Alberto San Juan: "Hay que desarticular esa idea de que ser español es una dificultad para convivir entre nosotros"

Madrid

Una pregunta en voz alta y una respuesta que viaja hasta 1492, cuando Cristóbal Colón descubría América y la Historia daba carpetazo a la Edad Media, esbozada en un escenario básicamente despoblado de casi todo, con la sola compañía de una orquesta y su única voz durante algo más de hora y media. Es Alberto San Juan el que se pregunta y trata de contestar qué es ser español en el espectáculo "Macho grita", que a partir del 16 de enero podrá verse en el teatro Pavón de Madrid. Al mismo tiempo, puede que desde el 19 de enero, además de ir al teatro, puedan verlo también en la plataforma Disney Plus, embutido en el traje de Cristóbal Balenciaga, el mayor estandarte de la alta costura en la historia de la moda.

No es que a estas alturas Alberto San Juan haga en el mundo de la interpretación lo que quiera y cuando quiera, aunque es verdad que todo lo que hace llega y llena, reflejando una etapa feliz para uno de los fundadores de la compañía Animalario o el dos veces ganador del premio Goya por cintas como "Bajo las estrellas" o "Sentimental". "En la medida en que voy cumpliendo años tengo la certeza de que el único consuelo de ir sumando edad es crecer en el sentido de sentirme más libre y poder vivir mejor. Asumir la frustración que las cosas no son como el bebé querría, porque el mundo no gira en torno a uno".

De esa extenuante demostración interpretativa, la de subirse solo a un escenario durante una hora y media o asumir el protagonismo en casi todas las escenas de una serie como "Balenciaga" reconoce un hecho curioso. "Yo no siento ningún miedo a subirme solo a un escenario lleno de espectadores con un texto por delante durante más de hora y media, pero, curiosamente, sí me da miedo en un rodaje escuchar la palabra acción. Son trampas de la cabeza que ojalá me quite, pero lo cierto es que a los 55 años que tengo, sentirse como el niño de pantalones cortos queriendo agradar a papá o al profesor en lo que estoy haciendo es agotador", señala San Juan.

Agotador le resulta también preguntarse por qué ser español todavía hoy y, desde luego a lo largo de la Historia, se identifica mucho más con un conflicto que con una mera definición identitaria. "Estar dándole vueltas a qué es ser español es un aburrimiento, lo malo es que eso puede derivar en ciertos niveles de violencia, por lo tanto es algo a lo que hay que prestarle atención para desarticular esa idea de que ser español, de una u otra manera, es una dificultad para convivir entre nosotros". Y explica que esta obra, Macho grita, "nace de las ganas de vivir mejor y para vivir mejor hay que convivir mejor y es mejor convivir con gente que piensa diferente. Y en esa pregunta surge "lo macho", "un sistema de poder jerárquico basado en la voluntad de dominio y en la voluntad de derrota del diferente, del disidente o del que tiene otro color de piel. Desgraciadamente estamos en un momento crítico en el que además de un fuerte movimiento de emancipación que nos sirve para vivir mejor hay una reacción fortísima que se materializa institucionalmente en el ascenso de la ultraderecha".

De su participación en la serie que trata de poner luz a la vida y la trayectoria del modisto Balenciaga asegura que es "el trabajo de más dimensión e importancia audiovisual al que me he enfrentado nunca. Tanto que -precisa Alberto- no sé si volverá a sucederme". Una exploración complicada porque del modisto vasco se sabe muy poco. "Cuando me dieron el papel me fui a internet y enseguida se acabó la poca información que existe de su persona: no existe su voz grabada, apenas dos docenas de fotografías, unas imágenes de él trabajando en el taller y algunos testimonios de la gente que le era cercana".

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Para gestionar cómo dar voz y vida a un personaje real como Balenciaga, del que tan poco se sabe, San Juan tiene claro que "es fundamental, cuando se cuenta la historia de alguien que ha existido, tener la intención de ser honesto, porque la objetividad es imposible, todo el mundo mira desde un lado y hay que procurar que la mirada sea amplia y rigurosa. Se ha sido muy fiel y riguroso con los datos. Por ejemplo, ¿Balenciaga era apolítico? El dato objetivo es que nunca se pronunció públicamente sobre cuestiones políticas, nunca, de ahí se deduce que podría serlo". El resto tiene que ver con el esfuerzo, el de hablar en francés y euskera, cuando no habla ninguna de esas lenguas o de familiarizarse con un mundo desconocido como el de la moda. "He tenido que aprender a manejar unas tijeras o a tratar las telas o coger una aguja... Y ahora siento, después de haber hecho esta serie, que comprendo profundamente al menos al Balenciaga que hemos imaginado. Lo comprendo y lo quiero", concluye.