Mascarilla
"Un evidente diminutivo de máscara, que nos llegó del italiano 'maschera' y lejanamente del árabe 'masharah', idioma que nombraba con este término a lo que es objeto de risa"

Madrid
Las mascarillas han vuelto a la actualidad y hoy traemos aquí la palabra, un evidente diminutivo de máscara, que nos llegó del italiano 'maschera' y lejanamente del árabe 'masharah', idioma que nombraba con este término a lo que es objeto de risa. Hoy tenemos mascarillas cosméticas para la cara o el cabello, mascarillas mortuorias y estas otras mascarillas de las que volvemos a hablar en estos días: las que nos protegen de posibles contagios cubriéndonos la nariz y la boca.
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Pero el tránsito de este término desde el árabe al castellano, pasando por el italiano, no se detuvo en la península. En muchos países de América llaman a la mascarilla cubreboca o tapaboca, también en plural, cubrebocas o tapabocas. En Argentina, Bolivia Paraguay y Uruguay lo llaman barbijo, y en Cuba y Nicaragua, nasobuco. Tanto barbijo como nasobuco entraron en el diccionario académico ya en este siglo, mientras el término tapaboca está recogido desde su primera edición hace tres siglos. Y quizás causase problemas a algún cliente que se cruzase con un farmacéutico malencarado que, al pedir un tapaboca, le devolviera un mandoble, porque tapaboca es también un golpe en la boca a mano abierta.





