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Mary Beard explica por qué los hombres piensan en el Imperio Romano: "Proporcionó una fantasía al machismo masculino"

La historiadora británica presenta en Madrid 'Emperador de Roma', un ensayo sobre lo que nos enseñan los jefes romanos, sus sadismos y virtudes y cómo algunos aspectos sobre el poder en la antigua Roma se repiten ahora

La historiadora Mary Beard. (Photo by Niall Carson/PA Images via Getty Images) / Niall Carson - PA Images

El entusiasmo de Mary Beard es contagioso. Esta catedrática de Clásicas de Cambridge, que ya no da clase, pero sigue escribiendo libros sobre la roma Antigua, al tiempo que sus documentales se vuelven virales, sabe cómo trasmitir la pasión y el conocimiento del mundo antiguo y cómo nos afecta a nosotros. Editora en The Times Literary Supplement y miembro de la Academia Británica y de la Academia Americana de Artes y Ciencias. Galardonada con el Premio Princesa de Asturias, nos ha brindado excelentes trabajos, que han acercado la historia a públicos diversos, como Pompeya, SPQE, Doce césares: la representación del poder desde el mundo antiguo hasta la actualidad. Feminista, comprometida con mostrar a las mujeres olvidadas de la historia, la autora disecciona ahora lo que hay detrás de ese poder masculino que convirtió a Roma en un Imperio. Lo hace en Emperador de Roma (Crítica).

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"Los emperadores y sus historias nos permiten debatir sobre el poder y la moralidad, el comportamiento adecuado, la crueldad, la explotación, hablan todavía de nosotros", dice la autora en la Fundación Juan March donde mantendrá un diálogo con el historiador y catedrático Jaime Alvar. En el libro evita dar solo cotilleos o detalles biográficos de los emperadores, ni siquiera le interesa saber si es real todo lo que se cuenta de ellos. Para la autora es más fácil que esas historias nos ayuden a observar cuáles eran los miedos, los temores y los valores de la sociedad romana.

¿Por qué nos han interesado tanto las vidas de los emperadores romanos?

Creo que hay muchas razones. En parte, se debe a que los emperadores romanos hicieron cosas que todavía siguen con nosotros: podemos ir al lugar donde nacieron o al lugar donde comieron. En Gran Bretaña, podríamos visitar al Muro de Adriano. Su huellas siguen ahí. Pero creo que también son muy importantes en nuestro imaginario cultural, son más grandes que la propia vida. Más extravagantes. Tienen vidas sexuales más interesantes. Pero además nos permiten debatir sobre el poder y la moralidad.

Contaba un video viral en Tik Tok que los hombres piensan siete veces al día en el Imperio Romano. ¿Tiene que ver eso con la idea de masculinidad ligada a esa época?

Tiene que ver con que Roma es una especie de lugar seguro que proporciona una fantasía a ese machismo masculino. Creo que pueden imaginarse ellos mismos vestidos con togas o pequeñas faldas militares deambulando por el paisaje, aunque probablemente vengan de matar bárbaros y de construir carreteras, lo que supone que han creado ese espacio seguro para disfrutar de la masculinidad. Cuando dicen que piensan en el imperio romano, lo hacen pensando solo en los emperadores y generales elitistas, no piensan en las mujeres, ni en los esclavos ni en la gente común. Sin embargo, en el caso de las mujeres es diferente.

Hablas también de las mujeres de los emperadores que fueron siempre las malas, como Livia a la que acusaron de envenenar a sus enemigos, ¿es un relato sobre las mujeres que continúa hasta ahora?

La historia de los emperadores romanos es en parte la historia de la misoginia. La misoginia adopta muchas formas, y una de ellas es, por supuesto, imaginar que las mujeres tenían el poder detrás del trono. Como mencionaste, se ha dicho de personas como Livia o la madre de Nerón u otras esposas. Ha habido una tendencia muy fuerte, tanto en la historia, como en la ficción de ver a estas mujeres como manipuladoras, organizando el envenenamiento entre bastidores. Esa sensación sigue ahora. Las mujeres siempre son la escusa cuando los hombres se equivocan. Y eso lo podemos ver a lo largo de la historia, porque somos los herederos de esas historias. Por ejemplo, pasó en Reino Unido, cuando el escándalo del COVID y lo que hizo Boris Johnson durante la pandemia. La primera pregunta fue ¿Por qué hizo eso Boris Johnson? La respuesta fue porque su esposa Carrie le dijo que lo hiciera. Eso nos lleva a Livia de nuevo. Pero también le ocurrió a Nancy Reagan y seguro que tenéis ejemplos en España. Siempre hay una mujer a la que puedes culpar.

Además de la misoginia, ¿qué otras cosas nos ha dejado el Imperio romano?

Nos preocupan las mismas cosas. Creo que esa es uno de los aspectos que me parecen muy interesantes. Una de nuestras preocupaciones con respecto a los líderes políticos es si dicen la verdad, si son auténticos, si realmente ser presidente, primer ministro o monarca es solo ser actor, si es posible ver a la persona real. Y eso es precisamente lo que preocupaba a los escritores romanos y a los emperadores. ¿Es Nerón así de extravagante o está metido en el personaje? ¿Hay una persona real detrás del emperador o es solo un actor? Hay una historia divertida sobre la difunda reina de Inglaterra. En una celebración del Jubileo, ella aparecía con un personaje muy famoso de una película y un libro, Paddington. Después de grabar ese vídeo, le dijeron: 'Señora, es usted muy buena actriz', a lo que respondió, '¿Te sorprende? Es lo único que hago'.

De hecho, todo el libro trata sobre esto, sobre el relato que se ha construido sobre los emperadores, sobre los gobernantes, ¿se puede saber cómo fueron realmente?

Tenemos que olvidar o, al menos, no preocuparnos demasiado por saber si estas historias son ciertas o no. Cuando empecé a escribir el libro, pensé que iba a ser muy austero que no tendría anécdotas. Pero después pensé que era imposible, que sería aburrido, porque son esas historias las que nos han atraído siempre. Muchas de ellas son falsas, seguro. Otras serán verdad. Pero lo importante es que esas anécdotas nos sirven para saber cómo la gente común se imaginaba a los emperadores, qué temían de ellos, qué pensaban de sus cualidades. Las anécdotas falsas dicen muchas verdades sobre los emperadores romanos. Sobre todo, hemos descubierto que se cuentan las mismas historias de emperador a emperador. Tenemos a Calígula y esa famosa historia de que quería nombrar cónsul a su caballo, como una muestra de su locura. Sin embargo, muchos emperadores tienen chismes sobre la relación con los caballos: Cómodo, Caracalla... Eso indica que hay una pauta entre las figuras en el poder y los caballos, por ejemplo.

¿Por eso es importante, como escribe en el libro, observar a los aduladores y cooperadores de cada emperador? ¿Qué nos enseñan ellos?

Tendemos a pensar que nosotros, si viviéramos bajo una autocracia, como el Imperio romano, seríamos esas personas en conflicto con el emperador y la élite. Nos opondríamos. Nos poníamos de pie y diríamos que no. Creo que lo que Roma enseña es que habría muy pocas personas que se opusieran a esto. Casi nadie se opuso al sistema romano. Y llegué a la conclusión de que imaginamos que el Imperio Romano, el sistema de gobierno de un solo hombre, se sustenta en la violencia, la crueldad y el derramamiento de sangre. Hay una parte cierta, Roma es un lugar muy sangriento. Pero eso se producía no solo en el palacio, sino otras partes, lo que significa que muchas personas colaboraban con el sistema. Había mucha gente encargada de cooperar. Puede que hubiera críticas en público o en privado, pero no había una oposición. Eso es algo que ocurre en cualquier autocracia.

Una parte importante para observar el poder de los gobernantes y el miedo de los súbditos son los banquetes, algo que recuerda a las ceremonias actuales también, ¿por qué eran tan importantes?

Es el lugar privilegiado donde el emperador se reúne con un grupo selecto de la élite. Tendemos a pensar qeu los banquetes ahora en la actualidad son un lugar de igualdad, pero hay muchos sitios donde la jerarquía sigue existiendo y es visible. Por ejemplo, solo hay que pensar quién se sienta en una cena al lado del anfitrión. En mi universidad, en Cambridge, tenemos algo llamado como una mesa alta, que es donde se sientan en el comedor los profesores. Los becarios están en otra mesa y los estudiantes en otra inferior. A cada una se sirve un tipo de comida. Con el emperador pasaba algo parecido. Pero además, había una atmósfera de sospecha. Había catadores de comida, que no es que probaran si estaba bien hecha, sino que evitaban que hubiera veneno, porque la sensación de que un asesinato podría ocurrir durante la cena es algo que, sin duda, ocupa un lugar preponderante en la imaginación romana. No sé si era cierto, pero de alguna manera era un tempor común. Pero fíjate, en Reino Unido, la casa de campo inglesa es el lugar donde se dan muchos asesinatos. En Roma, era el banquete imperial, y atraía más anécdotas sobre el comportamiento de los emperadores que cualquier discurso de éstos. Ahí tenemos el ejemplo de Heliogábalo, el emperador adolescente del siglo III a. C., que celebró cenas muy espeluznantes. Hacia menús temáticos, por colores, y se cuenta que en una ocasión bañó a sus invitados al final de la noche con pétalos de rosa. Pero fue tan generoso con la cantidad de pétalos que murieron asfixiados. Es una historia maravillosa que refleja el miedo de haber puesto a un adolescente de 15 años en el trono.

Heliogábalo que hacía ese tipo de atrocidades, pero luego ha sido reconocido como la primera persona no binaria del imperio romano

Es un personaje extremo y las historias sobre él son sumamente interesantes. Es el único que hizo una transición de género. También tuvo cuatro esposas. Es complicada su imagen, peso es un caso que nos aporta mucho, por ejemplo que ya en el mundo antiguo los límites entre qué es un hombre y una mujer estaban en disputa. No es un debate actual, se remonta a miles de años, el de la definición de qué es un hombre y qué es una mujer.

¿Cuál es el emperador más sobrevalorado?

En cierto modo, todos. Lo que es interesante es que ahora es fácil clasificar a los emperadores como buenos o malos, pero es difícil porque ese relato se basa en lo que ocurrió después de ellos, en quién habló de ellos. Por ejemplo, Trajano tiene muy buena prensa porque Adriano confió en él y reclamó su autoridad. Si rascas en las historias de los considerados buenos emperadores, enseguida ves que hicieron cosas muy malas. Está sobrevalorado Trajano que tardó mucho en sus conquistas, aunque esa columna indique lo contrario. Está sobrevalorado Claudio, gracias a Robert Graves, que escribió que era un hombre decente, pero mató a más soldados que cualquier otro.

Y qué pasa con Julio César, ¿cuánto influyó Shakespeare en su imagen?

Shakespeare glorificó a los asesinos y nos dio una idea de cómo era un asesinato llevado a cabo por el Senado, por hombres de principios que apuñalaron a César con sus cichillos. Bruto y Casio, los principales asesinos, se presentan como hombres de principios. Ahora, Brutus, en la vida real, es una persona muy mala. Es uno de los romanos más repugnantes. Y, sin embargo, ahora está casi santificado, gracias a Shakespeare. Shakespeare tiene mucho por lo que responder.

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...