Puente, Ayuso, las redes sociales y la educación
Ministro y presidenta pueden hacer lo que quieran: retratarse como lo que son, locuaces sin medida, libres y de verso y boca suelta. Y si nos gustan deslenguados, bancamos por los dos
Madrid
Mientras algunos dedicamos el sábado a hacer una paella con marisco, a colocar la decoración navideña y a ver una exposición sobre rótulos del Madrid antiguo, al ministro de Transportes le dio por bloquear en Twitter. Cada uno apura el puente de la Constitución como quiere.
Ángeles Caballero: "Puente, Ayuso, las redes sociales y la educación"
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La cosa fue más o menos así. Tras dos descarrilamientos en trenes de Cercanías en nueve días, a la altura de la estación de Atocha, la presidenta de la Comunidad de Madrid aprovechó sus redes sociales para constatar que lo sucedido es una muestra más del desprecio que el Gobierno central tiene por la región que preside. Y Óscar Puente, al que el altísimo tampoco ha llamado por el camino de la prudencia, le dijo a Ayuso que tranquilita, que a ver si se centra en hacer líneas de metro que no derriben las casas de la gente.
Tienen los dos razón. Los descarrilamientos han tenido lugar en semana y media (hubo un tercero en un Talgo) y 600 familias de San Fernando de Henares llevan dos años esperando una solución para sus viviendas tras las obras de ampliación de la línea 7B del metro.
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Puente y Ayuso se parecen en muchas cosas. Son ambos de estilo desahogado, desacomplejado, gusta a las propias parroquias y exaspera a las ajenas. Los suyos les perdonan cuando son faltones, les ríen a muerte las gracias, cuando dicen que les gusta la fruta, cuando lloran, cuando facturan. Son ambos el típico amigo que te gusta tener cerca porque sabes que dará la cara mientras a ti te faltan agallas, pero ¡ay si son de otra cuadrilla que no es la tuya! Dirás que no puede ser, que esas no son formas, que hasta ahí podemos llegar.
En las redes sociales uno elige la compañía, se oxigena como puede, silencia cuando se lo pide la mitad del cuerpo y bloquea con la otra mitad. Yo me he pasado la vida en redes sociales deseándole buen día al que me insulta, dándole las gracias por leer mis cosas, pero ya no.
No sé quién eres, no vengas a ensuciarme el portal, que acabo de fregarlo. Pon una foto al menos, y dime cómo te llamas. No me llames amargada si no puedo observar la carita que tienes y, en caso de que transmitas tristeza, pueda pedirte que vayamos juntas a que nos arreglen todo lo malo que tenemos, que igual nos hacen descuento.
Puente y Ayuso pueden hacer lo que quieran en redes sociales. Pueden retratarse como lo que son, locuaces sin medida, libres y de verso y boca suelta. Y si nos gustan deslenguados, bancamos por los dos. Y si queremos gente educada, entonces nos parecerá mal que pasen el sábado alimentando el algoritmo, pudiendo hacer cualquier otra cosa. Qué sé yo, arreglando el Cercanías, arreglando la línea 7B de metro.
Ángeles Caballero
Periodista. Colabora en 'Hoy por Hoy', con Àngels Barceló. Escribe en El País. Y habla en La Sexta.