobre todo de la televisión, no tanto de los casetes. Me pilló pequeño cuando lo petó. Lo primero que aprendí de la peli fueron los chistes, porque era lo más largo, donde hablaba más Eugenio y me hice Youtube premium, que es una cosa que me parecía una absurdidad y creo que ahora soy la única persona de España que lo tiene. Cuando estaba apuntando chistes, viendo que hacía aquí con la ceja, saltaban los anuncios. Ahora tengo una carpeta que pone Eugenio y tengo los chistes guardados allí y puedo verlo cuando quiera", dice entre risas. Y añade, sobre el uso del humor para un hombre tímido y profundamente herido. "El humor creo que salva la vida y no solo como metáfora. Yo creo que es muy importante reírte. Es un topicazo lo que diré, pero reírse de uno mismo y el humor te da la distancia suficiente para no tomártelo muy en serio. El humor es clave y a Eugenio supongo que lo salvó, no tanto el humor, sino trabajar de eso. Aunque la vida no le va muy bien, el tío sigue siempre adelante. Toda la gente que tiene trabajos vocacionales, que nos gusta el trabajo que hacemos, que somos unos afortunados, el trabajo de alguna manera nos salva, te obliga a seguir adelante y eso está bien en nuestro caso, en los actores, cuando hay trabajo, cuando no hay, pues ya te inventas cosas, te apuntas a spinning", sigue Verdaguer con sus propias bromas.

David Trueba utiliza esta historia también para abrir una ventana a la España de la época y cómo la televisión empezaba a conformar la imagen del nuevo país. Están los programas para elegir representante en Eurovisión, con Nino Bravo, por ejemplo, los nuevos concursos o los formatos que empezaban a llamar a humoristas. "Eugenio ya era muy conocido en Barcelona cuando le invitan a salir en el primer programa. Cuando me estaba documentando, dije, ¿cuál es el primer programa en el que salió Eugenio? Fui a buscar las imágenes y encontré un programa que se llamaba Cosas, que se hacía entre Madrid y Barcelona. Una cosa también extraña, en Madrid el presentador era Joaquín Prats y en Barcelona, la presentadora era Mónica Randall. Y entonces, dije, hoy sí que se me ha aparecido la Virgen, porque Mónica Randall es amiga mía. Descolgué el teléfono y la llamé. Le digo Mónica, tienes que ayudarme. Me dijo, bueno, Eugenio era genial, era un tío muy tímido, me empieza a contar las anécdotas, al principio estaba muy paralizado... Y entonces ya empecé a imaginar las escenas y eso desembocó en que en un momento la volvía llamar y le dije, oye, Mónica, me tienes que hacer además otro favor. Tienes que interpretar a Mónica Randall en mi película. Quiero que lo hagas tú", desvela de uno de los cameos, o papeles secundarios, que incluye en la película. También cuenta con Miriam Díaz Aroca, Nacho Vigalondo como Chicho Ibáñez Serrador o Félix Viscarret como concursante del Un, dos, tres.

La asociación de los David, Trueba y Verdaguer, se nota dentro y fuera de la pantalla. El actor ofrece una de las mejores interpretaciones del año y se posiciona para la carrera de premios, y Trueba compone un interesante biopic sobre la historia no contada del cómico, la tragedia y tristeza detrás de los chistes. "Me llevo cosas de Eugenio y es verdad que me identifico con él en muchas cosas. Yo también sufro mucho, sobre todo cuando hago teatro. Me pongo muy nervioso. También lo del síndrome del impostor, la ansiedad. No creo que sea un tío triste, pero sí que soy un pesimista vitalista. O sea, no doy por culo a nadie, no jodo a nadie. Creo que el humor me sirve mucho, pero es verdad que tiendo a pensar en cosas más pesimistas que positivas", dice Verdaguer y responde rápidamente el director. "Yo soy un optimista bien informado. Soy un optimista que sabe a lo que nos exponemos ahí fuera. Creo que una persona sola y su empuje puede hacer bien a la humanidad. Siempre lo he pensado, alguien que sale de casa y es amable, que intenta hacer bien su trabajo o que tiene la acera limpia. Pío Baroja siempre decía una cosa que a mí me gusta mucho, 'Toda esa gente que dice que quiere salvar a la humanidad, no serían capaces de salvar a uno de hacer algo por uno'. Pues hay que empezar al revés. Es decir, vamos a hacer algo por uno y a lo mejor podemos salvar la humanidad, seamos humildes", concluye Trueba.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00