"El beso de Yolanda Díaz a Pedro Sánchez no es un beso, es un ataque"
Así ha calificado Olga Casal, doctora en comunicación y consultora de protocolo, el ya conocido como beso de la investidura. Lo considera un acto inadecuado por el contexto institucional además de fuera de lugar e invasivo
'Lo de Yolanda Díaz a Pedro Sánchez no fue un beso, fue un ataque'
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Madrid
Mitos 2.0 planteaba este lunes si dar besos en los ámbitos familiares, de amigos, compañeros de trabajo, conocidos e incluso desconocidos estaba sobrevalorado, si besamos por encima de nuestras posibilidades. Olga Casal cree que "están sobreutilizados" y son besos "muy difíciles neutralizar, cuando alguien "te quiere besar a lo Yolanda Díaz es muy difícil repelerlo" y aunque este caso, el invadido es Pedro Sánchez, son las mujeres las más besadas de esa forma en la que es imposible defenderse.
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Nuestra experta cree que el beso no es la única forma de ser amable y mostrar simpatía hacia la otra persona. Es más, hay besos que son una condena, "se puede estrechar la mano de una persona y mirarla con una sonrisa, incluso abrazar con la otra mano su brazo y ese acto puede expresar tanto afecto y cordialidad como un beso o más". De hecho, una de las oyentes que han desmontado el mito, María de Madrid, que era Tripulante de Cabina de Pasajeros, conoció a su pareja haciéndole una 'cobra' en pleno vuelo, "me lo presentaron e intentó besarme y lo paré con el brazo", todo quedó un afectivo apretón de manos. Hoy son pareja y llevan 25 años de casados.
Hay protocolos no escritos en los que se da por hecho que a los hombres se le da la mano y a las mujeres e le plantan dos besos, aunque la tendencia tras la pandemia, donde el besar se ha multiplicado, es que el beso se extienda más allá de los géneros. Así pasa en Francia, en palabras de nuestro corresponsal Vicenç Batalla, que apunta que en el espacio de la amistad se besan ya tanto hombres como mujeres. En Italia también son muy de besar hasta en los ámbitos de la Iglesia y la mafia, nos ha contado Joan Solés, que añade que "los subordinados de la 'Cosa Nostra' muestra su obediencia besando en la frente a sus capos". Y donde son más fríos, por este orden, en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania. La corresponsal en Berlín, Carmen Viñas, informa que tras la pandemia se ha dejado casi de dar la mano incluso.
Una tradición muy mediterránea
Los besos sociales son una tradición muy mediterránea y latinoamericana. Una oyente argentina, Natalia de Vigo, nos ha contado que en su país se da un beso a todo el mundo y en todos los lugares y que cuando llegó a España "fue un shock porque les daba besos a todos los compañeros de trabajo". Eso sí, un solo beso, como es la costumbre porteña. La migración latina a Estados Unidos, nos cuenta la corresponsal Sara Canals, también ha provocado que haya "muchos desencuentros entre 'besucones' y partidarios de la mano o el abrazo". En el Reino Unido, informa Lucas Font, "los besos entres hombres brillan por su ausencia", solo se besa en el núcleo familiar y en el trabajo "es más difícil ver un beso que cruzarte con el rey de Inglaterra".
Sólo hay un beso que tiende a desaparecer, el mítico de tía y abuela, el beso manchego que tanto ha popularizado Pedro Almodóvar en sus películas. Son unos que requieren coger la cabeza a lo "Yolanda Díaz", pero si los ponemos en plural es porque no es solo uno en cada mejilla sino tres en cada mejilla, en total, seis. Son besos intensos, sin separar los labios de una mejilla "¡muac, muac, muac!" y luego en la otra "¡muac, muac, muac!" El beso manchego, como nos apunta nuestra compañera de Campo de Criptana María Manjavacas, "debe sonar". Y a veces pueden dejar marca, como las que me sellaba de niño mi tía Paula, que en paz descanse.
Pepe Rubio
Redactor guionista de Hoy por Hoy. Llevo a antena las secciones "Desmontando mitos" , "Viaje de ida"...